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‘Semaforos igualitarios’

Joan Ribó, 68 años, catalán, pancatalanista, portavoz de un Compromis aliado de Podemos y actual Alcalde de Valencia, gracias al apoyo del socialismo valenciano [PSPV-PSOE] que, a cambio, ostenta la Vicealcaldía del propio Ayuntamiento, acaba de informar a los valencianos que ha puesto ya en marcha, con motivo del Día Internacional de la Mujer, su apuesta por la política de Igualdad haciendo ‘paritaria la señalización de los semáforos’, que hasta ahora siempre representaban al viandante con una silueta con pantalón, prenda que habitualmente lleva el hombre pero también la mujer cuando le viene en gana, pasando a ser unisex.

¿Qué ha hecho, entonces? Ponerle falda a los iconos, paulatinamente, como mensaje simbólico que lanzan desde el mobiliario urbano’ porque ‘la gestión de la movilidad hasta ahora no sólo discriminaba a los peatones frente a los coches, sino también a las mujeres frente a los hombres‘ y porque ‘la figura del peatón que actualmente aparece en los semáforos es masculina y nuestro deseo es que en las calles haya un lenguaje integrador y diverso a través de las señales de tráfico‘. Textual.

Por si las carcajadas no fueran suficientes, encima van contando que eso no significa coste alguno porque la empresa contratada para la señalización habitual ‘tiene la obligación de cambiar los semáforos cuando se van deteriorando‘, es decir, que, como és lógico, sí que cobra por sustituir, antes y ahora. Y más cuando se trata de cambiar elementos no deteriorados por el transcurso del tiempo sino que vamos a poner una falda donde hasta hora ha habido un pantalón.

Ante el cabreo de buena parte del ecofeminismo, que rabia porque a la mujer se la identifique con la falda, han argumentado que están abiertos a modificar la idea por otra mejor si a alguien se le ocurre.

Como verán, tal ocurrencia se ha sobrepuesto a las palpables y graves necesidades que mantiene parte importante de la ciudadanía por las secuelas de la crisis económica, poniendo de manifiesto en qué consisten las prioridades de los mochileros coaligados con el socialismo de ZPedro.

Desde el Grupo Municipal de Ciudadanos, su responsable del Área de Igualdad, María Dolores Jiménez, ha querido recordar que llevan meses exigiendo chalecos antibalas para las mujeres del cuerpo de Policía Local, sin nigún éxito.

A buen seguro que dejarán en paz los pantalones del uniforme de tales mujeres policías.

EQM

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la conjuraLa conjura de los ignorantes. De cómo los pedagogos han destruido la enseñanza. Ricardo Moreno. Ed. Pasos Perdidos, 2016.

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La palabra revelada

Arcadi Espada en El Mundo, 080316.

Ricardo Moreno acaba de publicar La conjura de los ignorantes. Lleva este prólogo mío.

«A Ricardo Moreno le han escrito un libro devastador. Comprendo que la frase pueda resultar equívoca, y hasta peligrosa, teniendo en cuenta que La conjura de los ignorantes es un libro que se figura escrito por Ricardo Moreno. Pero todo obedece a la habilidad de su autor, que es un autor verdadero, sin negros o sin blancos, que no sé ahora lo que será correcto para nombrar a aquellos que escriben sin firma y sin gloria.

El autor se propuso hacer un libro, un nuevo libro, contra la nueva pedagogía. Y acabó por darle la palabra a la nueva pedagogía. De esta manera, y a partir de fragmentos de libros, artículos, actas de congreso y otros materiales, ha compuesto una antología delirante que explica buena parte de las razones que han convertido la educación en el primer problema de España.

El método me recuerda mucho a Karl Kraus. El vienés adoptado, aquel inmenso corrector que no se arredró ante la Biblia («En el principio fue la Prensa»), escribió muchas páginas de su revista Die Fackel, una revista unipersonal que hoy diríamos un blog, limitándose a la transcripción de fragmentos de artículos periodísticos, con especial afición a lo que llamó, ¡y fue el primero!, la prensa socialdemócrata. Esas palabras desnudas, arrancadas de su marco textual y gráfico, revelaban mediante la drástica operación de desacoplamiento su mentira esencial.

Algo similar sucede con la gran mayoría de documentos que Moreno ha elegido para pautar su radical crítica a la pedagogía dominante: desprovistos de su pompa subvencionada, de la ceremonia, incluso social, que protege su vacuidad, las palabras desfilan una a una, y los educandos con ellas, hacia el abismo. Comprendo que el autor, a pesar de todo, no haya podido resistir el vicio impuro de la glosa.

En los comentarios que añade a los textos hay conocimiento de la materia, ironía, y hasta una civilizadísima resignación para un profesor que ha debido de sufrir tanto. No eran imprescindibles, dada la extrema calidad del material antologado. Pero ya digo que lo comprendo: no se le puede pedir a un delantero rompedor que se resista una y otra vez al remate a puerta vacía.

La autoridad, el mérito, la cuantificación, el sentimentalismo, la creatividad, la diversidad, el esfuerzo y el éxito son algunos de los temas que ordenan la letal antología. Pero, de un modo u otro, todos ellos acaban enroscándose en torno a la responsabilidad, que es la víctima fundamental de la nueva pedagogía. Cuando se habla de responsabilidad automáticamente se piensa en la del educando. Y no hay duda de que la nueva pedagogía facilita su destrucción.

Sin embargo, mucho menos se subraya la irresponsabilidad que el plan pedagógico otorga al educador, y que tan fácil le hace la vida consciente. No he logrado nunca imaginarme a uno de esos funcionarios, expertos en la gestión de ludotecas, volviendo a casa como los viejos maestros; o, al menos, seamos justos, como yo imagino que volvían: agobiados por los problemas de los alumnos y rumiando su solución más allá de las paredes de la escuela. La nueva pedagogía propone una briosa superación del conflicto, sea el de la ignorancia o el de la conducta asocial, que es la de no reconocer la existencia del conflicto.

Al acabar la lectura de este libro, por lo demás tan divertido, tan malignamente divertido, como lo son los efectos de los resbalones o la actividad generalizada de los merluzos, se tiene la sensación de haber descubierto la piedra filosofal de algunas postraciones españolas, que se reflejan en la política y en la calidad del debate público.

España es hoy un lugar (dios me libre de llamarle nación y aún menos Estado) atravesado de punta a cabo por el bullshit, esa palabra inglesa que puede significar muchas cosas dentro del ámbito de la chorrada, pero que a mí me gusta llamar «caca de la vaca», en la traducción afortunada del periodista Santiago González.

Este prólogo, en razón de su género escueto, debe abstenerse de desarrollar la fecunda relación entre las mentiras pedagógicas y las mentiras políticas. Pero no renunciará, en su empeñada invitación a los lectores, a que tengan en cuenta que a partir de la página siguiente van a tener el placer y el temblor de encararse con el bullshit originario.

                                                                            Barcelona, enero de 2016 »

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Notas.-

De ‘Bienvenido, Mister Marshall , comedia española dirigida por Luis García Berlanga en 1953. Guión de Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura:

«Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como alcalde vuestro que soy…»

[Don Pablo, el alcalde]

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