. La independentista épica contra el Estado de Derecho, inunda el centro de Barcelona. Veremos si la simple racionalidad vota en las elecciones autonómicas. Por cierto, la bandera institucional de Cataluña, la senyera, desaparecida en combate, trapo mojado. EQM.
.
De épicas y perplejidades
La sectarización de la Diada en el sambódromo de la Meridiana -‘calle Mayor de la República catalana‘- ha logrado convertir esa fecha en una especie de decadente carnaval épico a modo de despedida del verano, como toda una bienvenida al equinoccio de otoño o al modo de entierro de la sardina en el que el pueblo llano disfruta con su festival y express transgresión de los valores vigentes, su interés por los instintos primarios, y su descaro frente a las instituciones y el simulacro del predominio del caos frente al orden.
El reino, por un día, del independentismo.
La épica hace estragos cuando de hacer política se trata. Hasta los juegos virtuales de la actual juventud desbordan, no inocentemente, épica. El venezolano Maduro se mantiene y mantiene en la cárcel al opositor, gracias a la épica.
El mundo racional se debate en cómo contrarrestar esa perniciosa épica. Y está comprobando de qué poco vale, desgraciadamente, la racionalidad.
La Diada del pasado viernes demostró, una vez más, que jamás la épica debe ser combatida con el argumento de la ‘algarabía’. Si los ignorantes que rodean el sofá del Mariano estudiaran algo de antropología sabrían de la importancia de la épica en los movimientos sociales. Véase, por ejemplo, le actual épica del éxodo sirio frente a la paralizante preplejidad europea.
Sin esperanza, proyectos de futuro, ilusiones, principios, metas que encandilen a las masas, no hay bienestar racional que pueda enfrentarse a la locura. Porque esto es una locura plena de épica que el mamporrero tercerismo no hace sino alimentar.
Paris también tuvo un mayo del 68 que fue creciendo hasta que el general De Gaulle decretó la disolución e ilegalización de los grupos polulistas de extrema izquierda y prohibió las manifestaciones callejeras durante dieciocho meses, además de ilegalizar una decena de colectivos ‘revolucionarios’, prohibir sus publicaciones y arrestar a varios de sus líderes.
La kale borroca vasca también crecía como la espuma y se liquidó con autoridad.
Aquí el equivalente sería la suspensión de la autonomía por el Senado, como hizo por cuatro veces el Reino Unido con Irlanda del Norte.
Lo que está ocurriendo es que en este país se ha orillado el ‘permiso de la autoridad’, la propia autoridad del Gobierno del Estado, a manos de la autoridad de quien representa ordinariamente a dicho Estado en Cataluña. Me imagino la cara de perplejidad con la que los corresponsales extranjeros contemplarían lo que ayer ocurría en Barcelona y, sobre todo, insisto, que tal ‘levantamiento’ se produzca bajo el dictado de Artur Mas, el mencionado representante estatal en la región.
Sólo por eso el Presidente del Gobierno debería estar despachando consultas con el Jefe del Estado, presidiendo un gabinete de crisis de Estado y alertando a la cámara alta para una inmediato pleno en aplicación del art. 155 de la Constitución. Es decir, tomando las medidas establecidas constitucionalmente ante una Comunidad Autónoma que no cumple las obligaciones que la Constitución u otras leyes le imponen, que actúa de forma que atenta gravemente al interés general de España.
Y Mariano, viéndolas venir.
Serán muchos, aunque no tantos, pero no convencerán: también porque los demócratas somos más, porque la soberanía reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado y porque el Estado de Derecho tiene en su mano la legítima defensa que establece la Constitución.
pd.-
Y, mientras tanto, el mismo día 11, El País nos cuenta que El Jefe del Estado acompaña a sus hijas en su primer día de colegio. Normalidad en España.
Lamentable, en mi opinión, la tolerancia del Junta Electoral Central al permitir que una Diada de todos los catalanes se convierta en 7 horas de una campaña electoral monopolizada sectariamente,televisada a todo meter y compensable de aquella manera.
•
Ilustración de Eulogia Merle [Argentina, 1979] en El País, 130915.
•
El CIS definitivo
La convivencia colectiva no puede romperse por muchos votos que obtenga quien quiere violar la ley
QUE dice el CIS que sí pero no. O que no pero sí. Que escaños sí, pero votos no. Que escaños no, pero con los Sandalios sí. Que juntan entre todos menos del 50% de los que piensan ir a votar, que vaya usted a saber cuántos serían de celebrarse ahora la elección, pero que con eso se bastan para tener la mitad más uno de los parlamentarios y, por lo tanto, poder salir al balcón a anunciar la venida de la Arcadia Soñada. Sin embargo, las cifras no engañan del todo. El 44% de una participación del 70%, por ejemplo, no llega al 35% de los votantes, que aún es menos si se cuenta al total de la población catalana, lo cual invita a pensar que esa imagen de las masas oceánicas volcadas con rabia y determinación por la independencia de Cataluña es un churrete.
Pero les bastaría a su imaginario estético, lleno de relato épico, para sentirse ungidos por el pueblo. Mas y sus mariachis, no obstante, cada vez que se acercan a sus objetivos alejan la cinta de la meta: ahora aseguran que no sería inmediata la proclamación de la charlotada y que deberían primero formalizar internacionalmente su iniciativa, que es como decir que se dan un tiempo para ver qué se les ocurre para salir invictos de algo que, en el fondo de sus intelectos apestados de sentimentalidad, saben que no es legal y, por lo tanto, imposible.
Hoy, en esa Diada nacida del retorcimiento de la historia, de la pendencia medieval de un par de Casas Reales, se vivirá de nuevo el fervor festivo que todos los partidarios de la causa –más algunos turistas autóctonos– desarrollan cada año con precisión coreana. Serán muchos y podrían llenar la Plana de Vich. Pero nadie, o muy pocos, reparan en los que, desgraciadamente, se quedan en casa cuando son llamados a renovar el Parlamento catalán. El CIS no puede contarlos y yo tampoco, sin embargo deberían ser el objeto de deseo de aquellos que aún tienen la cabeza sobre los hombros, llámese Unió, PSC, Ciudadanos o PP. Si esta vez no se vuelcan puerta por puerta a pedir la participación y el voto, es que no han hecho caso de la amenaza que supone el lema «El voto de tu vida» que preconizan los levantiscos.
Es la hora de Susana Díaz, que tiene que patearse las calles de Barcelona y alrededores. Y Felipe González también. Como hizo Gordon Brown en Escocia, que resultó ser mucho más mayor que la mayoría de Pedristas que sólo saben decir que la culpa de todo la tiene Rajoy. Y Rajoy lo mismo, con ministros y valencianos y baleares. Y García Page, y Fernández Vara. Y Duran Lleida y Espadaler, cada uno en su demarcación. Y Rivera a todas horas del día. Y Borrell, aunque no le dejen entrar en TV3.
Y los empresarios a los que no les llega la camisa al cuello. Y también los sindicatos, si fueran decentes y no una cuadrilla de cobardones acomodaticios y acomplejados. Y Pablo Iglesias, explicando con claridad por una vez, por una sola vez en su vida, que los planes de Mas y el gordo y el flaco son una barbaridad que solo lleva a la frustración de la ciudadanía catalana que considera posible romper un Estado por las buenas. Y los líderes europeos, y los líderes vecinales de los alrededores de Barcelona (si es que no los han abducido ya). Y eso que se llama «gente de la cultura» de toda España.
Y así hasta el agotamiento. Porque la convivencia colectiva no puede romperse por muchos votos que obtenga quien quiere violar la ley. Porque esas elecciones no son un plebiscito, son un recuento de parlamentarios autonómicos.
Y ya veríamos entonces qué diría el CIS definitivo.
•
El 22 de septiembre, a las 18 horas, en el Ateneo de Madrid. C/ Prado 21.
.
Libres e Iguales: «Hoy los nacionalistas han levantado un muro de exclusión en Cataluña»
Prepara para el día 22 un acto ‘Por la responsabilidad civil’ con Vargas Llosa, Nicolás Redondo, Savater, Boadella o Arcadi Espada
La diputada del PP y portavoz de la plataforma Libres e Iguales, Cayetana Álvarez de Toledo, ha asegurado este viernes, coincidiendo con la celebración de la Diada en Cataluña, que «hoy los nacionalistas han levantado un muro de exclusión» en esta comunidad autónoma.
En declaraciones a Europa Press, Álvarez de Toledo ha señalado que la manifestación convocada por la Diada es «un desfile contra la democracia y la libertad» que «encuadra, divide, segrega, excluye, enfrenta y señala a los ciudadanos». A su entender, todo esto se produce «al servicio de un proyecto liquidacionista de la convivencia democrática».
«El secesionismo ha convocado para esta tarde en Barcelona lo que llaman una ‘vía libre’. No es una vía libre, sino un muro de exclusión no sólo entre españoles, sino entre los propios catalanes», ha abundado Álvarez de Toledo.
DIADA, «PRIMER MITIN DE CAMPAÑA»
La portavoz de Libres de Iguales ha explicado que el 11 de septiembre «nunca ha sido en realidad la fiesta de todos los catalanes» sino «la conmemoración de una guerra civil entre catalanes y entre españoles» en la que «nunca» ha habido «un ánimo de reconciliación».
Pero en este momento, ha proseguido, la fiesta de la Diada se ha convertido «en el primer mitin de campaña de un movimiento político segregador». «Hoy el nacionalismo ha levantado un muro de exclusión en Cataluña. Un muro de exclusión no sólo entre españoles, sino entre los propios catalanes», ha resaltado.
ACTO EN MADRID «POR LA RESPONSABILIDAD CIVIL»
Precisamente, la plataforma Libres e Iguales va a convocar un acto –bajo el lema ‘Por la responsabilidad civil’– el próximo 22 de septiembre en Madrid y en el que participarán una veintena de personas.
Según Álvarez de Toledo, los ponentes representan «lo mejor de la intelectualidad española». «Son personas reconocidas por su firme compromiso democrático y su claridad y valentía en defensa de los valores constitucionales de la libertad y la igualdad ante la ley», ha manifestado.
En la lista de participantes figura, entre otros: Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Nicolás Redondo Terreros, Albert Boadella, Arcadi España, Félix de Azúa, Carmen Iglesias, Andrés Trapiello, Francisco Sosa Wagner, Joaquín Leguina, José María Fidalgo, Santiago González, Teodoro León Gross, Federico Jiménez Losantos, y Gabriel Tortella.
•
Viñeta de El Roto [A. Rábago, España 1947], para El País, 130915.
.
Psicopatología del nacionalismo
Juan M. Blanco en Vozpópuli, 090915.
Artur Mas continúa, no ceja en su proceso hacia la independencia acompañado de esa oligarquía de políticos, empresarios e «intelectuales» que vislumbran un horizonte con más poder, favores, mercados cautivos, prebendas e impunidad. Myores ventajas a costa de los crédulos. Más difícil resulta comprender los motivos que llevan a muchos ciudadanos corrientes a sucumbir ante esos cantos de sirena, a comulgar con ruedas de molino, a emprender la marcha, obnubilados por la melodía del nuevo flautista de Hamelín, a caminar por una senda peligrosa para la convivencia, la libertad y el pluralismo político. ¿Cómo puede explicarse este fenómeno?
En The Psychology of Nationalism, Joshua Searle-White señala que la potenciación de la identidad y la autoconfianza, en un mundo de dudas e inseguridades interiores, es el mecanismo psicológico que alimenta el nacionalismo. Identificarse con una nación, inventada o imaginada, permite al individuo ganar autoestima, atribuirse las cualidades, nunca defectos, que el discurso nacionalista asigna a esa idealizada colectividad. Para ello es necesario crear un enemigo contra el que definirse, alguien a quien traspasar todos los males, vicios, defectos y, por supuesto, la culpa.
No intenten discutir, aportar datos objetivos. Como conjunto de ideas fanáticas, cerradas en sí mismas, el nacionalismo se muestra refractario a argumentos razonados. Sus conceptos no van dirigidos al intelecto, a la parte racional de los individuos, sino a las vísceras, a los impulsos más básicos, a esa parte primitiva, impulsiva e irracional que todos llevamos dentro. Pertenece al grupo de doctrinas que recurren a retorcidas técnicas de propaganda, tergiversan la educación, la historia, manipulan las emociones de la masa fomentando odio, desprecio, transferencia de culpa hacia otros.
Una creencia mesiánica
Como nueva religión laica, como creencia mesiánica, el nacionalismo hace creer a la gente que goza de cualidades excelsas, superiores, tan sólo por pertenecer al grupo. El paraíso se encuentra a la vuelta de la esquina, solo a falta de liberarse del yugo de los opresores. Profesar la nueva fe constituye un atajo, una vía muy cómoda, exenta de esfuerzo, para sentirse justo, cabal, repleto de razón. Para considerarse víctima, adquiriendo enorme superioridad moral y derecho a un trato de favor. No es necesario esforzarse, emprender el largo y costoso camino de la auténtica superación personal. Basta con convertirse, identificarse, ser, comulgar con la tribu, con sus jefes, para recibir instantáneamente los dones del Espíritu Santo.
Lauren Langman, en The Social Psychology of Nationalism sostiene que «el nacionalismo presenta una visión torticera de las relaciones entre grupos, distorsiona las intenciones de los otros y promueve una elevada visión del ‘nosotros’ frente a un deshumanizado, psicopatológicamente peligroso ‘ellos’, con el fin último de lograr una adhesión total a sus líderes. Los dirigentes nacionalistas, a través del control de los medios, tratan de manipular al público presentando a los ‘otros’ como un peligro inminente para ‘el pueblo’, su bienestar, honor y dignidad. Cuando el nacionalismo cae en el ‘pensamiento de grupo’, se vuelve impermeable a la razón.»
Muchos pensarán que, con tan burdos argumentos, el nacionalismo sólo podría manipular a patanes, necios e ignorantes. Pero no es así. También atrapa a muchas personas inteligentes y cultas porque no se trata de una mentira cualquiera sino de una fábula que contiene todo el delicado material con que se tejen las fantasías, los sueños, el miedo, la angustia, las dudas sobre la propia identidad. Ese cuento de hadas que todo niño desea escuchar. Un enfoque maniqueo, de buenos y malos, que arrincona la responsabilidad individual, diluyéndola en la dinámica de grupos.
Los auténticos héroes
El nacionalismo no se limita a alentar una identidad colectiva, a crear en el individuo una afinidad hacia sus cercanos, una identificación con la comunidad en la que vive. Si todo quedase ahí, sería hasta loable. El peligro surge cuando la identidad que promueve es excluyente, cuando no sirve para cohesionar la sociedad sino para dividirla en mitades irreconciliables. Es nocivo, extremadamente dañino, cuando difunde una distorsionada imagen del «otro», inventa viejos agravios, fomenta la enemistad, el enfrentamiento. Cuando inocula en las gentes maldad, odio, menosprecio del vecino, conduciendo a la discriminación, a la xenofobia, a una quiebra de la convivencia. Una conducta que sería perseguida como grave delito en cualquier país menos acomplejado y pusilánime que el nuestro.
Pero el Régimen de la Transición creó el caldo de cultivo perfecto para la difusión de estas creencias. El pacto entre oligarquías corruptas otorgó a los nacionalistas manga ancha para actuar a voluntad en sus territorios… siempre que guardaran las formas, la apariencia de legalidad. Mientras, la ideología nacionalista quedaría blindada contra la crítica por un terrible tabú, el único, de los muchos establecidos, que todavía permanece en pie. Y se beneficiaría de la extendida impunidad de los poderosos, la de quienes pertenecen a un importante grupo de presión. Con su llamada a la independencia, Artur Mas no ha vulnerado exactamente el fondo, pues en la práctica puede hacer lo que le viene en gana, con independencia de lo que señalen las leyes. Pero sí las formas, la apariencia, ese decorado de cartón piedra en que se basó el Régimen. Nuestros miopes y acomplejados gobernantes se apestarán a negociar para que las aguas regresen al acostumbrado cauce, para que la independencia se produzca de tapadillo, por la vía de los hechos, de facto pero no de iure.
Mas y sus adláteres no pretenden sólo el poder: también la gloria. Pasar a la historia como héroes, titanes de un nuevo mito fundacional. Pero su comportamiento muestra poco heroísmo o valentía; más bien egoísmo, abuso, mezquindad y, sobre todo, falta de escrúpulos. Los verdaderos héroes, aquellos que merecen admiración, respeto y reconocimiento de todos los españoles son esos catalanes no nacionalistas que, abandonados a su suerte por los sucesivos gobiernos de España, han osado levantar la voz, resistido la manipulación, la interesada presión de oligarcas y caciques, preservando las ideas que inspiraron la Ilustración, hoy denostadas y pisoteadas. Han levantado la antorcha de la razón allí donde su ausencia produce auténticos monstruos.
••
•••
Notas.-
Enlaces [en azul cuando se trata de textos ajenos] y corchetes son aportados por EQM. También, por razones discutibles de legibilidad en internet, el incremento de párrafos en textos ajenos, respetando el contenido, que puede leerse en el original pinchando el enlace.
rev prensa dijo:
Alfons López Tena / Notario y ex vocal del CGPJ
«Cataluña jamás será independiente»
Alfons López Tena (Sagunt, 1957), notario, militó en CiU en el periodo 1989-2010 –fue, junto a David Madí, el único miembro del Consell Nacional del partido que se autodefinía como independentista–. A propuesta de CiU, fue vocal del Consejo General del Poder Judicial ente 2001 y 2008. Autor del libro Catalunya sota Espanya. L’opresió nacional en democràcia (2007), fue uno de los animadores y organizadores de las consultas municipalistas por la independencia, una serie de votaciones en las que centenares de ayuntamientos participaron desde 2009 hasta 2011. En 2010 crea, junto a Joan Laporta, expresidente del FC Barcelona, y Uriel Beltran, el partido independentista Solidaridad Catalana per la Independència, con el que accede como diputado al Parlament de Catalunya en su novena legislatura –2010-2012–. Hoy es un partido extraparlamentario, en el que López Tena ha abandonado responsabilidades y militancia. La razón: no cree que en la sociedad catalana haya un debate serio por la independencia, con pretensiones reales de crear un Estado independiente. Ni siquiera, ahora, en estas elecciones que se presentan como plebiscitarias. «No va a pasar nada”, dice. ¿Pruebas? “La Bolsa no ha bajado, la Monarquía no está preocupada, y PP, PSOE y C’s no han hecho una lista común. No hay nada por lo que preocuparse. Esto será lo de siempre». En esta entrevista habla sobre la verosimilitud, el alcance y la lógica del Procés Català, desde que fue adoptado por la Generalitat como política gubernamental.
El Procés Català tiene dos tramos. Uno popular, ciudadano, y otro, posterior, gubernamental, iniciado cuando el Govern de la Generalitat asume la propuesta inicial de una consulta ciudadana. ¿Cómo se incorpora usted al proceso inicial nacido tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estado?
Mi trayectoria viene de antes, y cambia a mi paso por el Consejo General del Poder Judicial. Allí comprobé que los planteamientos del catalanismo de conseguir mayor poder y competencias dentro de España estaban abocados al fracaso. A partir de entonces es cuando me dediqué a una serie de actividades, tendentes a substituir y liquidar el catalanismo, para convertirlo en un movimiento a favor de la independencia. Sería 2006 o 2007, una cosa así.
¿Y qué trayecto recorre este movimiento ciudadano hasta el 2012?
La primera cuestión era cambiar el planteamiento. Es decir, conseguir una hegemonía intelectual. Esto se ha conseguido. El hecho de que en España no haya nada que hacer, y que por lo tanto el único objetivo factible y que resuelve las cuestiones es la independencia, es algo ya extendido en Cataluña. Eso se consiguió en muy poco tiempo. Caló profundamente y hubo un movimiento popular no controlado por los partidos políticos del Régimen ni, por tanto, por los autonomistas, ni por los catalanistas, que explosionó construyendo referéndums sobre la independencia en toda Cataluña. Las instituciones españolas como las catalanas, como los partidos, tanto los españoles como los catalanes, e incluyo aquí tanto a Convergència como a Esquerra, lo bloqueaban, con el argumento de «no se puede», o “no nos dejan”, exactamente igual que dicen ahora. La decisión fue, entonces, la de organizarlo por nuestra cuenta. Y organizarlo al margen de las instituciones y con plena legalidad. Esto se extendió por toda Cataluña. Es en ese momento cuando empezó “el imperio contraataca”. Es decir, a partir de ahí es cuando Convergència y Esquerra ven que pueden ser desbordadas, y ante eso lo que hacen es convertir el independentismo en un movimiento folclórico, sin objetivos políticos, sin finalidades políticas, y basado en una especie de terapia de autoayuda, en que la gente se encuentre feliz y contenta, que es la fase en la que están, a efectos de conseguir votos y seguir como siempre. Es la queja respecto a Madrid: “No nos dejan”, “son muy malos”, el victimismo de siempre, que produce los votos suficientes para controlar los presupuestos y los nombramientos de cargos que da una autonomía, o que dan unos ayuntamientos. Es decir, estamos en el catalanismo de siempre, el catalanismo de Macià, el catalanismo de Companys, el catalanismo de Cambó, el catalanismo de Prat de la Riba, el catalanismo de Pujol. Estamos en una continuación de algo que sigue siendo lo mismo, una suerte de Partido Regionalista Cántabro.
Entonces, a partir de lo que usted señala, ¿debemos entender que el proceso, en su tramo gubernamental, no ha existido?
Sí que existe. Lo que existe es un comunitarismo kumbayá [canción de acampada y boy-scouts], que es un bucle. Un bucle que consiste, permanentemente, en estar prometiendo lo mismo y no cumpliéndolo. La cuestión de fondo es la siguiente: ¿cuál es la ideología del catalanismo, en definitiva? ¿En qué consiste el catalanismo desde su nacimiento hasta nuestros días? ¿Y en qué consisten sus proyectos y objetivos políticos? Para no hacerlo muy largo, en tanto que su revista no es de ciencia política, yo diría que consiste en una especie de comunitarismo, que su avatar más moderno es una especie de compromiso histórico entre Montserrat y el PSUC. Es aquello que hace que se puedan abrazar Artur Mas (CDC) y David Fernández (CUP), porque comparten la misma ideología y la misma concepción del mundo. Un comunitarismo basado en nada de disidencia, nada de pensamiento, nada de crítica, sino todos juntos. Lo que importa es que estemos juntos para no hacer nada, para no conseguir nada. Simplemente para estar juntos, para resistir y decirnos a nosotros mismos que somos los mejores. A partir de ahí el proceso ¿en qué consiste? En eso.
No obstante, la prensa española informa que se vive un desafío a la legalidad, y la prensa catalana informa de unos pasos sorprendentes e inapelables hacia un nuevo marco político…
Naturalmente. Porque ambos se retroalimentan. Sucede eso también con los partidos españoles y con la propia ideología española, de la que no estamos hablando, por otra parte. Aquello que constituye la ideología de constitución del Estado y de la nación española. Se retroalimentan, porque a los unos les interesa decir que existe y por tanto votadnos para que siga existiendo, no para conseguir nada sino para que siga existiendo, y a los otros, a la parte española les interesa decir quiero un gran desafío, votadnos, que somos los que lo paramos, lo pararemos, e impediremos la ruptura de España. Es decir, en ambas partes, para poder jugar a ser san Jorge, se necesita un dragón. Para España el dragón es el Procés, y para los procesistas el dragón es España. Ambos tienen un dragón y ambos se necesitan.
La primera emisión del Procés gubernamental finalizó como el rosario de la aurora, tras una consulta simbólica. ¿Cómo se explica que esto no suscitara ningún tipo de resquemor, de crítica en una sociedad que quería verdadéramente un cambio?
Porque no se quiere ningún resultado, no se pretende ningún resultado. Se está refiriendo usted supongo a la patochada aquella del proceso participativo. Hace tres años hay unos partidos que se presentan a las elecciones, en las que yo estaba en ese momento en mi partido, Solidaritat, diciendo que la independencia se hace como se hacen las independencias: de una manera unilateral y, por lo tanto, con confrontación. Jamás habrá acuerdo con España, en fin, para conseguir la independencia. Frente a eso, hay otros partidos –Convergència, Esquerra y CUP– que se presentaron diciendo: la independencia se puede conseguir con el diálogo, con el acuerdo, con la sonrisa y con el amor. ¿Cuál era la propuesta de estos partidos? Que construirían estructuras de Estado, que harían un referéndum a años vista. ¿Qué es lo que en la práctica han hecho? Una tercera vía, de la que nunca se habla explícitamente: repartirse cargos, presupuestos, cuentas. ¿Qué es lo que ha ocurrido en estos tres años? No han hecho ninguna estructura de Estado, como es normal, porque es imposible. Es decir, no puedes tener estructuras de Estado si no eres Estado. No hicieron un referéndum y lo convirtieron en una fiesta kumbayá, de la cual no surge ningún resultado. Pero es que la cuestión de fondo es que la gente no quiere resultados. Es decir, los catalanes que se remiten a esto no quieren resultados, quieren sentirse satisfechos, quieren sentirse los buenos, y quieren por lo tanto ser permanentemente frustrados por España, para así poder decir: somos los mejores. Por eso no reaccionan ante un engaño tan manifiesto como aquel. Por eso ahora están movilizados para volver a votar lo mismo. Con las mismas promesas. Porque les vuelven a prometer exactamente lo mismo. Que construirán estructuras de Estado, y que ahora prepararán una Constitución dentro de España y que harán un referéndum dentro de España para aprobar esa Constitución.
¿Dentro de España?
Sí, dentro de España. Sin una independencia previa. Mire el programa. Es lo que proponen. Lo han hecho público. Tanto la coalición Convergència-Esquerra, como la CUP. Proponen exactamente lo mismo, es decir lo mismo que hace tres años, y llegarán al mismo resultado, a la nada. Porque basta con que España diga que no, que dirá que no, y ante ahí es el bucle perpetuo. Pero es el mismo bucle en el que estuvieron antes ciento y pico años para conseguir la autonomía. Exactamente el mismo.
¿El final de este episodio puede ser una reforma constitucional española, que admita cierta plurinacionalidad, y cierto, y poco sexy, federalismo?.
No. ¿Para qué? España les tiene tomada la medida. ¿Para qué? España solamente ha hecho concesiones, que fueron una autonomía de chicha y nabo, en el año 31, con el cambio de régimen. Y otra autonomía de chicha y nabo en el año 75-76, con el cambio de régimen. Eso es todo. Por lo tanto, para qué tienen que hacer ninguna concesión, si saben de sobra que esto es de risa, que esto va de broma. Y que lo único que se trata es de vez en cuando hacer una movilización, una especie de procesión también kumbayá, con la base de la alegría y de la fiesta. Es como si me dijeras que ahora va a hacerse una reforma de la Constitución española porque se hace una procesión en los pueblos el día de la santa patrona o del santo patrón. Y que por tanto se ha de declarar España confesional, católica, porque esas procesiones indican que hay una gran demanda política de confesionalismo. Es lo mismo. Esto viene de antiguo. El hecho de acabar con las concesiones, las transferencias, etcétera, etcétera, sucedió con Felipe González, no con Aznar. Aznar hizo las mínimas para la investidura, de chicha y nabo, y desde entonces no ha habido absolutamente nada más. Ni con Zapatero, ni con Rajoy, ni por la parte catalana, ni con un tripartito de izquierdas, ni con el PSC, ni con Convergència, ni con el proceso, ni con nada. Porque no es necesario. No es necesario porque ya se han dado cuenta de una cosa hace tiempo. Y eso es lo que yo vi en Madrid. Eso es lo que vi en el Consejo General del Poder Judicial. Por eso pensé que había que cambiar. Se han dado cuenta de una cosa: que los catalanes están encantados con no conseguir nada porque eso los reafirma, que eso es lo bueno.
En ocasiones, ha soltado alguna interpretación de todo ello relacionada con el psicoanálisis.
Di una conferencia una vez, una mesa redonda, en realidad, hace un par de años, en Girona. No obstante, no es tanto de psicoanálisis como una cuestión de análisis político, si tomamos una línea digamos moderna. Muy basada en Zizek, en Laclau, en este tipo de planteamientos. Que sí que beben mucho de planteamientos lacanianos.
¿Defiende, por tanto, que esto no es tanto una lucha por un cambio, como una lucha por tener razón?
No, es una lucha por tener la satisfacción de ser los buenos. La razón ya se la dan a sí mismos. Yo creo que tienen la razón, por otra parte, en el sentido de que la independencia es necesaria. Pero la diferencia es que no están dispuestos a hacer nada para conseguirla. Lo que quieren es sentirse permanentemente frustrados, porque así tienen la satisfacción de ser los buenos. Es un narcisismo ante el padre castrador. Y por tanto es un narcisismo que requiere de padre castrador, que le manda el padre castrador y que desea el padre castrador.
Y la castración.
Sí. Por eso, mire estos últimos años, no han recibido más que palos. Y a cada palo cada vez más contentos.
Esta segunda edición del proceso se inicia con una Convergència y una Esquerra unidas. ¿Son una misma cultura? ¿Esto puede ser duradero? ¿Qué es? ¿Es una Gran Coalición?
Son la misma cultura, la cultura del catalanismo. Por eso, en honor a la verdad, acaban decidiendo lo mismo, acaban haciendo lo mismo y acaban abrazándose. Porque son exactamente lo mismo, de la misma manera que podrías decir que los partidos españoles responden a una cultura política conjunta. Después de eso ya vendrá la lucha interna por la hegemonía, y por los cargos, y por la pasta, por decirlo de una manera menos fina y menos elegante que la hegemonía. Y ahí sí. Pero, claro, cuando esa hegemonía, o esos cargos y esa pasta, están en riesgo, es cuando se abrazan como si fueran boxeadores sonados que se sostienen en el ring abrazándose. Que es lo que han hecho ahora Convergència y Esquerra. Porque mire un pequeño detalle que no se está percibiendo. Convergència y Esquerra siempre habían tenido, desde el año 84, mayoría absoluta en el Parlamento de Cataluña. En estas elecciones por primera vez la perderán. Si se hubieran presentado por separado también la perdían. Simplemente es que, ante una situación de pérdida de apoyos y de votos, lo que han hecho ha sido ir juntos para disimularlo. Los dos. Porque la pérdida era de los dos y el disimulo es de los dos. Y los dos juntos tendrán menos que lo que han tenido en los últimos 31 años.
¿Cómo se ha organizado la asignación de puestos en la lista?
Como siempre, a dedo. ¿Y cómo se ha hecho la asignación de puestos en la lista de la CUP? Exactamente igual, a dedo. Se reúnen unos cuantos en una habitación y en esa habitación deciden pues tú el primero, tú el segundo, tú el tercero, tú el cuarto, tú el quinto. Hoy la Ley Electoral obliga a que haya unas mujeres allí, una cosa rara, unas mujeres, un momentito, que vamos a ponerlas, y ya está. Y luego eso, en el caso tradicional se sometía a una ratificación. Eso es lo que hacían antes Convergència, Esquerra y han hecho ahora las CUP. Y en el caso de la lista de Convergència y Esquerra, ni siquiera. ¿Cómo se hacen las listas electorales? Mira la de la CUP cómo ha sido. ¿Por qué está el señor Baños de número uno? ¿Y el número dos, y el número tres? ¿De dónde han salido? De una decisión de la dirección, que decidió: tú uno, tú dos, tú tres. Y ante eso ya, a las bases se les somete. ¿Estáis de acuerdo con esto, sí o no? El 80, 90 o 99% votan que sí, y marchando, como siempre. Ahora ya, si entramos en los detallitos de por qué éste… Pues porque este le dijo al otro no se qué. Pero, en fin, no tiene mayor historia.
No obstante, es extrañísimo que el candidato presidencial sea el número cuatro. ¿Esto tiene algún tipo de precedente o ilustra alguna idiosincrasia local?
Esto responde a una cosa. En esta pequeña lucha, como decía, por los cargos y por la pasta pública, entre Convergència y Esquerra, Esquerra llevaba un año resistiéndose al hecho de ir en coalición con Convergència porque podía superar a Convergència. Pero esto se rompe en una famosa reunión entre CDC, Esquerra, Òmnium y ANC (Assemblea Nacional de Catalunya), en la cual Junqueras hace rendición incondicional. Luego Junqueras ha ido llorando por las esquinas, como le caracteriza, diciendo que es que no pudo resistir la presión de Convergència. Y cabe ahí un paréntesis, quien no es capaz de resistir la presión de Convergència, ¿será capaz de resistir la presión de España? Cerremos paréntesis. Entonces, al no resistir la presión de Convergència, y tener que darle a todo esto una apariencia de movimiento popular, algo que no es más que una coalición electoral de toda la vida, ahí vino primero la búsqueda de quién sería el número uno. Hicieron ofertas a varios.
¿A quién, por ejemplo?
Pues, mira, que yo sepa, a Josep Carreras, a Carles Viver Pi-Sunyer, o a alguno más estrambótico, que ahora no recuerdo, del estilo de Lluís Llach, cabeza de lista por Girona, del tipo ponga un famoso en su mesa. Todos estos fueron diciendo que no, por razones y motivos diversos, y entonces al final pues quedó Raúl Romeva. Luego, estaba claro, por imperativo legal, que tenía que haber dos mujeres, con lo cual ya las tenían, que eran las de ANC y Òmnium, que tan fielmente se habían sometido a todos los mandatos y estrategias que Mas había ordenado en los últimos cuatro años. Y de cara a esto, tanto le daba a Mas ir de número dos, teniendo en cuenta que no podía ir de número uno. Claro, aquí igual hay otro elemento, que usted conoce, pero que en España no suelen conocerlo, y es que en Cataluña esto de hacer oposición es de mal gusto y no se puede hacer. Por lo mismo, ganar también es feo. Con lo cual, quien gana, lo tiene que disimular. Hay que ser humilde, hay que ser modesto y tal. Por todo eso, Mas va de número cuatro. Forma parte de esa cultura kumbayá, en la cual los valores son los valores de los perdedores. Por eso jamás ganan la independencia, y por eso jamás harán un Estado independiente. Son valores de perdedores. Son los valores de la modestia, la humildad, la sencillez.
¿Valores protestantes?
No. Son valores franciscanos. En absoluto son valores protestantes. Ni siquiera son valores católicos. Son valores franciscanos. Por eso alguien había definido con mucho acierto a la CUP como el avatar franciscano del pujolismo.
Bueno, la última. ¿Ha abandonado el independentismo, si no estoy equivocado, o su militancia en él?
No. He abandonado Cataluña. Y no, no milito. He abandonado la militancia, pero es un abandono mucho más profundo. Los catalanes jamás conseguirán estos objetivos. Yo por eso no tengo nada que ver con esa mentalidad, con esa manera de hacer las cosas. Me resulta repugnante. Una Cataluña y unos catalanes como una provincia española, que se dedica a permanecer, no me interesa. Me interesa como un Estado. Y me interesa para conseguir un Estado independiente. Un Estado que es poder. No una cultura kumbayá de manifestaciones y procesiones. Y por lo tanto lo que he hecho ha sido dejar la vida pública catalana, no la vida política, sino cualquier tipo de actividad pública en la nación catalana. No me interesa. Lo que he dejado ha sido Cataluña.
¿Cree que esto será eterno? Este proceso de procesiones…
Sí, mientras dure el catalanismo. El catalanismo es eso.
Y ¿no le ve final?
No, el catalanismo es eso. Llevan más de un siglo haciendo eso, y seguirán haciéndolo. Luego habrá comportamientos electorales diferentes. Vamos a ver, salvo que pase algo. Pero una situación de una cierta estabilidad, un marco europeo, una democracia de baja calidad, lo que es España, y tal y cual, eso dura indefinidamente. Si lo que ocurre ya es un cambio de Régimen, una guerra y cosas de ese estilo, pues eso reparte de nuevo las cartas.
¿Una invasión de zombis?
Sí, una invasión de los ultracuerpos, cosas así. Bueno, había una frase de estas de las que se suele decir por aquí: nunca hay un viento favorable si no se sabe adónde se quiere ir. Y es lo que les pasa a estos. ¿Qué han hecho a lo largo del Procés? Con muchísimo menos se han hecho independencias en otros países de Europa y del mundo. ¿Qué es lo que hicieron cuando se hundió el Régimen de la Restauración y cuando el Rey salió huyendo? ¿La independencia? No. Para nada. Una autonomía de chicha y nabo. ¿Qué es lo que hicieron en el año 36 cuando el poder estaba en la calle? ¿La independencia? Nada en absoluto. ¿Qué es lo que hicieron en el 75 o 76? ¿La independencia, como lo que hicieron en la Unión Soviética? En absoluto. Y, ¿por qué? Porque desean España, quieren España. Y desean España porque es lo que les justifica, lo que les alimenta y lo que les da satisfacción moral. Y por lo tanto seguirán siéndolo siempre. Quieren serlo.
–
http://ctxt.es/es/20150909/Politica/2187/Catalu%C3%B1a-Lopez-Tena-Mas-independencia-Catalu%C3%B1a-Espa%C3%B1a-Catalu%C3%B1a-%C2%BFChoque-frontal-o-cortina-de-humo.htm
Me gustaMe gusta
rev prensa dijo:
Martín Alonso / Politólogo
“La indignación del 15M ha sido desviada en Cataluña por la vía identitaria”
El autor publica los dos primeros volúmenes de la trilogía ‘Catalanismo, del éxito al éxtasis’, en la que desmitifica el relato del Procès y analiza “cómo el pujolismo ha creado un país a su imagen y semejanza y definido una forma ortodoxa de ser catalán»
Las elecciones del 27 de septiembre en Cataluña reflejarán hasta qué punto la opción independentista es mayoritaria o no entre los ciudadanos. El politólogo Martín Alonso trata de explicar, en el libro Catalanismo, del éxito al éxtasis. La génesis de un problema social (El viejo topo), cómo ha sido posible ese ascenso y dominio del nacionalismo secesionista. Una investigación en forma de trilogía que en este primer volumen recoge una minuciosa desmitificación del relato del llamado Procès. A Alonso, sin embargo, no le interesa tanto la propia verdad o mentira del relato como el procesamiento de la percepción social que ha hecho indiscutible su verosimilitud. El segundo volumen, sobre La intelectualidad del “proceso”, acababa de llegar a las librerías cuando se realizó esta entrevista, vía Skpye, el 7 de septiembre.
Indiscutible verosimilitud no porque no se pueda discutir, ni porque falten elementos que la cuestionen radicalmente, sino porque ninguna discusión, por detallada y pegada a los datos y a los hechos que parezca, logrará ya que muchísima gente deje de creérselo. El autor de No tenemos sueños baratos’. Una historia cultural de la crisis (Anthropos 2015), no alberga ninguna esperanza de que su investigación vaya a lograrlo tampoco, dado que el conmigo o contra mí se ha instalado como marco sentimental de la discusión. “Cuando hablamos de cuestiones identitarias, la verdad del relato implica también la verdad sobre la autoestima del emisor o del receptor”, dice. Aun así, no se deja arrastrar. A los lectores de esta entrevista, les ofrece un compromiso mutuo: “Que sean lo suficientemente críticos como para desconectar de eventuales afirmaciones mías que no respeten el compromiso de no empeorar las cosas”.
Entiendo que para usted el estado de cosas es realmente grave.
Muy preocupante. Cuando los problemas se formulan en términos identitarios, tienen muy difícil solución. Porque son indivisibles y porque implican al sujeto que los defiende. Por eso una manera muy habitual de responder a esto son las réplicas ad hominem, o decir, no, usted no lo acepta porque es un nacionalista del otro bando.
Usted sitúa la génesis y el devenir del secesionismo en el eje arriba-abajo, y señala que en Cataluña hay un problema de representación. Una sobrepreocupación identitaria de las élites que no existe o no existía hasta hace muy poco entre los ciudadanos. ¿Cree que esa falla podría aflorar en estas elecciones con una mayoría de votantes que la desautorice?
Desde luego, si nos retrotrajéramos a cinco años antes, no estaríamos teniendo esta conversación. De manera que los estados mentales, las convicciones subjetivas también son contingentes. Recuerde por ejemplo el año y pico que estuvimos hablando del Plan Ibarretxe, que luego ha desaparecido de la agenda. No creo, sin embargo, que estemos en una situación parecida. Y no creo que sea fácilmente reversible la polarización en la que estamos ahora.
¿Cuáles son esas diferencias con respecto al momento Ibarretxe?
Hay notables diferencias. El Plan Ibarretxe no tenía el grado de implicación o de aceptación social que muestra el soberanismo actual.
¿A nivel de las élites o a nivel del conjunto de la sociedad?
A nivel de eso que se ha llamado después la “lluvia fina”. La manera como el pujolismo ha conseguido crear un país a su imagen y semejanza e ir, de alguna manera, definiendo una forma ortodoxa de ser catalán. Esto no existía en el País Vasco. Por varias razones. Obviamente, el papel de la lengua es diferente. La relación de la élite financiera y política con el nacionalismo también es diferente. El fenómeno de ETA también fue un elemento disuasorio. Y hay un elemento fundamental que tiene que ver con el segundo volumen de mi investigación y es que la posición de la academia y de los intelectuales en el País Vasco de ninguna manera es equiparable a las prácticas que está llevando a cabo una parte importante de la academia y de la cultura en Cataluña hoy.
La tesis del nacionalismo es que el desencadenante de este movimiento es la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, en 2010. Usted en cambio defiende que Mas ya entonces tenía trazadas sus líneas maestras, como la vía más recta para recuperar el poder para los nacionalistas, y cita incluso alguno de sus discursos de 2007.
A nivel de eso que se ha llamado después la “lluvia fina”. La manera como el pujolismo ha conseguido crear un país a su imagen y semejanza e ir, de alguna manera, definiendo una forma ortodoxa de ser catalán. Esto no existía en el País Vasco. Por varias razones. Obviamente, el papel de la lengua es diferente. La relación de la élite financiera y política con el nacionalismo también es diferente. El fenómeno de ETA también fue un elemento disuasorio. Y hay un elemento fundamental que tiene que ver con el segundo volumen de mi investigación y es que la posición de la academia y de los intelectuales en el País Vasco de ninguna manera es equiparable a las prácticas que está llevando a cabo una parte importante de la academia y de la cultura en Cataluña hoy.
La tesis del nacionalismo es que el desencadenante de este movimiento es la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, en 2010. Usted en cambio defiende que Mas ya entonces tenía trazadas sus líneas maestras, como la vía más recta para recuperar el poder para los nacionalistas, y cita incluso alguno de sus discursos de 2007.
En primer lugar, la sentencia se dictó en el verano de 2010. En la Diada de septiembre de 2010, hay 15.000 personas. En la Diada de 2011, hay 10.000 personas. Entre la Diada de 2011 y en la de 2012, tenemos el salto de esas diez mil personas al supuesto millón que había en la llamada primera vía. Obviamente, si el malestar hubiera sido la consecuencia del dato objetivo de la sentencia hubiera tenido que tener la traducción inmediata en la respuesta en la calle. ¿Qué pasa en 2011? En 2011 aparece el 15M. Y en mayo de 2011 la Plaza de Catalunya está inundada por los jóvenes que protestan contra los recortes. ¿Qué ocurre entre 2011 y 2012? Pues por decirlo de forma sumaria, que hay un desvío del foco de atención, desde la Plaza de Catalunya con la agenda social del 15M, al Born, es decir, a la construcción identitaria de 1714. En Cataluña, la indignación del 15M ha sido desviada por la vía identitaria. Naturalmente hay otros elementos, pero la crisis económica es fundamental para entender la circunvalación identitaria del malestar colectivo, que a la vez tiene una réplica, en parte populista, en la derecha española representada en el Gobierno actual.
¿En qué sentido son equiparables?
En el proceso de restricción de las libertades y de los derechos sociales, desde la reforma laboral hasta la ley mordaza. El Gobierno del PP emprende un reajuste legislativo de corte autoritario que tiene la misma plantilla que el Gobierno de la Generalitat, es decir los recortes, es decir, una política neoliberal.
¿El Partido Popular está también afrontando el problema catalán desde una visión partidista, intentando aprovecharse del achicamiento del voto del PSC?
Yo iría con mucho cuidado para responder a esta pregunta. En primer lugar, los marcos identitarios tienden a generar muchas disfunciones sociales. Por ejemplo, una de ellas es que favorecen los extremos en los dos polos de referencia. Lo que se llaman también coaliciones cruzadas: ERC a costa de los nacionalistas moderados y en el caso del Gobierno español, los sectores más reaccionarios o más centralistas del Gobierno con relación a los demás. No obstante, no querría yo establecer nada parecido a ninguna equidistancia. Los problemas identitarios son muy difíciles de resolver. Pero obviamente no ha habido inteligencia política por parte del Gobierno de Rajoy.
Volviendo a esa idea de recanalización de la agenda social del 15M, ¿considera usted que la posición de Catalunya Sí que es Pot es demasiado ambigua como para afirmar que han logrado mantenerse en el terreno social y no entrar al trapo identitario?
Obviamente, se ha mantenido una posición ambigua, siguiendo la estela de otros actores políticos anteriores. Es la tesis de las dos almas que tan cara le ha costado al PSC, y que también tuvo su papel en la descomposición del PSUC. Y que tiene que ver con eso que yo llamo la “ilusión sinecdoquial”, la idea de que la Cataluña catalana, por decirlo con las palabras de Marta Ferrusola, es la de ciertos catalanes. Y es ese sector del catalanismo, la burguesía de Millet, el que ocupa el centro cultural, son los que se reconocen como titulares de la identidad. En ese sentido, cualquiera que quiera hacer carrera y obtener votos en Cataluña tiene que hacer alguna concesión a ese lenguaje de una cierta ambigüedad. Eso, obviamente, no tiene nada que ver con que se reconozca la lengua y otras particularidades de Cataluña. Pero todo eso tiene que ver con un problema de cierta izquierda española y los últimos años de la Transición, cuando se produjo una especie de aproximación simbiótica entre el nacionalismo y la izquierda. Básicamente a partir del Proceso de Burgos, se tiene esta percepción un poco estrábica según la cual el nacionalismo español es un nacionalismo reaccionario, como muy pocos discutirían, pero que los nacionalismos periféricos son nacionalismos emancipadores. Y eso es una especie de reestructuración mental que tiene pendiente un sector de la izquierda.
Si, como dice usted, la consigna del nacionalismo es relegar absolutamente la cuestión material, ¿le reconoce a Mas al menos el mérito, técnico, de haber logrado ese objetivo en una época de asfixia económica para muchos catalanes?
Desde luego, desde la teoría de la movilización de recursos, hay que reconocer que, en esas circunstancias, el hecho de que haya logrado movilizar a la sociedad de esta manera significa que hay una astucia estratégica, pero también que hay muchos recursos, no olvidemos esto. El elemento del poder organizacional es determinante. Ahora, por ejemplo, que está saliendo la corrupción, a propósito de los Sumarroca y la empresa Teyco. Tomemos un detalle como anécdota. La empresa Teyco estaba subvencionando a través de CatDem, que es una fundación de Convergència. Un Sumarroca era tesorero con Carulla en el relevo de Millet en el Palau y el hijo era el tesorero de Òmnium Cultural, que es una de las tres patas del Procès, junto con Asamblea Nacional y la AMI. Quiero decir que, obviamente, hay que reconocer este éxito de estrategia pero ahí están también los recursos. Hay un grupo de instituciones y de personas que está trabajando por esto. Obviamente, tienen que tener resultados.
Antes se ha referido a la falta de inteligencia política del Partido Popular, a las dos almas del PSC y a la ambigüedad de Podemos (o Catalunya Sí que es Pot). ¿Es Ciudadanos el único partido que está fuera de ese marco identitario, fuera de esa atmósfera cognitiva, como usted la llama a veces, que se vive en Cataluña?
Seguramente, Ciudadanos es un partido que tiene un discurso claro. Es mucho más reconocible. Porque cuál ha sido el problema del PSC. La trayectoria del PSC realmente es suicida. Las encuestas ahora le dan el cuarto lugar. Un partido que ha tenido el papel que ha tenido en Cataluña. ¿Por qué ha tenido ese descalabro el PSC? Obviamente, porque una parte de sus votantes no se ha reconocido en ese discurso que empezó artificialmente, porque cuando se formuló la idea de reformar el Estatut, muy pocas personas pensaban que aquello era una necesidad entonces. De modo que reivindicar ahora que la reacción se produce porque no se ha atendido una demanda que antes nadie sentía tiene algo de artificioso.
Subraya usted muchas veces la dificultad que existe, en general con la política y en particular con los problemas identitarios, para que los hechos o los datos de la realidad inclinen la balanza en favor de un discurso u otro. Cuando se llega a este punto, ¿son las elecciones, la suma de opiniones del sí y el no, la única solución a este problema?
Si el problema está mal formulado, si los promotores de esa votación tienen un marco que está basado en una deformación de los hechos (no sólo en el asunto de las balanzas fiscales, como acaban de exponer Borrel y Llorach; sino también en la relectura de la historia y otros elementos que han sido falsificados) es muy difícil obtener una buena solución sobre premisas mal construidas. Ningún tratado teórico sirve ahora para convencer a nadie de que tenga la creencia firme de que Cataluña está así porque en 1714 se perdió la guerra con Felipe V. Lo que tiene de particular la votación es que es una fuga hacia adelante; son medidas que tienen, por un lado, un componente de alta combustibilidad emocional y, por el otro, que son de difícil marcha atrás. En el caso de una victoria de la lista por la independencia, la verdad es que nos colocamos en una situación en la que hay muchos elementos que no son previsibles y no son previsibles en la buena dirección.
¿Usted cree que es factible que Cataluña declare la independencia y que tenga consecuencias en ese sentido al día siguiente? Tenemos ese otro ejemplo de la Padania, donde se declaró la independencia, pero como no tenían ningún resorte para materializarla, sigue siendo parte de Italia como lo era antes de la declaración.
La verdad es que entrar en los detalles de este asunto… Creo que lo que tendríamos que contribuir es a poner los medios para no llegar a esa situación. Porque digamos que el grado de implicación de la sociedad catalana es mucho mayor de lo que ocurrió en Padania. Las condiciones de la crisis también han incidido favorablemente en esa convicción del maltrato, de modo que no creo que pudiéramos volver, en un corto plazo, a la situación pre-2012.
Dice usted que la doble pregunta de la consulta del 9N estaba pensada para que pudieran votar que sí tanto los independentistas como los federalistas y otras opciones. ¿Tiene usted la impresión de que la lista Junts pel Sí es resultado de la misma estrategia?
Sí, no sólo la lista del Junts pel Sí, sino que hay un conjunto de elementos que tienen que ver con ese trabajo de cocina. Por un lado, se insiste mucho en el carácter democrático, pero la forma de la presentación de Mas ante la TV ese día a las nueve de la noche; el hecho de que el que está destinado a ser el próximo presidente vaya en el número 4 de la lista; que el que va en el número 5, Oriol Junqueras, haya sido durante la última legislatura el cabeza de la oposición y el principal colaborador del Gobierno; el hecho de que en TV3 no haya habido otras voces que las voces de los partidarios. Es decir, hay un conjunto de elementos que tiene que ver con ese afán de construir una mayoría donde no la hay. Y eso se consigue con una arquitectura de resonancia, con unos buenos altavoces, con unos buenos medios, pero tiene que ver también con los silencios brutales que hay sobre otros temas. Es decir, hace un año de la declaración de Pujol. Sabemos mucho de 1714: dónde fue Casanova, desde dónde vino, etc. ¿De dónde viene el dinero de Pujol? ¿Quién sabe de dónde procede el dinero de Pujol, que estuvo 34 años sin que todos los avispados investigadores, incluidos su biógrafo, Manuel Cuyàs, tuvieran la mínima sospecha de que Pujol y su familia estaban acumulando esto mientras desde CatDem se estaba codificando la idea del expolio nacional?
¿Es Pujol el ‘Gorila Invisible’ de los años de hegemonía nacionalista en Cataluña? ¿Estaba la gente demasiado ocupada en ver cómo se pasaban la pelota [al igual que en el célebre experimento psicológico] y no vieron al gorila en el centro de la escena?
Es una pregunta determinante. Pero no la contestaré yo mismo, sino con una respuesta de Felip Puig. En 2009, durante el Gobierno del tripartito y unos meses después de que estallara el caso Palau, y no creo que haga falta explicar ahora el caso Palau, Felip Puig declaró: «Estas cosas pasan porque tenemos un gobierno débil». Creo que no hacen falta más comentarios.
–
http://ctxt.es/es/20150909/Politica/2185/15M-nacionalismo-Mas-Catalu%C3%B1a-independentismo-secesionismo-Diada-Espa%C3%B1a-Catalu%C3%B1a-%C2%BFChoque-frontal-o-cortina-de-humo.htm
Me gustaMe gusta
Quesada dijo:
El que no se vean prácticamente nada las cuatribarradas sin estrella significa que los que salen a la calle a bailar y divertirse – como dicen algunos- son de la extrema izquierda. Los de Mas, o están acojonados con sus compañeros de extrema o ni salen. Me da que la xtrema se está merendando a los de Mas. Está claro no?
Me gustaMe gusta
Séneca dijo:
Los opinadores, políticos del gobierno y otros, o son tontos o se lo hacen. El único culpable de que tantos catalanes quieran la ruptura, es el gobierno de la Generalidad que lleva 30 años creando asociaciones subvencionadas que se encargan de extender el odio a España desde la más tierna infancia. Y no nos olvidemos que el Gobierno de la Generalidad y adyacentes, lo componen 50 familias interesadas en medrar a tope y en crear su propio cortijo independiente para robar libremente y con mucha más impunidad de la que han gozado hasta ahora. Y encima, apoyados por muchos más empresarios de toda la vida catalana que saben que al resguardo de un buen árbol nunca se quemarán por el sol.
Me gustaMe gusta
El Yayo Fernández dijo:
Por lo tanto, Séneca, como bien dices, la única solución es quedarse con la educación en un porcentaje serio y hacer valer la autoridad para perseguir y meter en la cárcel a todos aquellos que desde asociaciones y otros garitos intenten comer el coco a los niños y adolescentes menores de edad.
La nueva ley podría condenar el odio a España y las malas artes dirigidas a menores, en este sentido.
Me gustaMe gusta
Luna dijo:
Los diferentes gobiernos españoles han dejado hacer durante demasiados años lo que han querido los secesionistas y ahora hemos creado un monstruo que nos está merendando a todos. Solución: maniatar al monstruo con las cadenas de acero reforzado de las leyes y estar vigilantes.
Me gustaMe gusta
Ñañerías. dijo:
A gobiernos débiles mierda por todos los lados.
Me gustaMe gusta
Hija del Sol dijo:
Igualito que lo que pasó con Batasuna y ahora con Sortu. Somos especialistas en engordar los excrementos del estado.
Me gustaMe gusta
XXL dijo:
¡¡¡Qué coño esperan para aplicar el 155!!!
Me gustaMe gusta
Apagoya dijo:
Si Cataluña se independiza y no se aplicara el 155 saldrían de Europa y, automáticamente, los empresarios catalanes dejarían de vender a España el 70% de sus ventas y a Europa el resto, quedándose en superbanca rotísima y pidiendo limosna a los griegos. Entonces se produciría una doble emigración a España: una de los que huirían por motivos políticos y otra por motivos económicos, de modo que dejarían Cataluña totalmente desierta. Y esa sería la hora de la verdadera invasión de Cataluña por las fuerzas españolas que irían acompañados por millones de españoles que quisieran empezar de nuevo y de forma constitucional en esa región de España. FIN.
Me gustaMe gusta
El Capitán Trueno dijo:
Los independentistas secesionistas nazionalistas catalanes dicen que tienen al estado español en contra. Y Mas confiesa que no tiene claro lo de salir o entrar de nuevo en Europa, que le da temor que España no quisiera que entraran en Europa como estado independiente. ¡¡Habrá se visto subnormales más profundos!!
Me gustaMe gusta
rev prensa dijo:
Cobardes y traidores
Raúl del Pozo en El Mundo, 140915.
Mariano Rajoy ha estado en un mitin de Lérida y ha prometido que nadie vulnerará la ley. Fue la respuesta a la triunfal Diada del 11 de septiembre. No es un contraataque proporcionado al mosaico humano, asiático, el ‘mass game’ digno de Pionyang, con gimnastas y carreras circenses. Fue una muchedumbre de españoles contra el pueblo español y sus leyes, una turba pacífica con niños sonrientes. Pero la historia nos repite que las familias que se reúnen en las bodas y en las comuniones y se besan bajo los fuegos artificiales, se matan juntos si el nacionalismo desemboca en limpieza étnica.
No vamos a utilizar las analogías alemanas para no ofender, pero tampoco vamos a negar la apoteosis de la Diada. He visto muchas manifestaciones en mi vida, ninguna tan bien organizada como la de Barcelona. Mientras los constitucionalistas divididos en siglas y en pequeñas pasiones hacían paellas en Tarragona o se reunían en las catacumbas españolistas; los nacionalistas organizaron una película de Samuel Bronston. Albiol critica el bailoteo de los socialistas y Pablo Iglesias, que parece leal, habló en los barrios obreros recordando que hay una Cataluña del Carmel y una Cataluña de Pedralbes. Le faltó decir que, como siempre, a la hora de la verdad, en España, al pelotón de traidores se unen los cobardes, los equidistantes y los que se esconden en Burdeos.
Es de necios regatearles las cifras. En la Diada, nos arrollaron. Había 100 veces más gente que en la toma de la Bastilla, el Palacio de Invierno o la Marcha sobre Washington. Se apoderaron de España entera. La prensa de Barcelona es ya la quinta columna y el nacionalismo ha ganado el primer ‘sprint’. Han engañado a la gente no de uno en uno, sino de cien mil en cien mil; lo han hecho desde el aparato del Estado sin jugarse el pescuezo como los criollos americanos. La muchedumbre, capitaneada por los ladrones, sólo se puede comparar, en cantidad, con la de la Plaza de Oriente contra la ONU.
A pesar de la estampida, los independentistas están lejos de la República catalana. Después del magnífico retrato que ha hecho Emilia Landaluce de Raül Romeva, se confirma la idea de unos capullos de peligroso pensamiento débil, ‘tolstoianos’ de atún rojo. Jordi Sánchez, presidente de la ANC, ama, como Romeva, más a los atunes que a los españoles. Este botarate ha amenazado: «Habrá que recurrir a la desobediencia para culminar la independencia». A ver si tienen huevos. Como me comenta un catalán listísimo, eso es lo que quisiera Madrid. «Si nosotros nos negamos a pagar impuestos, el Estado puede bloquearnos las cuentas corrientes. Podemos hablar mucho, pero hacer poco. El Estado puede poner al frente de los Mossos a uno de su confianza». En lo que tiene razón, quizás, es en que la República catalana no se ganará sólo con la declaración de independencia en el Parlament. En enero habrá que hablar de un Estado plural o de la separación de bienes y de la deuda impagable. A ver qué dice Bruselas.
–
http://www.elmundo.es/opinion/2015/09/14/55f5d916ca474130318b4589.html
Me gustaMe gusta
rev prensa dijo:
Los nibelungos de Parchís
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS en El Mundo, 140915.
Lo peculiar de la aceleración totalitaria del nacionalismo catalán no es su coreografía norcoreana, su sentimiento exacerbado y la dicha ovina con que la masa vive la exaltación de un pueblo unido, sin disidencia, que deberá ser exterminada por el bien de la raza o de la ‘nostra gent’. Elías Canetti, en ‘Masa y poder’, explica cómo esa militarización de la sociedad civil, con los niños como escudos humanos, prueba la voluntad de liquidar a todo el que se oponga al dogma que marque el ‘führer’, ‘duce’, caudillo o ‘president’. Lo esencial no es saberse la letra sino seguir la música, corear el estribillo del Poder. Nazis, fascistas, falangistas o ‘escamots’ (el fascio juvenil de ERC) ponían uniforme a los niños y pantalón corto de ‘boy scouts’ a los mayores, jefes incluidos. El nacionalismo catalán adopta una estética dominguera, de guardería. Nuremberg se disfraza de ‘kindergarten’.
Los nibelungos de Junts por el Sí, en fila con su cartoncito de colores, eran wagnerianos del Liceo pasados por la Escola d’Estiu Rosa Sensat. Recordaban al grupo catalán Parchís, creado en 1980, el mismo año en que Pujol llegó al poder y se puso a ‘fer’ país, a hacer a los buenos catalanes tan obedientes al ‘Mestre’, Él, como crueles con los malos catalanes, a los que deben denunciar. Y lo hacen. Por eso en Cataluña ya no se habla de política en casa. El totalitarismo rompe la familia en favor del poder político. El buen comunista, nazi, fascista o nacionalista debe denunciar a su padre (Carrillo) o renunciar a madre, religión o moral para servir al Estado -proceso, revolución- en la cheka o en el ‘Salón Kitty’.
El gran éxito del grupo era ‘Comando G’. Sus miembros ocultaban su nombre y usaban los colores del parchís: Rojo, Verde, Amarillo y Azul, más un Blanco -integrado y mudo- que bailaba. Y decía: «¡Comando G/siempre alerta está!/Son cinco jóvenes y son robots,/cuya misión es la de proteger/a la tierra de los ataques/de seres de otras galaxias./Son cinco jóvenes de gran valor/que tienen una fuerza superior/son inseparables,/son invencibles,/¡Son el Comando G!». Y gritaban «¡Inversión!» ¿O «Secesión»? ‘La guerra de los niños’, película de Parchís, anuncia el 27-S. Pero ‘El Señor de las moscas’ muestra que los niños solos en una isla se vuelven criminales. Y el oasis, patio de concentración.
–
http://www.elmundo.es/opinion/2015/09/14/55f5cc52ca474137318b4587.html
Me gustaMe gusta
Blas dijo:
Quicio, no debes olvidar que el cabeza de lista de Junts pel Si a las elecciones al Parlamento de Cataluña, Raül Romeva, eurodiputado desde 2004 a 2014, tuvo una de las mejores intervenciones políticas que se recuerdan en el Parlamento Europeo. Fue en 2012, Romeva se quejó ante la Comisión Europea que el juez de competición no sancione el pisotón de Pepe en la mano de Messi en el partido Madrid-Barça de ida de los cuartos de final de la Copa. En una pregunta parlamentaria, Romeva pide al Ejecutivo comunitario si «cree que estos hechos tan graves vistos por millones de personas y de niños deben quedar impunes». «¿Está satisfecha la CE al saber que nadie del Comité de Competición se ocupará de este caso de violencia en el deporte?», pregunta el ecosocialista.
«Hace unos días, un jugador del Barcelona fue agredido, de manera voluntaria, por uno del Real Madrid, pero a pesar de la claridad de las imágenes del organismo español encargado de ejercer la potestad disciplinaria no ha visto ningún hecho sancionable», denuncia Romeva.; recuerda a Bruselas que «el deporte tiene un gran impacto para la sociedad en general y su importancia social, educacional y cultural lo convierten en un activo muy importante a preservar y, por tanto, a poner en valor».
Si queda sin sanción, el pisotón de Pepe en la mano de Messi «será percibida como neutra para la sociedad». «¿Cree la Comisión que estos hechos tan graves vistos por millones de personas y de niños deben quedar impunes?», pide al Ejecutivo comunitario en una pregunta parlamentaria sobre valores en el deporte.
Sí, señor.
Ah…, por cierto Romeva nació en Madrid…y vivió en la capital de España hasta los nueve años. Además, sería del Madrit, pues como escribía Maquiavelo los humanos suelen traicionar antes a quien aman que a quien temen.
Blas
Me gustaMe gusta
rev prensa dijo:
EL CORREO 14/09/15
TONIA ETXARRI
Los constitucionalistas han entrado en campaña más tarde y más divididos que los nacionalistas catalanes
La agitación permanente de los independentistas catalanes, desde 2012, no consigue incrementar el número de apoyos, a pesar de los años. Esos dos millones de ciudadanos que, según los organizadores, participaron en la Diada, vienen a ser los que votaron en el simulacro de referéndum del pasado 9 de noviembre. Por eso, porque el censo electoral es de 5.510.798 ciudadanos, el Gobierno catalán y sus ‘lobbys’ nacionalistas siguen haciendo llamamientos para movilizar su voto. Los constitucionalistas han entrado en campaña mucho más tarde que los nacionalistas y más desunidos, conscientes de que su electorado se siente más motivado en unas elecciones generales que en las autonómicas. Pero los que quieren ‘desengancharse’ del resto de España tampoco las tienen todas consigo. «En la calle se influye, en las urnas se decide», exclamaba Artur Mas, temeroso de que los manifestantes del sábado consideren que está todo ganado y, por lo tanto, no vean necesario ir a votar. Y el 27 de septiembre, aprovechando el puente de la Mercé, se vayan a su segunda residencia de la Costa Brava o el Pirineo.
Los que integran el ‘Junts pel sí’ tienen su hoja de ruta calculada. Pero Mas no se fía. Los datos no le acompañan. La realidad es terca. En 2012, después de la gran movilización en la Diada, perdió 12 escaños en las elecciones. Ahora las encuestas le van diciendo que todos juntos, con ERC y los lobbys secesionistas, no van a obtener más de 61 asientos en el Parlamento. Es decir: 10 escaños menos que en la actual legislatura. Por eso sostiene que, con un 44% de votos, sería capaz de proclamar la independencia.
Lo que han conseguido quienes han convocado estas ‘elecciones/ referéndum’ es, desde luego, fracturar la sociedad catalana. Y enfrentarla. La guerra de posiciones entre empresarios, cantantes, actores, periodistas, es la prueba más palpable de la tensión en la que pretende moverse Convergència para desviar la atención sobre las presuntas ‘mordidas’ del 3 % y demás corrupciones de las que se le acusa. Una fractura que ya había preconizado un Duran Lleida tan audaz como lento en su reacción al soltarse del lastre de Convergència en tiempo de prórroga.
De momento, los nacionalistas van ganando alguna batalla. La dialéctica no es la menor. La manipulación del lenguaje, esa herramienta indispensable para retorcer conceptos y doblegar voluntades, denunciada por el catedrático judío Victor Klemperer, va dando sus frutos. Van logrando, por ejemplo, que muchos observadores y políticos, hayan aceptado el concepto de «unionistas» como animal de compañía, para referirse a las fuerzas constitucionalistas.
De esa denominación, relacionada tradicionalmente con la historia de Irlanda del Norte y Gran Bretaña desde el acta de Unión de 1800, le gustaba abusar a Arnaldo Otegi, cuando sufrió su particular proceso de ‘irlandización’ durante la falsa tregua de ETA en el 98. Tanto fue así que, después de una manifestación convocada por el colectivo ‘Basta ya’ contra ETA, el dirigente de Batasuna dijo que había desfilado «la orden unionista de Orange». Fue una manifestación que tuvo sus tensiones. Y Juan Mari Bandrés, que había participado en ella, no ocultaba su indignación. «¡Me han llamado unionista!», exclamaba escandalizado en una conversación telefónica. Le parecía mal. Le sonaba a insulto. El PNV también lo utilizó en el Aberri Eguna de 2009, cuando reivindicaba el derecho de autodeterminación del pueblo vasco, frente al proyecto del «unionismo» en el que encuadraba al PP y PSOE.
A los que les ha caído el sambenito del «unionismo» se les ve enganchados a la carrera contra la ilegalidad diseñada por los independentistas, pero rezagados. Y, sobre todo, divididos. Los de Podemos que apoyan la candidatura de ‘Sí que es pot’, tan ambiguos deliberadamente sobre el derecho a decidir y la independencia, que Pablo Iglesias no aguanta ni tres preguntas seguidas sobre el tema, como demostró en televisión este fin de semana. Una ambigüedad calculada para atraer votos de los indignados e independentistas que les sitúa en el carril del oportunismo. Los socialistas de Iceta y Sánchez, arrastrando sus diferentes discursos. Sin atreverse a calificar la apuesta de Mas con la contundencia de Alfonso Guerra («una suerte de golpe de Estado a cámara lenta»).
Ciudadanos, que despunta como el primer dique de contención al soberanismo, coquetea con el PSOE sin comprometerse. Y el PP, constatando la imposibilidad de formar una alianza constitucionalista en el Parlamento catalán. Después del 27-S habrá que hablar, dicen todos. A saber con quién. Y de qué se dialoga con quienes tienen planificado romper con el resto de España.
Son preguntas que no tienen respuesta ni en la reforma federal de los socialistas. ¿La aplicación de la ley se considera una actitud «inmovilista»? Esa fue la medida de Zapatero cuando impugnó la ley de consulta de Ibarretxe. Y el lehendakari no tuvo más remedio que aceptar una legalidad que el PNV no pensaba quebrantar. Al revés que la Generalitat. Mas ha abandonado ya el mantra de «España ens roba» a medida que se ha ido descubriendo la identidad de los ladrones, que no eran otros que algunos nacionalistas catalanes. Su lema ahora es que le amenazan con las leyes. Se olvida de que la argamasa de la democracia es la aplicación de la legalidad. Que está por encima de cualquier otro principio gubernamental o sentimiento, por muy multitudinario que sea. Porque su objetivo es proteger a la sociedad de la arbitrariedad del poder político. Pero Mas, a medida que siente la proximidad del borde del precipicio, acelera su argumentario victimista, cada vez más alejado del Estado de Derecho.
Me gustaMe gusta
rev prensa dijo:
Del grab Arcu:
Me gustaMe gusta
rev prensa dijo:
Otra obra del gran Arcu:
Me gustaMe gusta
Rosa dijo:
D. Blas, Romeva es un genio del simulacro!
Me gustaMe gusta