Nota de EQM: Un narigón es un anillo que se inserta en la nariz de un animal. Los narigones se utilizan para controlar a los toros y ocasionalmente a las vacas, y para ayudar al destete del ganado joven impidiendo que sea amamantado

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Noticias y análisis próximos o de especial interés

Para ilustrar el Jornal de hoy hemos plagiado un escribidor de autor desconegut. En nuestra versión, lo convertimos en el diarista y lo usamos para ilustrar el apartado de opinión del diario El Edicto Radical.

La primera acepción de «edicto» se refiere a textos prescriptivos, pero la segunda acepción admite la posibilidad de edictos descriptivos; entendemos que el diarista imagina el periódico ideal como un edicto («escrito que se fija en los lugares públicos de las ciudades y poblados, y en el cual se da noticia de algo que sea notorio a todos») en el que se describe la realidad con la mayor precisión posible, radicalmente, lo que incluye tanto registrar hechos y solo hechos como ordenar estos hechos por importancia del modo más objetivo posible. A esto se podría sumar una parte separada con la opinión, para que el diarista no pierda el empleo.

Nosotros hemos hecho realidad su deseo plagiando la portada del Diario de Barcelona y haciendo de ella ese edicto radical. Pero admitimos que de algo hay que vivir, así que al final del edicto-periódico, claramente separadas de la parte valiosa, añadimos las monsergas habituales que pasan por noticias; más que nada para factural digo para factuar digo para facturar.

(Terminado el domingo dieciséis de junio, tarde, calculando que, salvo en algunos casos en los que se comparte un alto número de genes, el afecto se paga siempre.)

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Universidad Complutense de Madrid

  • Begoña Gómez usa a la ONU sin su permiso para vender su máster: «No tenemos nada que ver con eso»

Luz Sela en ok diario, 170624

Begoña Gómez utiliza un potente gancho para captar alumnos para el máster de Transformación Social Competitiva que codirige en la Universidad Complutense de Madrid: la ONU. En el dossier informativo que Gómez remite a los interesados en el título, la mujer del presidente socialista presume de sus «colaboradores». Y, entre ellos, cita el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la iniciativa de la ONU sobre «sostenibilidad empresarial». Sin embargo, desde este organismo internacional niegan a OKDIARIO que tengan nada que ver con el máster y limitan esa supuesta «colaboración» de la que presume Gómez a un acuerdo con la Complutense para «compartir materiales formativos dirigidos a las empresas españolas».

Según explican, esos materiales se iban a distribuir a través de una plataforma -que no se llegó a poner en marcha- bajo la organización de la cátedra de Transformación Social Competitiva de Gómez. Pero su relación con el máster, puntualizan, es inexistente. Pese a ello, el logo figura en el material promocional específico de la titulación, de 7.200 euros por alumno.

«Nuestra colaboración no es con el máster», señalan desde el Pacto Mundial de la ONU España, «es con la Universidad». Según este acuerdo, firmado en 2022, el organismo se comprometía a «aportar materiales formativos para pymes en materia de Agenda 2030».

«El acuerdo que alcanzamos es una acción colaborativa común en nuestra organización, similar a otros que tenemos con otras organizaciones. Como entidad líder en sostenibilidad empresarial, tenemos varios materiales formativos que compartimos para que las empresas españolas tengan más sencillo alcanzar conocimiento y capacitación en la materia, sin coste para ellas», explican.


Folleto promocional del máster de Transformación Social Competitiva, codigirido por Begoña Gómez en la Universidad Complutense de Madrid.

Gómez incluye el logo del Pacto Mundial de Naciones Unidas en el apartado de «colaboradores», junto a empresas como Telefónica y Google, la Cámara de Comercio o la patronal Conpymes. Aunque no precisa si se trata de «colaboradores» del máster o de la cátedra, la esposa del líder socialista destaca este apoyo como reclamo para vender la titulación. Desde el Pacto Mundial aclaran que no se les compartió este folleto promocional, ni tampoco se les consultó sobre la inclusión del logo, e insisten en que su relación no es con el máster en cuestión.

En principio, esa titulación no se ofertará el próximo curso, al ser retirada en pleno escándalo por la imputación de Gómez. Ello no evita que la mujer del presidente socialista siga remitiendo folletos promocionales a los alumnos que se interesan por el título.

Begoña Gómez ante el juez

Mientras, el juez mantiene para el 5 de julio la declaración de la mujer del líder del PSOE como imputada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios y la Fiscalía Europea ha asumido parte de la investigación, ya que los contratos adjudicados por Red.es a su socio Carlos Barrabés -tras las cartas de recomendación de Gómez- estaban financiados con fondos europeos. El importe de esos contratos superaba los 10 millones.

La titulación está ahora en el aire después de que la Complutense la haya retirado para el próximo curso, como reveló este periódico. Fuentes de la UCM afirman que los directores del título «no han solicitado su continuidad», por lo que no se ofertará. Hasta hace unos días, la web del título anunciaba una nueva edición, la cuarta, para el mes de octubre. Ahora, no figura ninguna fecha.

«Esta formación es más que un máster en sostenibilidad, es un máster de formulación estratégica para conseguir un mundo mejor, más justo y donde nadie se quede atrás, tal y como promueve la Organización de Naciones Unidas», destaca Begoña Gómez en el folleto promocional, que encabeza una declaración del secretario general de la ONU, António Guterres.

«Como parte de la Academia», señala la esposa de Sánchez en el dossier, «tenemos la responsabilidad de formar a los profesionales del presente y del futuro de manera que tomen conciencia de que hay otras formas de hacer las cosas teniendo en cuenta el impacto social, medioambiental y las organizaciones».

Además de los «colaboradores», Begoña Gómez recurre a otras empresas para promocionar la titulación, citando por ejemplo a Iberia, Iberdrola, Acciona, Coca-Cola o Correos como «empresas que han confiado en nosotros».

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  • El juez responde a Begoña Gómez que la seguirá investigando por la aparición de «nuevos documentos»

El juez también unifica las acusaciones populares del procedimiento bajo una dirección letrada

Irene Tabera en oj diario, 170624

El juez que investiga a la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, por tráfico de influencias y corrupción en los negocios ha dictado una providencia en la que defiende que su juzgado de instrucción se quedará con parte de la causa al aparecer «nuevos documentos aportados por los testigos». 

De esta forma, el juez niega que la investigación se haya quedado sin contenido, pese a que la Fiscalía Europea (EPPO) esté investigando los contratos en los que hay fondos comunitarios involucrados. Peinado mantiene otras líneas de investigación entre las que se encontraría una posible intervención de Begoña Gómez en el rescate de Globalia.

El caso contra la mujer de Sánchez prosigue. El juez ha defendido su instrucción tras recibir una petición del abogado de Begoña Gómez Antonio Camacho, que le pidió que le aclarase por qué sigue investigada en Plaza de Castilla.

«Es una interpretación subjetiva, que extrae una conclusión interesada y no ajustada a la realidad, pues en el auto resolviendo el recurso de apelación no se contiene esa afirmación, sin perjuicio de que se haga referencia a esos contratos como indicativos de claros indicios, que permiten la deducción de la presunta comisión de un hecho delictivo y esta afirmación, que se refleja en el auto resolviendo en el recurso de apelación, se efectúa tras analizar tres bloques fácticos de documentos, y los contratos a los que se refiere el auto por el que se concede la avocación parcial a la Fiscalía Europea es uno de esos bloques, pero existen otros dos bloques, que no conciernen a esos contratos», señala el juez Peinado.

De esta forma, su juzgado de instrucción mantiene parte de la investigación, tal y como le autorizó la Audiencia Provincial de Madrid pese al recurso para dar carpetazo a las pesquisas que interpuso la Fiscalía. «Teniendo en cuenta que, desde el día, ya está alzado el secreto de las presentes actuaciones judiciales, a las que tiene acceso la investigada a través de su representación procesal, los hechos por los que se siguen llevando a cabo las diligencias de instrucción, son competencia de este juzgado», explica en la providencia indicando al abogado que puede consultar el motivo por el que se la investiga en el sumario de la causa.

Unificar acusaciones

El juez instructor del caso de Begoña Gómez también ha dictado una resolución en la que pide unificar las acusaciones populares bajo una dirección letrada. Juan Carlos Peinado argumenta su decisión en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que señala que se deben unificar las acusaciones para evitar dilaciones en el procedimiento.

De este modo, el instructor ha nombrado al letrado de Vox como la persona que dirigirá la acusación popular que se suma a la acusación penal que ya ejerce el Ministerio Público.

Las hasta ahora acusaciones del procedimiento eran el sindicato Manos Limpias, que dio origen a la causa a raíz de su denuncia, la asociación Hazte Oír y el Movimiento Regeneración Política de España. Todos ellos pagaron 10.000 euros de fianza para poder participar en el procedimiento judicial, sin embargo, tras la petición de la Fiscalía Europea, se quedan sin abogado y todas sus peticiones se unificarán bajo un único abogado.

Las tres asociaciones han recurrido esta decisión argumentando que existen otro tipo de delitos que el Ministerio Público no ha asumido aún. Uno de estos delitos es el de malversación, denunciado por el abogado Aitor Guisasola, que representa al Movimiento Regeneración Política de España, al considerar que la inscripción de una mercantil propiedad de Begoña Gómez tras registrar el software de su máster podría incardinarse en este tipo de delito.

La propia mujer de Pedro Sánchez reconocía en la guía de su software que esta polémica herramienta facilitaba el acceso a ayudas públicas del Ejecutivo que dirige su marido. Esta herramienta fue pagada por la Universidad Complutense en el marco de su cátedra de Transformación Social Competitiva (TSC) que mantiene en el centro universitario madrileño, pese a no contar con ninguna titulación oficial como sí tienen el resto de profesores a los que se les ha otorgado una cátedra.

Se trata de proceder nada ético en la actividad de la mujer de Sánchez que está investigada por un juzgado de Madrid y por la propia Fiscalía Europea, que ya ha puesto en marcha las pesquisas solicitando a la empresa Red.es todos los correos electrónicos involucrados en las contrataciones con la empresa de su socio Carlos Barrabés.

El PP contra Sánchez

«La decisión de la Fiscalía Europea de investigar los contratos del Gobierno con fondos europeos al patrocinador de Begoña Gómez no impedirá que la mujer del presidente siga siendo investigada por el juzgado de instrucción número 41 de Madrid», señalan fuentes del PP. Y prosiguen:

«Este escrito se suma al aval, por parte de la Fiscalía, a las investigaciones abiertas contra David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, por cinco presuntos delitos: contra la Administración Pública, la Hacienda Pública, malversación, prevaricación y tráfico de influencias».

El principal partido de la oposición considera que pese a la «cortina de bulos y de fango que ha desplegado el Gobierno como distracción, ningún exabrupto logra tapar la corrupción que salpica al entorno más cercano a Pedro Sánchez, a su Ejecutivo, y al Partido Socialista».

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El Gobierno bajará del 21% al 4% el IVA de la prensa y libros ...

Revista de de opinión en prensa

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Juan Carlos y Felipe VI, dos reyes para dos épocas
Ulises Culebro ‘ULISES‘ [México, 1963

Juan Carlos y Felipe VI, dos reyes para dos épocas

Antonio Torres del Moral El Mundo, 170624

Juan Carlos de Borbón y el cambio sustancial

Ha habido varios Juan Carlos de Borbón desde su llegada a España:

1º) El niño tímido que viene a España cumpliendo un acuerdo de su padre con Franco Bahamonde y que comienza a estudiar muy protegido.

2º) El estudiante semiuniversitario que, acaso más protegido aún, conoce, a medias, un ambiente diferente y traba algunas amistades recomendadas.

3º) El soldado que hace el servicio militar, conoce la disciplina, se siente a gusto en tal ambiente y hace unas amistades que le durarán casi toda su vida.

4º) El joven príncipe que vive en dos ambientes diferentes: comienza a tratar asiduamente a Franco Bahamonde, se codea con príncipes y princesas y a veces hace de las suyas.

5º) El mismo joven príncipe que encuentra a la joven princesa a la que unirá su vida, todavía alegre y confiada, registrándose en los hoteles como Príncipe de Asturias, , que es el título tradicional del sucesor, en lugar de Príncipe de España, que es el que Franco le otorgó cuando lo nombró sucesor.

6º) El príncipe sucesor de Franco Bahamonde que soporta la incomprensión de su padre derivada de su falta de entendimiento de la evolución española.

7º) El Príncipe de España, que todavía se ve obligado a pronunciar discursos franquistas en instituciones franquistas.

8º) El Rey de España que pone en marcha un cambio político que no esperaban ni siquiera los más firmes opositores al franquismo.

9º) El Rey de España que desactiva la operación conocida como el 23-F y goza de la admiración de los jefes de Estado de todo el mundo, así como de instituciones políticas y culturales, y recibe las distinciones más preciadas.

10º) El Rey que se aburre de no hacer nada o casi nada y comienza a hacer de todo o de casi todo, fuera lícito o ilícito, arruinando su merecida fama y buen nombre y poniendo, además, en posición difícil a los dirigentes políticos de su país.

Esos diez Juan Carlos l son once, pues resta recordar, por si hiciera falta, al Rey ausente de España y con residencia en un país gobernado por una autocracia islámica cuyo índice de libertad arroja números negativos y desde el cual se desplaza intermitentemente a España para regatear o jugar al golf, dos actividades lícitas, desde luego, y muy apropiadas para quien no tiene nada que hacer y pueda permitírselo, que es justamente su caso.

Hace tiempo dirigí un programa de doctorado en la UNED sobre la Monarquía, con cuya ocasión solicité una audiencia con el Rey Juan Carlos I. Me llamaron comunicándome que el Rey nos recibiría en tal fecha. Y allí que fuimos profesores y alumnos.

Yo expliqué en qué consistía el curso, el Rey hizo unas preguntas y alguien mencionó el Tratado de Maastricht, que obligaba a modificar el artículo 13.2 de la Constitución para ampliar el derecho de sufragio de los extranjeros en las elecciones municipales.

Tras un par de intervenciones, el Rey ordenó que trajeran un texto de la Constitución, me llamó a su lado, abrió el texto por dicho artículo, me lo enseñó y, señalándolo, me preguntó: «¿Qué dice aquí?». Debajo del precepto había escrita con tinta roja una frase: «No tocar nada más», que yo leí en voz alta. Eran tiempos en los que Juan Carlos I todavía seguía de cerca la realidad nacional.

Contó Sabino Fernández Campo en el prólogo a mi libro sobre el Príncipe de Asturias una conversación entre Juan Carlos I y Fidel Castro en un aparte del desarrollo de una Conferencia de los Jefes de Estado de los Estados hispanoamericanos. En su transcurso preguntó Castro con su desparpajo habitual:

«Oye, tú: ese hijo tuyo tan alto y tan buen mozo, ¿qué es? ¿Un virrey?». El Rey, con buen criterio, no contestó y la conversación siguió por otro camino hasta que fueron llamados todos para la continuación de la sesión.

Con ocasión de otra conferencia similar, reunidos en mesa redonda todos los jefes de Estado (más el presidente del Gobierno español por la necesidad de refrendar la participación del Rey), tuvo lugar el conocido incidente entre el presidente de Venezuela, que no cedía la palabra, y el Rey, en el cual Juan Carlos I preguntó, o más bien censuró algo airado ante la sorpresa general:

«¿Por qué no te callas?», frase que obtuvo la debida respuesta del interpelado y ahí terminó el incidente.

Por la noche me telefonearon de un programa de Radio Caracol, que se escucha en toda Hispanoamérica. Su conductor, hombre experimentado en esas lides, me preguntó qué opinaba de lo sucedido. Le di mi opinión sobre que el Rey no había medido bien sus palabras, aunque la respuesta del presidente venezolano fue un tanto airada. Entre jefes de Estado de países hermanos no caben esas intemperancias.

Me replicó un tanto sorprendido: «¡Pero un Rey es más que un presidente!». Le expliqué que entre dos jefes de Estado no hay jerarquía jurídica; otra cosa es su respectiva importancia política en el concierto de las naciones. No se sintió satisfecho e insistió: «Todos los presidentes le ceden el paso y el Rey preside las reuniones».

Mi respuesta se alargó un tanto: «Las reuniones suelen ser presididas por el jefe del Estado anfitrión. Y si en otros momentos preside el Rey, se hace así por deferencia hacia él y hacia España, no en cumplimiento de una norma». La conversación no continuó: el conductor del programa pasó a platicar con otro radioyente y yo quedé pensando en el hecho cierto de que nuestros paisanos hispanoamericanos son, por lo general y a partes iguales, muy sensibles y muy deferentes con España.

Felipe VI, un relevo esperado y difícil

El derecho de mensaje no está expresamente atribuido al Rey ni por el texto constitucional ni por una ley; sin embargo, lo ejerció Juan Carlos I desde un principio y, una vez aprobada la Constitución, siguió con la misma práctica. Felipe VI ha continuado con el precedente y ni entonces ni ahora ha habido objeción jurídica, pero sí comentarios que arrojan dudas sobre su constitucionalidad dado el silencio de la Constitución.

La objeción no alude al Mensaje de Navidad, de tanta raigambre y seguido por millones de españoles como una escena-saludo más de esas fechas, ni a las palabras obligadas y alentadoras que pronunciaba Juan Carlos I y continúa pronunciando Felipe VI, sino a discursos políticos muy sonados y políticamente importantes, respecto de los cuales siempre hay quien se siente preterido o incluso maltratado.

Los ejemplos señalados de esta segunda modalidad son el pronunciado por Juan Carlos I el día siempre citado como 23-F, con ocasión del golpe de Estado en marcha, y el pronunciado por Felipe VI el día 3 de octubre tras los sucesos de dos días antes con ocasión de la convocatoria de un ilegal referendo de autodeterminación de Cataluña.

Del primero se ha escrito mucho y queda poco por decir, salvo declaraciones y documentos emergentes que aporten revelaciones importantes. Del segundo se ha publicado mucho menos, aunque continúa siendo comentado en seminarios y tertulias. Aquí no voy a desvelar nada ni a resolver el problema jurídico.

Lo hice en un breve artículo de urgencia publicado en este periódico dos días después de ser emitido el discurso. Pero sí llamé la atención sobre la inidoneidad de este tipo de mensajes regios para dirimir problemas políticos, salvo extrema necesidad, como sucedió en los dos casos comentados.

En el segundo utilicé una imagen algo abstracta valorando su constitucionalidad: el mensaje quedó en el margen interior de la circunferencia que delimita la constitucionalidad de un acto regio. Dicho de otro modo: si por milésimas de milímetro no rozó la inconstitucionalidad, vale más no intentarlo de nuevo.

Para eso está (y en aquella ocasión estaba) el presidente del Gobierno, que, sin embargo, se quitó de en medio haciendo un flaco servicio a la Monarquía.

Antonio Torres del Moral es catedrático de Derecho Constitucional.

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¿Alianza de civilizaciones?

 

Begoña, de anfitriona

Santiago González en su blog, 170624

El Mundo publicaba el viernes pasado un foto espectacular en la que se ve a Begoña Gómez en su primer acto público tras haber sido imputada. En compañía de la mujer de Erdogan visitó el Museo del Prado y ambas posaron cogidas de la mano ante el cuadro Las Meninas. Hay que ver la foto, a ver si luego la cuelgo en mi blog.

La nuestra parecía hasta sexy por mera comparanza. Benita dos Carallos calificaba: una compareció como modelo de feminismo y la otra como modelo de honestidad empresarial.

Seguimos con la hija de Sabiniano. Mon Bosch: “Hola, mi nombre es Begoña Gómez, soy la directora de la cátedra de Transformación Social Competitiva y quiero presentarte la única titulación universitaria de postgrado en dirección de captación de fondos públicos y privados para organizaciones sin ánimo de lucro. …

Después de diez ediciones presenciales  ofrecemos dos nuevos formatos: híbrido  o semipresencial y un formato 100%on line. Si quieres ser un profesional en fundraising, es el momento; te esperamos. Inscríbete”.

Tenemos en la República un seguidor que se llama Santiago Fernández y que este fin de semana recordaba: “Ya lo dije ayer: Ni un solo día sin que este tío haga el ridículo. En eslasemana de FJL aparece casi a diario en la sección de Santi González. Deberían hacer una sección que se llame ‘La república de Papell’.

Él mismo se precipitaba a hacer méritos: “Es razonable que el Gobierno dé un ultimátum al PP para que desbloquee el Poxer Judicial y cumpla la Constitución. Ya es hora de reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que el Parlamento pueda elegir a los consejeros de procedencia judicial por mayoría absoluta si en una  primera votación no se consigue la deseable mayoría cualificada”.

Macarena Olona recordaba viejos tiempos de Vox y de sus fulgurantes comparecencias de los miércoles: “Dije en una entrevista que Yolanda había sido la única mi nistra a la que no había podido ‘romper’ en los cara a cara en el Congreso. Algunos lo topmaron como un elogio, ella entendió que no la estaba piropeando y se hizo la mártir. La cosa es que hace unos días le contaba esto a un emigo y él me preguntó: “Macarena, ¿te has planteado la posibilidad de que no te entendiera cuando la hablabas?” Exacto. Era eso.

Lupe Sánchez insistía en lo del fiscal general del Estado. Alvaro García Ortiz no solo ordenó publicar el comunicado sabiendo  del carácter confidencial de la información sobre Alberto González Amador, sin o que además lo filtró a la SER tratando de construirse una coartada.

Javier Palencia anuncia con alharaca: “Se cierra el círculo, Isabel Díaz Ayuso, Sotillo de la ADRADA. Juez Peinado, LA ADRADA”, ligando lo que a él le parece una prueba de culpabilidad. El juez Peinado tiene una casa en La Adrada, (2.700 habitantes) municipio de la provincia de Ávila y los ancestros de la presidenta de la Comunidad de Madrid son de Sotillo de la Adrada, (4.700 habitantes) localidad que también pertenece a la provincia de Ávila.

Sr. Liberal: Felipe VI reveló que tiene un patrimon io de 2,5 millones, no tiene ningún bien inmueble en propiedad, ni cuentas  o depósitos de dinero en el extranjero.

Renunció preventivamente a la heren cia de su padre Juan Carlos I.

El hermano músico de Pedro Sánchez tiene más patrimonio y todo fuera de España. ¿En serio queréis una república?

Chino de China: “Begoña Hood te enseña a captar fondos a los ricos para dárselos a los pobres”.

Hoy El País acuñaba un titular Glorioso que ya nos había adelantado la SER: “García Ortiz descarta dimitir si es imputado por desmentir los bulos del Gobierno de Ayuso”. No se puede ser más indecente. El Grupo PRISA pretende hacer creer que desmentir un bulo, una mentira, es un delito.

Evidentemente, no será imputado por desmentir ningún bulo, sino por cometer un delito, presuntamente, que no se me olvide el presuntamente, de revelación de secretos, que está adecuadamente recogido en el artículo 197 y siguientes del Código Penal.

Finalmente, nuestro querido Gulliver dedica su ovillejo de hoy a cuatro fiscales dignos: Zaragoza, Cadena, Madrigal y Moreno.

¿Habrá quien diga nanay?/ ¡aún hay!

 ¿Quiénes son portentos tales?/ ¡fiscales!

– ¿Son fiscales obedientes?/ ¡decentes!

Cuatro fiscales valientes

que ilegal orden objetan

porque las leyes respetan,

¡aun hay fiscales decentes!

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Shostakóvich y Stalin, avatares
Javier Carbajo y Sara Rojo

Shostakóvich y Stalin, avatares

La música de Shostakóvich es la respuesta más genial que yo encuentro al miedo provocado por Stalin, pero también es la forma que tuvo de identificarse con el sufrimiento de sus compatriotas

Para entender a Stalin hay que escuchar a Shostakóvich. Ambos están unidos por un hilo misterioso que es el mismo de la época que les tocó vivir. Un gran líder revolucionario y el músico ruso-soviético más grande de todos los tiempos, frente a frente. Stalin, igual que los criminales que lo subordinan todo a la pasión por el poder, fue un hombre implacable, solitario, extraño, también carismático, intrépido, capaz de destruir al 99 por ciento de los seres humanos para atender sólo al restante uno por ciento. Sin embargo, a eso debería añadir algunos hechos incontestables: fue el verdadero vencedor de la II Guerra Mundial, tuvo el privilegio de que su Ejército Rojo liberara Berlín, en Yalta, los aliados le permitieron que se quedara con buena parte de Europa central, y, por mucho que cueste reconocerlo, su sombra continúa planeando en los cimientos del antiguo Estado Soviético. Sólo así se puede entender la Rusia de Putin, heredero y acérrimo defensor de un sistema expansionista, basado en el despotismo, y cuyo propósito es recuperar el imperio perdido. Los rusos, a lo largo de su historia, no han conocido la libertad. Pasaron de los zares a los dirigentes bolcheviques, sometidos siempre a un régimen opresor que impidió, y me temo que siga impidiendo, el desarrollo de la democracia. El sueño que muchos tenemos de una Europa unida desde Iberia a Rusia, el que tuvo también Gorbachov, último secretario general del Partido Comunista, hoy se ve cada vez más lejos.

Stalin estudió en el seminario de Tiflis; tenía vocación religiosa y quería consagrar la vida al sacerdocio. Durante ese tiempo, leía más de quinientas páginas diarias: libros de filosofía, teología, ciencia y literatura que anotaba con esmero. Después llegó la Revolución y abandonó sus inclinaciones religiosas para dedicarse a la política. Lo llamaban Koba, como el protagonista de ‘La parricida’, de Alexander Qazbeghi, un montañés salvaje de Georgia que, al igual que él, se enfrentó a los zaristas, y los derrotó. En esa época, iba de un lado para otro ejerciendo una frenética actividad revolucionaria. Pronto conoció las cárceles de Siberia, de las que escapó con tanta facilidad que se llegó a decir que era un confidente de la policía. Frecuentó a marxistas autodidactas, mantuvo buenas relaciones con asesinos confesos, se implicó en numerosos atentados, conspiró a diario, pero consiguió salir siempre adelante. Tuvo claro que la política era el mejor instrumento para alcanzar el poder, aunque estaba convencido de que eso tenía un precio: la soledad, el despotismo, y la crueldad. A excepción de él, nadie en la Unión Soviética estaba a salvo; los que un día parecían bendecidos por la fortuna, al siguiente caían en desgracia. El miedo fue la maldición de ese tiempo: miedo al presente, al futuro, a ellos mismos y a los demás.

Durante los casi treinta años de dictadura de Stalin, compositores, escritores, poetas, dramaturgos, artistas plásticos, directores de cine, se vieron obligados a seguir dos principios ineludibles: satisfacer el gusto popular con obras que se pudieran entender sin dificultad, y enaltecer los logros del sistema comunista. Eso llevó a que todos ellos renunciaran a las convicciones estéticas heredadas de los primeros tiempos de la Revolución de Octubre, una década de gran creatividad, en parte gracias a la gestión del Ministerio de Cultura, dirigido por Anatoli Lunacharski, que favoreció el desarrollo de las vanguardias. Cuando a Serguéi Kirov –dirigente del partido en Leningrado–, le preguntaron si no era absurdo presentar a los trabajadores obras experimentales, él se limitó a contestar: «El proletariado es un amplio concepto que va desde un simple obrero a Karl Marx».

Fue una década en la que se experimentó en múltiples ámbitos artísticos y literarios: el constructivismo de Mayakovski, los diseños futuristas de Ródchenko, el suprematismo de Malévich, el teatro biomecánico de Meyerhold y Nemiróvich-Dánchenko, las nuevas técnicas cinematográficas de Eisenstein y Kózintsev, la búsqueda de «nuevos sonidos» de Roslavets y Theremin. Todos ellos, ardientes bolcheviques, estaban convencidos de que solo a través del arte podría alcanzarse la verdadera Revolución.

Ese sueño lo heredó Shostakóvich, y fue el origen de los numerosos conflictos que debió soportar con el aparato del partido, lo que le obligó a alterar la forma de escribir música a partir de la Quinta Sinfonía, aunque sin perder su propia identidad. La cuestión clave es saber si la enorme popularidad que tuvo Shostakóvich durante toda la vida, y que llega hasta hoy, hubiera sido posible sin la presión ejercida sobre él por Stalin y por algunos dirigentes del Partido.

Lo que hace de Shostakóvich un caso excepcional, es que transformó el miedo al régimen soviético (tenía preparada la maleta por si la policía venía a buscarlo de noche), en energía creativa. Como él mismo decía: «el miedo te obliga a oscilar en un cable de alta tensión; es una droga inyectada en las venas que te permite sentir con enorme intensidad; cada escalofrío solo se supera después de dudas y sufrimientos». Fue miedo lo que sintió el aciago 26 de enero de 1936, en el que Stalin asistió a una representación de su ópera ‘Lady Macbeth de Mtsensk’ en el Bolshói, y abandonó el teatro antes de que acabara la función. Y no se equivocó lo más mínimo, pues, al día siguiente, aparecía en Pravda un editorial, Caos en vez de música, brutal crítica que lo acusaba de ser un enemigo del pueblo, y lo amenazaba con la deportación a los campos de Siberia, o algo aún peor.

La música de Shostakóvich es la respuesta más genial que yo encuentro al miedo provocado por Stalin, pero también es la forma que tuvo de identificarse con el sufrimiento de sus compatriotas. Él no creía que la música pudiera combatir el mal; pensaba más bien que la tristeza es el único sentimiento verdadero, y que los seres humanos son un misterio, pues no aprenden de sus errores, se destruyen con crueldad, o se atormentan con pasiones enfrentadas, donde aparecen el instinto de matar, el temor a la muerte, el egoísmo, la bondad, el amor, el odio, la mezquindad, y el deseo. Escuchen sus últimas obras: la decimocuarta sinfonía, el decimoquinto cuarteto de cuerda, su magistral forma de poner música a los sonetos de Miguel Ángel, su sonata para viola y piano, y comprobarán cómo los rusos –ese pueblo de alma grande, tan lejano y a la vez tan próximo al nuestro– llevan en la sangre el culto del martirio y van por la vida con las venas abiertas.

Xavier Güell es músico, escritor y autor de la novela ‘Shostakóvich contra Stalin’.

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Firma de los Pactos de la Moncloa. Europa Press

Recomponer el consenso en España

Manuel Tello en El Correo, 170624

Hace 50 años España experimentó una transición a la democracia de forma tan ejemplar que se transformó en un ejemplo para todos los países que pasaron por una situación similar. Fue algo envidiable y tan natural como la fruta que nace cada primavera/verano en el árbol.

Fue natural debido a que la transición estaba interiorizada en una mayoría muy amplia de la sociedad española. Una mayoría que veía, por fin, que España iniciaba, con alegría, un camino sin los retornos cíclicos de nuestra historia.

Para conseguirlo se pusieron sobre la mesa, con elegancia y respeto, los diferentes puntos de vista de cada opción política y -lo más importante- se llegó a consensos. Consensos en los que las diferentes sensibilidades del pueblo español estuvieron ampliamente representadas por un abanico de partidos políticos: UCD, PSOE, AP, PCE, los partidos nacionalistas y algunos con menos representación.

Los acuerdos, que tanto fruto dieron, comenzaron a romperse a partir del pacto del Tinell hasta hacerse imposibles en el momento actual.

Antiguamente, en España la ruptura se achacaba a los representantes del antiguo régimen. Ahora, el PSOE cometió el grave error de elegir, por dos veces, como candidatos a la presidencia a dos militantes con la mente obnubilada. En el caso actual, con el agravante de que su obsesión es seguir sentado en el sillón.

Recordemos que con los pactos del Tinell se levantó una valla que dejaba desterrados de los asuntos de España, por lo menos, a la mitad de los españoles. Esto generó, como en otras ocasiones, la reacción del pueblo. Un ejemplo de esa reacción fue dar al PP, en aquel momento, una mayoría absoluta.

Actualmente esa reacción le ha hecho vencedor en todas las elecciones. Tiene un poder territorial que nunca soñó. Ganó las elecciones generales y acaba de ganar las europeas. En este último caso, el número de votos que perdió el PSOE respecto a las anteriores europeas es excesivamente alto.

En el momento actual en España -en otros países, también- debido a acciones positivas y negativas a corto y largo plazo de los gobiernos se está produciendo un cambio sociopolítico cuyas consecuencias se verán cuando se convoquen las próximas elecciones generales.

Solo un ejemplo de acciones positivas: el movimiento ascensional de la clase obrera. El último empujón se inició hace 40 años con el crecimiento de la sociedad del bienestar. Esto hace que las ideologías utópicas, incluso el sindicalismo, estén quedando reducidas a su uso como propaganda y a interpretaciones transitorias de una realidad mucho más profunda y compleja.

Así se podría seguir con otros muchos tópicos (educación, vivienda, calidad de los puestos de trabajo…).

Esto ha generado en las sociedades avanzadas un acercamiento hacia el centro de las dos ideologías dominantes: la socialdemócrata y la conservadora/liberal. Incluso, en Europa, una disminución de la presencia de la socialdemocracia y la irrupción, con fuerza, de ideologías de derechas alejadas del centro.

No olvidemos que cuando hay sensatez la aproximación hacia el centro incrementa la capacidad de consenso. Por eso, el PP y el PSOE, después de pasar este por el purgatorio al que lo mandará el señor Sánchez, deberán repensar, junto con todas las demás fuerzas políticas, el futuro de España. Con otras palabras, deben rectificar la deriva de los últimos años devolviendo el poder público, incluyendo el nacionalista, a la totalidad de los españoles.

De momento, debido a la ocupación por la masa de la dirección de algunas opciones políticas, España está en el borde extremo del precipicio. Sin embargo, la situación aún es remediable. Para ello es necesario recuperar el ambiente de entusiasmo, hoy perdido, que se generó durante los 20 años de la transición política.

Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de los españoles no somos culpables de que desapareciera. Los culpables son los propios políticos y sus partidos. Algunos ya se están recomponiendo. Los demás, por el bienestar de todos, deben hacerlo cuanto antes.

En cualquier caso no olvidemos que esa exigencia de rectificar se está forzando, quizás sin toda la intensidad necesaria, con nuestro voto. El breve análisis realizado no está planteado desde la exageración. Para ello ya hay muchas tertulias que, debido a la pobreza intelectual de los que las dirigen, de los participantes o de ambos, se dedican a desmesurar todos los hechos y trastocar las opiniones sensatas.

Señores políticos, quítenles el juguete a los contertulios y no dejen que las palabras del profesor Albert Einstein se apliquen a ustedes: «Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y sobre el universo no estoy seguro».

Manuel Tello, profesor emérito de la UPV.

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Foto: Los reyes, Felipe VI y Letizia, junto al presidente Pedro Sánchez, durante la ceremonia de entrega del Premio Cervantes. (EFE/Ballesteros)
Los reyes, Felipe VI y Letizia, junto al presidente Pedro Sánchez, durante la ceremonia de entrega del Premio Cervantes. (EFE/Ballesteros)

Una monarquía en el alambre, el Rey demócrata y la tentación sueca

En el décimo aniversario de su proclamación, Felipe VI dispone de un abrumador afecto popular, pero la monarquía parlamentaria sigue teniendo problemas por su arrinconamiento institucional y la deslealtad de determinadas élites

José Antonio Zarzalejos en El Confidencial, 170624

Artículo 56.1 de la Constitución: «El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.»

Un estudio elaborado y publicado el pasado 7 de junio por los profesores Francisco Llera y José M. León Ranero por encargo de la asociación Red de Estudios de las Monarquías Parlamentarias (Remco), tras quince horas de diálogo con medio centenar de jóvenes nacidos entre 1995 y 2006, valora así los diez años de reinado de Felipe VI:

«La primera década del reinado de Felipe VI, tras una sucesión compleja y en un contexto de crisis política seria, es vista, sobre todo, como de continuidad, que está teniendo que pasar página de los escándalos familiares y los cambios necesarios en la Casa Real.

El balance, ligeramente más crítico (cambios, transparencia, visibilidad, relevancia, sesgo conservador, desconfianza, distancia) que favorable en el desempeño de las funciones institucionales de la Corona se compensa con la valoración, muy positiva, de la personalidad del Rey (serio, prudente, discreto, con criterio, buena formación, neutral, distanciamiento familiar, modernizador, con buen perfil internacional, conocimiento y sensibilidad ante el pluralismo del país)».

«El Rey, por prudente, serio y neutral, tiene una buena imagen en los más jóvenes, los nacidos entre 1995 y 2006»

Respecto de la Princesa de Asturias y la Reina, concluyen que «hay pocas dudas sobre su papel positivo (…) para la popularización de la Corona, sobre todo, por su origen social [de la Reina], su cercanía a la sociedad y su capacidad de comunicación. Pero, también, por su personalidad, su papel en la formación de sus hijas, particularmente de la Princesa de Asturias, y su previsible influencia en las decisiones del Rey.

Por todo ello, no se comprende muy bien la irrelevancia o cierta artificiosidad aparente del desempeño de un papel, necesariamente, secundario, al que, sin embargo, se percibe con más potencialidades«.

Y sigue: «la Princesa Leonor está llamada, además de dotar de continuidad a la Corona, a encarnar un futuro nuevo para la misma como protagonista de la tercera generación de su restauración.

Además de las incógnitas lógicas sobre alguien tan joven y protegida y que, hasta ahora, no ha tenido una relevancia o exposición pública, pero llamada a desempeñar un papel histórico, las valoraciones dibujan un caleidoscopio de argumentos, básicamente, positivos: una mujer joven, con un importante recorrido formativo, con buena imagen, laboriosa, seria y con personalidad para un papel duro y complicado.

Al especular sobre el futuro, excluidas las referencias a las incertidumbres inevitables (matrimonio, elitismo, sesgo tradicional), predomina la expectativa de continuidad y estabilidad, que puede garantizar alguien con ese perfil, por otro lado, muy dependiente de la herencia modernizadora que le pueda dejar en la Casa Real el reinado de su padre».

Aunque con la percepción de algunos sesgos negativos, la monarquía parlamentaria no tiene alternativa verosímil hoy en España

El estudio arroja otros matices que no pueden obviarse: gran desconocimiento de la institución, sesgo ‘franquista’ con cierto déficit de legitimación democrática, impacto negativo de las conductas del rey abdicado, pero sin cuestionamiento de la monarquía parlamentaria y sin que la alternativa, la republicana, sea verosímil hoy por hoy.

Se deduce de las conclusiones de los profesores Llera y León Ranero que la monarquía parlamentaria sigue siendo una forma de Estado insuficientemente comprendida en España por las nuevas generaciones (quizás también por las anteriores), atávicamente vinculada a más lastres que a más activos.

Sin embargo, emergen con fuerza y adhesión generalizada las figuras de Felipe VI y la de la Princesa de Asturias. Entre ambos —la Reina adquiere perfiles también interesantes para las generaciones más jóvenes— la fotografía del momento monárquico en España es favorable, pero no despejado.

Por esa razón, la monarquía española con Felipe VI está comprometida en un difícil equilibrio que convierte al titular de la Corona en un extraordinario equilibrista que mantiene en el alambre la institución.

«Felipe VI fue proclamado en pleno proceso de transformación de la política española y de la emergencia de partidos republicanos»

Felipe VI ha sido, desde su proclamación ante las Cortes Generales el 19 de junio de 2014, un Rey en la mayor de las adversidades. No solo por la fracasada operación de abdicación de Juan Carlos I que le legó el desafío de gestionar sus reprobables comportamientos personales y financieros, sino también porque su reinado comenzó en un tiempo político de profunda transformación.

El Rey se encontró, de entrada, con fuerzas emergentes en ese mismo año (Podemos y Ciudadanos) que prometían una «nueva política», con un proceso soberanista en marcha en Cataluña que Felipe VI vio venir en todo su riesgo explosivo, confirmado en 2017, ante la imperturbabilidad del Gobierno de Mariano Rajoy que le obligó a echar mano del poder de reserva y mensaje de la Corona el 3 de octubre de ese año.

Por si fuera poco, las elecciones de 2015 derrumbaron el bipartidismo, desataron una crisis en el PSOE, convirtieron a las fuerzas de extrema izquierda antimonárquicas en actores relevantes y exigieron del Rey una sobreexposición indeseable en sucesivas rondas de consultas (diez desde 2015 hasta el mes de noviembre del pasado año) para proponer al Congreso al candidato a la presidencia del Gobierno.

En 2018 triunfó por primera vez en España una moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno con el apoyo, que todavía continúa, de los partidos independentistas catalanes y vascos y del PNV.

A partir de 2019 entraron en acción los primeros gobiernos de coalición dominados, en el caso del PSOE de Sánchez, por una extraordinaria frialdad en el trato institucional al Rey y a la Corona, permitiendo toda clase de improperios contra el uno y la otra proferidos por los socios de los socialistas, tanto en el Gobierno como en Parlamento.

«El Rey ha tenido que desarrollar dos estrategias, ninguna proactiva, las dos defensivas»

La presencia del Rey en Cataluña, aunque ahora poco a poco más normalizada, la convierten los secesionistas y la extrema izquierda en sistemáticamente conflictiva, con continuos desplantes de las autoridades autonómicas catalanas y, en su momento, de la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Hasta ahora no ha sido posible que los premios de la Fundación Princesa de Girona se entreguen en la capital catalana, y el Gobierno de Navarra, con peso abertzale, suspendió los galardones Príncipe de Viana en la Comunidad Foral. En los actos institucionales a los que asiste el Rey en las Cortes Generales es igualmente plantado por las fuerzas independentistas, nacionalistas y de extrema izquierda, sin reproche alguno por parte del presidente del Gobierno.

En la sesión solemne de jura de la Princesa de Asturias, el 31 de octubre del pasado año, se ausentó, incluso, el PNV, un partido ahora a la deriva, que tradicionalmente mantenía cierto respeto institucional a la Corona.

Felipe VI ha debido desarrollar dos estrategias, ninguna de las dos proactivas sino defensivas. Por una parte, revertir el impacto negativo de las conductas de su padre -que sigue expatriado con residencia en Emiratos Árabes Unidos– que el republicanismo saca a relucir de manera constante, no tanto para reprochárselas a Juan Carlos I como para deslegitimar la Corona.

Por otra, el Rey ha mantenido un perfil bajo en cuestiones en las que debía tener protagonismo, como, por ejemplo, en la política exterior. Pedro Sánchez le ha excluido de manera terminante.

«El jefe del Estado ha sido apartado por el Gobierno de su papel constitucional en la política exterior de España»

El Gobierno español mantiene conflictos en su política internacional que condicionan gravemente el papel de la Corona en la proyección exterior del país: la crisis con Argentina, el reconocimiento del Estado Palestino al margen de la Unión Europea y el giro inexplicable e inexplicado sobre el Sahara sin que se hayan obtenido las contrapartidas de Marruecos que habrían justificado el abandono de la posición tradicional española respecto del Frente Polisario y sus aspiraciones.

Por lo demás, la pandemia, los procesos electorales continuados y la absorción abusiva de la representación nacional en el exterior por Pedro Sánchez, mantienen en suspenso un ritmo normal de viajes de Estado de los Reyes (solo 16 en una década).

Y en la presencia en actos internacionales de Felipe VI -tomas de posesión de jefaturas de Estado en Latinoamérica, por ejemplo- el monarca ha sido acompañado frecuentemente por un secretario de Estado en vez de por el ministro de Exteriores que pudo ser sustituido, si las razones eran de agenda, por una de las vicepresidentas.

El europeísmo del Rey es una de sus características como referente internacional. El viernes, en el acto de entrega en Yuste del premio Carlos V a Mario Draghi, subrayó intencionalmente en su discurso, que «el alma de Europa son sus ciudadanos, por eso todas las políticas tienen que situarlos en el centro de su acción […] Europa debe saber dar respuestas actuales y realistas a los desafíos actuales y es el momento.

Nosotros construimos Europa, pero a la vez, Europa nos construye. El reto es hacerlo eficaz, viable y sin apearnos de esos valores esenciales y fundacionales». La apelación el Rey a los ‘valores esenciales’ es una constante en sus intervenciones.

«La amnistía y las leyes de memoria histórica y democrática han acreditado la adhesión constitucional de la monarquía parlamentaria»

La ley de amnistía, aprobada por el Congreso el pasado día 30 de mayo, con una exposición de motivos falsa de principio a fin, desconoce la posición de la jefatura del Estado en el discurso del Rey del 3 de octubre y la desautoriza de hecho, deteriorando el peso institucional de la Corona que, sin embargo, ha asumido esta norma del legislativo con la disciplina constitucional debida a una monarquía parlamentaria.

Igualmente, las leyes de memoria histórica y democrática han sido palancas que la izquierda extrema, y no tan extrema, ha utilizado en el falaz debate sobre la legitimidad de la instauración monárquica en la Constitución de 1978, olvidando el pacto de la transición.

Sin ir más atrás en el tiempo, lo que ocurrió el jueves pasado en el Parlamento de Navarra fue un ataque en toda regla a la monarquía con el apoyo de los socialistas, que evitaron también que Mallorca distinguiese a la heredera como hija adoptiva de la isla.

«Existe una dinámica de arrinconamiento institucional de la Corona con falta de lealtad de las clases dirigentes»

El Rey más sinceramente demócrata de nuestra historia, el que con más eficacia ha mostrado las virtudes y funcionalidades de la monarquía parlamentaria, no ha recibido de las élites españolas en general, y de las políticas en particular, el depósito de lealtad que la institución requiere para su más fuerte anclaje.

Este desafecto no es solo de la izquierda. Sectores acérrimos de la derecha monárquica y organizaciones de extrema derecha han venido reclamando al Rey lo que él ni puede ni debe hacer, simétricamente a cómo sus antagonistas le recortan su terreno simbólico, representativo y eficaz que la Constitución le atribuye.

En esa dinámica de arrinconamiento institucional no existe la supuesta fluidez de relación entre la Moncloa y la Zarzuela. Sánchez no despacha con la frecuencia habitual (semanalmente) y de forma presencial con el Rey que, por disposición constitucional, debe estar informado de los asuntos de Estado.

Aunque otra cosa se haya publicado, Felipe VI no fue informado previamente de las dos cartas a la ciudadanía del presidente del Gobierno, ni la de abril ni la de junio. No obstante, el socialista manipuló al Rey el pasado día 29 de abril desplazándose a la Zarzuela para mantener la extendida opinión de que iba a dimitir o a convocar elecciones.

«Al Rey le falta espacio funcional autónomo y una Casa con mayor capacidad y financiación»

El Rey ha tomado decisiones incisivas en materias de su competencia (transparencia, rendición de cuentas, rigor en el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales, ejemplaridad personal y máximo sentido institucional) que no se han correspondido con la preservación de su espacio autónomo institucional, ni tampoco con el necesario reforzamiento de su Casa como estructura de apoyo imprescindible a la jefatura del Estado.

Todo ello lo ha hecho en un ambiente, en el mejor de los casos, indiferente por parte del Gobierno y, en el peor, de distanciamiento.

Don Felipe ha tenido, por fortuna para la Corona, una colaboración decisiva en la persona del primer jefe de la Casa nombrado en 2014, Jaime Alfonsín, cuya gestión discreta y eficaz ha vadeado todas las situaciones de riesgo por las que ha atravesado la primera década del reinado de Felipe VI.

Sucedido en febrero por el diplomático Camilo Villarino, parece obvio que el ejemplo de Alfonsín como paradigma de fidelidad al Rey, a la Corona y a la Nación permanezca enraizado en la gestión de su Casa que debe saber establecer un modelo de relación adecuado con el resto de las instituciones, pasando, eso sí, a una etapa más expansiva.

Ocurre, además, que se ha disparado la popularidad del Rey y la adhesión a su persona y, sobre todo, a su gestión rigurosa, discreta y sobria. Encuestas solventes –no del CIS, que se niega a preguntar por Felipe VI y la monarquía- lo acreditan, aunque, por diversas razones, no se publiquen.

De tal manera que el éxito del Rey es popular, pero esa su transversalidad no se corresponde con un espacio expedito para el ejercicio de la funcionalidad de sus capacidades constitucionales.

Las monarquías parlamentarias en Europa, que son las propias de los Estados más democráticos y con mayor bienestar del Continente, resultan especialmente útiles en coyunturas de crispación, polarización y enfrentamiento, como la española, pero al tiempo, si no hay una apuesta institucional inequívoca por respetar y poner en valor el papel del Rey con la autoridad moral de su gran empatía y conexión con la sociedad, ese potencial cohesivo se despilfarra.

«La monarquía no va a caer, en absoluto, pero existe la tentación de asemejarla al modelo sueco, decorativo y ornamental»

La monarquía, con Felipe VI y la continuidad que garantiza su hija, la Princesa de Asturias, no va a caer porque dispone de un arraigo social, histórico, cultural y simbólico imbatible. La forma de Estado constitucional, que ha querido fallidamente alterarse mediante una improcedente ley orgánica de la Corona, es, sin embargo, mutable por vía de hecho, como ahora está sucediendo en España.

El único ajuste constitucional que requiere el Título II de la Constitución (sobre la Corona) es la supresión de la prevalencia del varón en la sucesión. Y una ley orgánica que regule las abdicaciones, renuncias y cualquier duda que se suscite en el orden sucesorio.

El Rey está salvando las características de la monarquía parlamentaria en todos aquellos foros institucionales en los que debe intervenir. Pero, de seguir los acontecimientos por este camino, la monarquía española derivará hacia el modelo sueco que es en el que la Corona dispone de un rol constitucional puramente ornamental, privado progresivamente de funciones que sí permanecen en las otras monarquías nórdicas como la de Noruega, Dinamarca, Reino Unido y, en distinta medida, en Bélica.

El reto para el sistema constitucional español, diez años después de la proclamación de Felipe VI, consiste, de un lado, en que se ampare a la Corona como la clave de bóveda de la Constitución de 1978, sin ninguna reserva ya con la gestión del Rey, y de otro, que su Casa y el monarca sean conscientes del enorme apoyo popular que le sostiene, que se adhiere a la institución y que, aun siendo las comparaciones odiosas, contrasta con el desafecto generalizado hacia la clase política.

Se precisa, pues, un doble convencimiento: de la propia Corona en sus potencialidades constitucionales y de las instituciones en la valiosa aportación de la monarquía de Felipe VI a la cohesión de España y a su democracia liberal. Por lo tanto, si la monarquía parlamentaria fue necesaria en la transición, lo es igualmente en la actual crisis de debilidad de la democracia en nuestro país y en otros varios de Europa.

«Asociaciones, Reales Academias y constitucionalistas e historiadores impulsan el mayor y mejor conocimiento de la monarquía»

En los últimos años, se han activado publicaciones y debates académicos, serios y solventes, sobre la monarquía parlamentaria. Los están impulsando asociaciones como Remco, presidida por Juan José Laborda, cuyo vicepresidente, Emilio Lamo de Espinosa, es sin duda uno de los mayores expertos en la materia, y, desde luego, las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas, presidida por Benigno Pendás, la de Jurisprudencia y Legislación, presidida por Manuel Pizarro y la de la Historia, bajo la dirección de Carmen Iglesias.

Se han publicado libros colectivos de un gran valor para entender el significado de la Corona, también el comparado con otras monarquías. Por citar algunas obras de referencia: La jefatura del Estado parlamentario en el siglo XXI (Athenaica Ediciones) una serie de ensayos coordinados por el catedrático de Derecho Constitucional, Javier Tajadura.

También El Rey como problema constitucional. Historia y actualidad de una controversia jurídica (Thomson Reuters Aranzadi) coordinada por los profesores Víctor J. Vázquez y Sebastián Martín y en el que, entre otros destaca el trabajo del constitucionalista Eloy García (El significado actual del Rey en la monarquía parlamentaria: entre la democracia simulativa y la veracidad democrática) y el del ‘padre’ constitucional, Miguel Herrero de Miñón (La monarquía en la factura de la Constitución).

Son de gran actualidad y vigencia las obras de Luis María Cazorla Prieto (sobre la ley de la Corona y sobre su gestión económica) editados también por Thomson Reuters Aranzadi, y los ocho ensayos de otros tantos expertos en el volumen Reinventando la tradición.

La monarquía parlamentaria en el siglo XXI por la misma compañía editorial. La Corona en España. De los reyes godos a Felipe VI (La Esfera de los Libros) cuenta con unos textos de la mayor calidad histórica, coordinados por Manuel Campos Campayo.

Los trabajos de los académicos e historiadores Feliciano Barrios, Enrique Moradiellos y Antonio Torres del Moral, resultan muy esclarecedores. El refrendo del catedrático y expresidente del Tribunal Constitucional, Pedro González Trevijano, sigue siendo un texto imprescindible.

Por fin, un número monográfico de El Cronista del Estado de Derecho, revista especializada en derecho y humanidades dirigida por el catedrático y director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, próxima ya su distribución, reúne 40 firmas que abordan el análisis de la primera década de reinado de Felipe VI, de la misma forma que diseccionó, en otra edición monográfica del pasado mes de diciembre, los 45 años de la Constitución española.

En este número de junio firma el catedrático de sociología José Juan Toharia, el académico que tiene mayor conocimiento demoscópico sobre el estado de salud de la monarquía en España.

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Vídeos


Puigdemont estalla contra Pedro Sánchez y dice que es un escándalo el pacto de financiación con erc para que Illa sea president de la Generalitat, ante la imposibilidad de volver a Cataluña ya que el Tribunal Supremo ha dicho que no se le aplicará y será detenido si viene. 170624

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Música de Diana.


«I Heard It Through the Grapevine» [1966] es una canción escrita por Norman WhitfieldBarrett Strong para la compañía de Motown Records. La primera versión lanzada de esta composición fue producida por Whitfield para Gladys Knight & the Pips, lanzada como sencillo en septiembre del año de 1967, alcanzando éxito como la segunda posición en las listas de Billboard.

Marvin Gaye realizó una versión de la canción en su álbum de 1968 In the Groove, que sería al igual un éxito en las listas, alcanzando los primeros puestos.

La canción además ha sido versionada por muchos artistas más, incluida la banda Creedence Clearwater Revival, quién hizo una épica interpretación de once minutos para su álbum de 1970, Cosmo’s Factory, que sería lanzado como un sencillo promocional con una duración de 4 minutos.

La grabación de Gaye se ha convertido desde entonces en un clásico aclamado del soul. Vía Diana Lobos, 170624.

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Humor
Flavita Banana
‘Flavita Banana’ [España, 1987]

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