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- ¿Y ahora por qué no hablamos de la gripe [A; 2011]?
Asociación Española de Vacunología, 140111
El alarmismo del invierno pasado contrasta con el silencio de este aunque el brote es más intenso y dañino. El año pasado por estas fechas estábamos poniendo el grito en el cielo. Los diarios llenaban las portadas con noticias de una gripe que no parecía nada del otro jueves. Mientras tanto, los gobiernos enviaban mensajes confusos y la gente solo veía que se había malgastado un montón de millones en unas vacunas que no usaríamos nunca.
Unos meses después, la crisis de la gripe A parecía olvidada. Solo quedaba en la memoria colectiva un sentido de estafa que no se correspondía mucho con el peligro potencial que había habido, ni con todos los esfuerzos coordinados para prepararnos para el peor de los casos, que por suerte nunca llegó.
Se ha escrito mucho sobre este tema y se ha discutido hasta el agotamiento sobre quién tenía razón. No vale la pena seguir dándole vueltas: es más importante mirar hacia adelante y asegurarnos de que la próxima vez lo haremos todos mejor.
Se pueden aprender muchas lecciones de cómo se ha gestionado la respuesta a las últimas gripes. Quizá la más importante es que no podemos tomar decisiones de sanidad pública sin implicar al público.
Parece una obviedad, pero los hechos demuestran que aún no lo hemos resuelto. Si quienes mandan no son capaces de comunicar con claridad qué está pasando, sin los alarmismos del año pasado ni los silencios de este, solo conseguiremos generar desconfianza.
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- ¿Y ahora por qué no hablamos de la gripe [estacional]?
El alarmismo del invierno pasado contrasta con el silencio de este aunque el brote es más intenso y dañino
EFE, 041220
Salvador Macip en El Periódico, 041220
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- El silencio de los corderos
Todo es incongruente, irracional, y es este ocultismo, esta falta de transparencia y claridad en los datos que nos inoculan a todas horas, lo que nos hace dudar. ¿Qué ocurrirá en invierno, cuando por causa de la gripe estacional, se mueran miles de personas, como todos los años…?
Raquel U. Hernandez [hija y madre] en naiz, 250820
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Patrullas de Policía Local en las calles de Valladolid el domingo, durante el segundo día del toque de queda a las 20 horas EFE
20.00 horas, un cierre con base legal ya
El día 19 de enero de 2021 se ha publicado en el diario El Mundo, un artículo de Manuel Izquierdo Carrasco en el cual el autor opina sobre la polémica en torno a la posibilidad de que las Comunidades Autónomas adelanten la hora del toque de queda antes de las 22.00 horas.
La lucha contra la propagación del Covid-19 está produciendo tal riada de normas y acuerdos que es prácticamente imposible estar al día. Además, esta situación se adereza con declaraciones públicas de nuestros gobernantes confusas, inexactas o deliberadamente falsas. Ante ese panorama, desde hace unos días ha surgido una polémica en torno a la posibilidad de que las Comunidades Autónomas adelanten la hora del toque de queda antes de las 22.00 horas.
El Boletín Oficial de Castilla y León del día 16 de enero ha concretado dicho debate, por cuanto ha publicado un acuerdo del presidente de la Junta de Castilla y León en el que se fija “como hora de comienzo de la limitación de la libertad de circulación de las personas en horario nocturno las 20:00 horas”, entrando dicha medida en vigor el mismo día de su publicación.
Para entender la polémica y la base jurídica que alega el Gobierno de Castilla y León hay que acudir al Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, por el que se declara el segundo estado de alarma para contener la propagación de infecciones causadas por el SARS-CoV-2, y al Real Decreto 956/2020, de 3 de noviembre, por el que se prorroga ese estado de alarma hasta el 9 de mayo y se modifican algunas de sus condiciones.
En la redacción originaria del Real Decreto 926/2020, el artículo 5, que lleva por título “limitación de la libertad de circulación de las personas en horario nocturno” -lo que se conoce como toque de queda-, fijaba esa limitación entre las 23:00 y las 6:00, y permitía expresamente a las Comunidades Autónomas modificar esa hora de comienzo entre las 22:00 y las 00:00.
Sin embargo, el artículo 10, que atribuía a las Comunidades Autónomas competencias para “modular, flexibilizar y suspender” la aplicación de las medidas previstas en el Real Decreto, excluía de su ámbito al artículo 5. Esto es, la única modulación que en esta medida cabía era la prevista expresamente en el artículo 5, o sea, una hora más o menos sobre las 23 horas.
No obstante, la situación cambia radicalmente cuando se aprueba el Real Decreto 956/2020. Este real decreto, además de prorrogar la vigencia del estado de alarma, también cambia sus condiciones.
En lo que ahora interesa, modifica el mencionado artículo 10 con el objeto de incluir expresamente la medida del toque de queda entre aquellas en las que las Comunidades Autónomas tienen competencia para modular, flexibilizar o suspender. Una vez atribuida esta potestad genérica de modulación e incluso suspensión a las Comunidades Autónomas, lo más adecuado, en una depurada técnica normativa, hubiera sido eliminar la regla de flexibilización que hemos visto que recogía el propio artículo 5.
Era redundante y además podía originar, como de hecho ha ocurrido, interpretaciones jurídicas contradictorias. Aunque no se eliminó, no tiene mucho sentido interpretar, como parece que hace el Ministro de Sanidad, que la única modulación posible es la que ya contenía el artículo 5, pues eso estaba en la redacción originaria y haría inútil y carente de lógica la nueva redacción dada al artículo 10.
Por tanto, partiendo de la literalidad de la redacción vigente del real decreto que declara el segundo estado de alarma y de manera congruente con el cambio normativo que se ha explicado, entendemos que las Comunidades Autónomas son competentes para modular e incluso suspender los horarios del toque de queda, pero respetando ciertos límites o condiciones.
El primer límite es que esa modulación siempre deberá moverse en “horario nocturno”, pues así se deriva del propio real decreto del estado de alarma. Esto es, ningún impedimento hay en que la Comunidad Autónoma baje el toque de queda a las 20.00 horas, siempre que a las 20.00 horas sea de noche. Lo que no podría es bajar ese horario a las 16.00 horas, pues a esa hora el sol no se ha puesto todavía.
El segundo requisito es que la medida debe comunicarse al Ministerio de Sanidad -esta comunicación se menciona expresamente en el acuerdo adoptado por el presidente de la Junta de Castilla y León-.
El tercer requisito es que tendrán que respetarse los acuerdos de coordinación que al respecto haya podido adoptar el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que es un órgano que, bajo la Presidencia del Ministro de Sanidad, reúne a los Consejeros de Sanidad de las distintas Comunidades Autónomas -a día de hoy, no consta ningún acuerdo al respecto-.
Y la última condición es que dicha decisión debe ser adoptada por el presidente o presidenta de la Comunidad Autónoma de que se trate, como autoridad competente delegada del estado de alarma.
odo ello se respeta en el adelanto a las 20.00 horas del toque de queda adoptado por el presidente de la Junta de Castilla y León, por lo que no apreciamos ninguna tacha de legalidad en tal decisión y, por tanto, consideramos muy acertada la decisión de la Delegación del Gobierno en Castilla y León de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado velarán por el cumplimiento de ese nuevo horario.
Además, debe tenerse en cuenta que esta medida tiene su base legal directamente en el real decreto por el que se declara el estado de alarma y, por tanto, no requiere la ratificación judicial a la que sí están sometidas otras medidas sanitarias restrictivas de derechos fundamentales adoptadas por las Comunidades Autónomas.
Lo que ahora queda por ver es si esta medida se extenderá a otras autonomías -¿la secundará, por ejemplo, Andalucía, cuyo presidente la ha defendido públicamente?- o si el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud adoptará algún acuerdo al respecto para intentar reconducir la cuestión.
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Pandemia y tercera ola: morir o vivir
El experto en Salud Pública desgrana siete puntos clave para atajar, a la tercera, los datos al alza de la pandemia de Covid-19
Juan Martínez en El Mundo, 190121
Eurípides, en Orestes, dice: «Moriré o viviré. Las cosas más grandes se expresan brevemente». Y de eso va exactamente la pandemia, de morir o vivir. En medio de la catástrofe sanitaria que soportamos, cuando un ministro de cualquier signo y país expresa satisfacción o convicción sobre estar en la senda correcta, con setenta mil muertos a sus espaldas, es el momento de dimitir, a solicitud de su Presidente o del clamor popular.
Igualmente, cuando el científico jefe afirma que esto ya sabían que iba a suceder, en relación a la tercera ola, y solo se le ocurre culpabilizar a las víctimas, es el momento del cese.
Señores, llevamos reclamando durante semanas una serie de medidas clave. Así, la primera sería la puesta en marcha de un confinamiento domiciliario estricto orientado a rebajar la incidencia de infección a niveles manejables por los servicios de vigilancia epidemiológica.
Junto a ello, otras medidas que parece se han olvidado en esta ola: refuerzo del rastreo de contactos con amplitud de miras. De nuevo se ha de poner en marcha con la implicación de todas las profesiones sanitarias como una auténtica prioridad nacional.
También, dentro de las acciones a realizar debemos hacer una revisión de los protocolos nefastos que redujeron cuarentenas [de 14 a 10 días, o incluso 7, en algunas ocasiones] en lugar de ampliarlas y no potenciaron las pruebas de PCR.
En consonancia con la anterior, hay que llevar a cabo el aislamiento obligatorio de los casos y cuarentena obligatoria de los contactos.
Además, no se debe olvidar nunca la consideración del SARS-CoV-2 como un agente del máximo riesgo en todos los protocolos.
Todos estos puntos deben encaminarse a la minimización de la dispersión del virus en los ecosistemas.
Como séptimo punto imprescindible, asumir el importante papel de la inmunización. Para ello, la intensificación de las vacunaciones desde Atención Primaria, único lugar adecuado para inmunizar masivamente.
Siete ingredientes que se necesitan para una misma receta. De lo contrario ya saben, vivir o morir
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Ilustración de Sean Mackaoui [Suiza, 1969] para el texto
Homenajear al poeta
El autor se muestra a favor de rendir tributo a Gil de Biedma, a quien algunos pretenden silenciar ahora por una escena de sus diarios en la que confesó un encuentro en un prostíbulo de Manila con un menor. ¿Debe acreditarse la irreprochable moral íntima y civil de un autor para merecer un homenaje público?
Andreu Jaume en El Mundo, 190121
EL PASADO 14 de enero EL MUNDO publicaba una crónica, firmada por Luis Alemany, que se titulaba La incómoda gloria de Gil de Biedma. ¿Puede homenajear el Instituto Cervantes a quien se ha jactado de pederastia? El artículo recogía declaraciones de distintos escritores y periodistas y se preguntaba si era lícito que una institución pública rindiera tributo a un poeta que en su diario de 1956 había referido un encuentro en un prostíbulo de Manila con un menor.
El debate es un ejemplo más de la deprimente y a veces hilarante puerilidad que, de un tiempo a esta parte, viene animando la impugnación, por lo demás bienvenida, de las inercias de nuestra cultura.
Más que preocuparse por la supuesta inmoralidad de Gil de Biedma, la provocación parecía pensada para contestar «al otro bando» y acusarlo con parecida chatura intelectual, para que así todos podamos chapotear sin complejos en la misma ciénaga, encantados de vernos reflejados en el espejo deformante del otro. El propio cronista sugería sin ambages que a Gil de Biedma había que aplicarle la «jurisprudencia moral» de 2021, que en lugar de ser recusada cobraba de pronto carta de naturaleza. Dura lex sed servanda.
Entre las declaraciones recogidas, destacaba la contundencia del ensayista Pau Luque, que afirmaba categóricamente: «Me parece una calamidad que las instituciones públicas lo homenajeen. Un homenaje no es sólo decidir si se publica un libro o no, es algo más que eso e involucra algunas consideraciones éticas inevitables, consideraciones que para una editorial tal vez no tengan carácter decisivo (aunque tampoco deberían ser irrelevantes), pero para las instituciones públicas desde luego que sí. Para mí no hay dilema: que se ahorren ese homenaje».
Dejando de lado esa capciosa referencia, casi un aviso, a la liberad de criterio de los editores, la afirmación inquisitorial sirve para hacerse una serie de reflexiones, por lo demás elementales: ¿Cuál es la razón que lleva a una institución pública a rendir homenaje a un escritor? ¿Debe acreditarse la irreprochable moral íntima y civil de un autor para merecer un homenaje público? ¿Es posible evaluarlo? ¿Qué es exactamente lo que la institución reconoce cuando aplaude a un escritor?
En su discurso de agradecimiento por la concesión del doctorado honoris causa en la Universidad de La Sapienza, publicado con el título de El rito y la cultura, Rafael Sánchez Ferlosio se interrogaba acerca de la ambigüedad del rito en lo que toca a la cultura. Para Ferlosio, el intento de ritualizar la cultura, por ejemplo mediante el homenaje, es una manera de reducir el pensamiento a un «no-más-allá-del-límite» y a la vez una prueba de que la cultura constituye, en el mejor de los casos, una de las pocas formas de desafiar al poder estatuido, que intenta domesticar al saber precisamente porque teme su capacidad de ir «más allá del límite» y denunciar lo que nadie más es capaz de ver.
Homenajear a un escritor no supone, por tanto, sancionar públicamente la ejemplaridad de su vida, por otra parte imposible de conocer y evaluar en términos absolutos, sino reconocer la ambición, la complejidad, el riesgo y el coraje que demostró en su obra a la hora de representar la condición humana y analizar la sociedad en la que vivió. Como dijo Faulkner en su discurso de aceptación del Nobel:
«Creo que este premio no se le concede a mi persona sino a mi obra, a la obra de toda una vida hecha en la agonía y el sudor del espíritu humano, no por la gloria ni mucho menos por el beneficio, sino para crear algo, a partir de la materia del espíritu humano, que antes no existía».
En el caso de Gil de Biedma, no es la primera vez que se manipula torticeramente esa escena de su diario, que realmente ha dado mucho rédito desde que se publicó, como si toda su obra se redujera a eso. Poco importa que él mismo diga que estuvo allí «cinco minutos» o que admita que «los chiquillos no me gustan», algo que bastaría para desmentir la burda acusación de pederastia que se le intenta endosar, gracias a esa nueva jurisprudencia moral de la que parece que ya nadie está a salvo.
Para el caso, daría lo mismo que la secuencia hubiera sido más larga y más cruda o que incluso el poeta hubiera reincidido en el estupro, puesto que Gil de Biedma, cuando consignó ese episodio, estaba llevando a cabo un acto moral, sobre todo frente a sí mismo, sin rodeos ni excusas ni aderezos, como suelen hacer tantos diaristas profesionales.
Como decía Canetti, en un diario uno habla consigo. Si imagina un auditorio, aunque sea después de su muerte, está falseando. Gil de Biedma no pudo publicar en vida esa sección por razones que vuelven a estar de moda. Confió su publicación –y sí, su juicio– a la posteridad, pero no lo escribió para ella.
Segregar, por otro lado, esa escena del conjunto, con fines propagandísticos, no solo es deshonesto sino críticamente empobrecedor. Los argumentos políticos para condenar a Gil de Biedma se multiplican si uno atiende a la experiencia colonial que se refleja en esa primera parte de su diario, como el propio poeta quiso dejar claro al disponer las tres partes que conforman Retrato del artista en 1956 y que constituyen una exploración radical de las distintas dimensiones de sí mismo en un año para él fundacional.
«En las islas de Circe» se ocupa, sobre todo, de la intimidad del sujeto, con una violenta y transgresora intensidad que se opone a la fría claridad ejecutiva del «Informe sobre la Compañía General de Tabacos de Filipinas» y aun al encierro campestre, en la última parte, del poeta enfermo de tuberculosis dedicado a recapitular su aprendizaje poético en su ensayo sobre Jorge Guillén.
Lo público, lo privado y lo intelectual se entrelazan en la consabida y desesperada búsqueda del sujeto moderno por encontrar su formulación en la intimidad, sabiendo que se trata de una tentativa imposible, constitutiva del género, pero más verdadera cuanto más ansia de veracidad contiene. Quizá, después de todo, no sea raro que la recepción, en conjunto, de los Diarios de Gil de Biedma haya sido tan pobre, teniendo en cuenta lo poco acostumbrados que están nuestros escritores a hablar consigo mismos.
En ese sentido, Gil de Biedma hizo un inmenso bien a la literatura española, llevando a cabo el trabajo que a veces suelen hacer en una tradición tres o cuatro escritores. Ya sea en verso o en prosa, a la hora de abordar una cuestión íntima o un problema crítico, su propuesta siempre es moral porque de ella pueden deducirse varias reflexiones secundarias y problemáticas. Eso es lo que hace que alguien alcance el rango de escritor susceptible de ser homenajeado.
NO DEJA de ser una bonita casualidad que la expedición de esta nueva jurisprudencia moral 2021 llegue en el año en que se conmemora el bicentenario de Baudelaire, poeta condenado en su día por inmoralidad con una virulencia que se nos vuelve a caer encima. Hablando de estas cosas, el propio Baudelaire, en un apunte de sus escritos autobiográficos recogidos en Mon coeur mis à nu, decía:
«Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoral, inmoralidad, moralidad en el arte y otras estupideces me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de cinco francos, que, acompañándome una vez al Louvre, donde nunca había estado, empezó a sonrojarse, a taparse la cara y, tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba, frente a las estatuas y los cuadros inmortales, cómo podía ser que se exhibieran públicamente esas indecencias».
No hay manera, por mucho que se intente, de encorsetar la mejor literatura, ni la de Gil de Biedma, ni la de Céline, ni la de Ezra Pound ni la de T. S. Eliot –la lista de malditos es cada vez más larga y más prestigiosa–, en los límites del periodismo sensacionalista o del ensayismo de vuelo gallináceo.
El grito que se oye en ella –y quizá ya sólo en ella– sigue siendo el de la decencia, que es siempre difícil: Ah Seigneur! donnez-moi la force et le courage / De contempler mon coeur et mon corps sans dégoût!
Andreu Jaume es editor, poeta, profesor, crítico literario y director djel Centro Libre. Arte y Cultura (CLAC),
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Cartel soviético en 1936.
Mi experiencia con el ‘progresismo’ comunista
Ex embajador en la URSS y en Bulgaria -cuando este país pertenecía a la órbita soviética-, el autor subraya que el comunismo, que ya no engaña a nadie, siempre se ha apoyado en el miedo y la mentira.
José Cuenca en El Mundo, 190121
HACE CUARENTA años que Maurice Duverger escribió, en uno de los artículos que habitualmente publicaba en Le Monde, lo que sigue: «Un cadáver separa al comunismo del proyecto socialista: el cadáver de la libertad».
Cuando leí tan contundente afirmación, estaba yo muy lejos de pensar que dos años después, por uno de los avatares caprichosos de esta carrera mía, el destino me iba a conducir a ser embajador en dos países comunistas: la Bulgaria de Jivkov y la URSS de Gorbachov. Y allí pude comprobar lo acertado de la frase del prestigioso politólogo francés, que ejerció su magisterio en las Universidades de Burdeos y La Sorbona.
En un libro que di a la estampa hace algún tiempo, destacaba yo los dos pilares en que se ha apoyado siempre el comunismo: el miedo y la mentira. Sobre el miedo se han escrito docenas de buenos libros, que relatan cómo Stalin manejó el arma del terror como herramienta para doblegar las resistencias de quienes intentaron oponerse a su diseño de ingeniería social, que sembró Rusia y Ucrania de fosas comunes y millones de cruces funerarias.
Dos monstruos le ayudaron en esta criminal tarea: Beria y Kaganovich. Recién incorporado a nuestra Embajada en Moscú, en enero de 1987, me ofrecieron la posibilidad de conocer a Kaganovich, que habitaba, ya nonagenario y ciego, en los pisos oficiales del Embarcadero. Rechacé el ofrecimiento. Me repugnaba la simple posibilidad de tener que estrechar la mano del llamado Lobo del Kremlin: un siniestro personaje al que, siendo judío, Stalin encargó el sangriento cometido de confinar, perseguir y exterminar a sus hermanos de religión. Cometido que él desempeñó con entusiasmo y probadas eficacias. No cabe mayor infamia.
Respecto a la mentira, solo voy a citar un par de infundios clamorosos que tuvo que tragar el sufrido pueblo ruso: la total opacidad impuesta sobre la existencia del pacto Molotov-Ribbentrop y la ocultación del genocidio de los bosques de Katyn.
El 23 de agosto de 1939, nazis y comunistas firmaban el vergonzoso Pacto de Amistad germano-soviético, en cuyos protocolos secretos Berlín y Moscú se repartían los territorios del nordeste europeo. Tras la invasión de la URSS por los panzers alemanes, a comienzos del verano de 1941, Stalin decretó que tal acuerdo nunca había existido. Y levantó un espeso muro de silencio, ordenando incluso que de las hemerotecas se arrancaran las páginas que, en agosto de 1939, habían publicado los periódicos moscovitas con elogios encendidos al Führer y a sus éxitos.
De esta forma, la mentira se mantuvo durante cincuenta años, con pena de la vida o el gulag para quien osara desvelar lo realmente sucedido en aquel agosto aciago.
A mi llegada a Moscú, procedí a realizar las habituales visitas de cortesía que los embajadores hacemos a nuestros colegas más cercanos. El representante de Austria, que había servido en Madrid y hablaba un español fluido, me aconsejó no mencionar públicamente el citado pacto, cuya existencia seguía siendo tabú. Y pasamos a su despacho personal –la embajada había sido ocupada por el Reich en 1938, tras la invasión de Austria–, para mostrarme algo.
«Mira –me dijo– ésta es la no-existente mesa, sobre la que se firmó el no-existente acuerdo del que da noticia esta no-existente fotografía». Y extrajo una carpeta con la foto en la que figuraban Molotov y Ribbentrop firmando el documento, en presencia de Stalin, que aparecía con su guerrera blanca y una leve sonrisa complacida bajo sus poblados bigotes de georgiano.
La otra gran mentira fue la ocultación de los crímenes de las fosas de Katyn, donde los soviéticos dieron sepultura a miles de polacos, sobre todo militares, fusilados por órdenes de Stalin. Los comunistas –son expertos consumados en ese menester– cubrieron la masacre con su habitual propaganda torticera, acusando a los «germano-fascistas» de tal atrocidad.
Cuando gracias a la Glásnost de Gorbachov se supo la verdad, una prestigiosa historiadora rusa publicó en la revista Novedades de Moscú, cuyo ejemplar conservo, estas palabras: «He llorado de vergüenza al conocer esa indignidad».
Lo más hilarante, sin embargo, es el esfuerzo del «progresismo» comunista para demostrar que ese partido siempre ha levantado la bandera feminista, defendiendo el papel de la mujer en la vida política y social de los países donde manda. Qué cosas. También en este punto puedo referir algunas experiencias personales. En enero de 1987, recién llegado a la URSS, pude comprobar que no existía ninguna mujer como miembro titular en el Politburó, órgano supremo del poder soviético. Ninguna.
Y podían contarse con los dedos de una sola mano las que formaban parte de un Consejo de Ministros de casi cien carteras: rara forma de entender la igualdad de género que el comunismo sigue predicando en otros países. Y algo más. Gorbachov hizo que Raísa desempeñase las funciones de primera dama, lo que no le perdonaron los ortodoxos del PCUS, que vieron en ese proceder una reprobable «práctica pro-occidental». Porque, hasta entonces, el papel de las esposas de todos los jerarcas había sido irrelevante. Y así debía continuar.
Una anécdota puede esclarecer lo que acabo de mentar. Es ésta. A la muerte de Yuri Andrópov, su cuerpo embalsamado fue expuesto en el Salón de Columnas, según era la costumbre, para recibir el homenaje del pueblo moscovita y de los emisarios extranjeros. Dos señoras enlutadas se acercaron y una de ellas trató de colocar un ramo de flores al pie del catafalco, siendo rechazada bruscamente.
«Soy Tatiana Filípovna Andrópova», dijo al miliciano. En efecto: era la segunda esposa del fallecido secretario general, que trataba de honrar a su marido con unos crisantemos. El guardia no la conocía. Es posible que ni quiera supiera si Andrópov estaba, o no, casado.
Han pasado los años. Las viejas consignas a favor del «comunismo progresista» ya no engañan a nadie. Desde luego, no a las instituciones europeas. Por eso, el Parlamento Europeo, sede de las libertades del Viejo Continente, ha fijado el 23 de agosto como Día del Recuerdo para rendir homenaje a los millones de víctimas causadas por las dos ideologías liberticidas del siglo XX: el nazismo de Hitler y el comunismo de Stalin.
Para que se conozca la verdad. Y para que las generaciones venideras no olviden jamás los horrores perpetrados por ambas formaciones.
José Cuenca es embajador de España.
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La tenacidad
Antonio Garrigues Walker en ABC, 190121
ordi Nadal, en su buen libro «La invención de la bicicleta» resume así la biografía de Abraham Lincoln:
- 7 años: tuvo que empezar a trabajar para ayudar a sostener a su familia después de que se vieran obligados a abandonar su casa.
- 9 años: su madre murió.
- 22 años: fracasó en sus negocios.
- 23 años: fue derrotado en las elecciones a legislador y no consiguió entrar a la Facultad de Derecho.
- 24 años: se declaró en bancarrota y pasó diecisiete años pagando deudas a sus amigos.
- 25 años: fue derrotado nuevamente en las elecciones a legislador.
- 26 años: cuando estaba a punto de casarse, su novia falleció, lo que le destrozó el corazón.
- 27 años: tuvo una crisis nerviosa y pasó seis meses en cama.
- 29 años: fue derrotado en las elecciones para representante del estado.
- 31 años: no pudo formar parte del colegio electoral.
- 34 años: fue derrotado en las elecciones al Congreso.
- 37 años: fue nuevamente derrotado en las elecciones al Congreso.
- 39 años: fue derrotado por tercera vez en las elecciones al Congreso.
- 40 años: no fue aceptado para un trabajo como alto funcionario de estado.
- 45 años: fue derrotado en las elecciones al Senado.
- 47 años: fue derrotado en las elecciones del Partido Republicano para candidato a vicepresidente del país (obtuvo menos de cien votos).
- 49 años: fue nuevamente derrotado en las elecciones al Senado.
- 51 años: Abraham Lincoln es elegido presidente de los Estados Unidos de América
Un ejemplo perfecto de cómo la tenacidad en la lucha por conseguir un objetivo puede, antes o después, superar todos los obstáculos por insalvables que parezcan. Ese es el género de actitud que necesitamos en una España muy afectada por la pandemia y la crisis económica local y global.
Vamos a tener que poner en marcha todos los resortes morales que nos permitan actuar con firmeza, con audacia y con un profundo sentido de la solidaridad que siempre ha sido un factor clave en la sostenibilidad de los sistemas incluso en épocas de crecimiento intenso.
Lo que España no puede hacer ahora es quedarse sin fuerza, sin ánimo y sin objetivos dignos.
Hay que reclamar un liderazgo más firme, más comprometido y menos ambiguo, y sobre todo menos condicionado por la obsesión de mantener el poder que puede conducir a situaciones similares a las que se han vivido en los Estados Unidos, o las que podemos vivir en varios países europeos, y entre ellos, y de manera especial, en España, en donde la erótica del poder parece justificar y legitimar pactos entre partidos con ideologías dispares e incompatibles que van a limitar y entorpecer inevitablemente la capacidad de acción y podrán poner en riesgo la convivencia en democracia.
El estamento político tiene que asumir responsabilidades como cualquier otro estamento. La idea de utilizar el poder, no para transformar la sociedad, sino exclusivamente para mantenerse en el poder es inmoral desde todos los puntos de vista.
Es un «delito» democrático que la ciudadanía acabará castigando con sus votos o por otros medios que habrá que desarrollar, porque la ciudadanía está harta de tanta doble moral, de tanto cinismo, de tanto engaño. Va a dar un golpe en la mesa y va a decir ¡basta! No llega a ser categoría de amenaza, pero es algo más que una advertencia.
Todo tiene un límite y ya lo hemos superado con creces. O reaccionamos o merecemos lo que nos pasa. No hay otras opciones. Y la única válida es la de seguir luchando con la moral y la tenacidad de Abraham Lincoln hasta convertirnos en un país con la capacidad de acción y el protagonismo que nos merecemos.
Bastaría con convencernos de que España tiene un enorme potencial de desarrollo político, económico y sobre todo cultural que podría poner en marcha en cualquier momento, pero como buen país latino padece de inseguridad en sí misma y mantiene una alta capacidad autocrítica que frena ese potencial sin justificación alguna.
Es en este momento histórico, cuando nuestro país podría compartir el liderazgo en todos los problemas del mundo y liderar en solitario varios de ellos. Nuestra condición de país europeo y de país latino y la fuerza de nuestro idioma nos coloca en una situación privilegiada. Ningún otro país europeo tiene ese potencial.
¿A qué viene entonces tanta pobreza de acción en los problemas globales? ¿tanto complejo de inferioridad? ¿tanta pereza mental? Pongámonos a ello porque va a merecer la pena. Va a sacarnos de este letargo y va a generar una nueva sociedad con nuevos impulsos, nuevos personajes y nuevas perspectivas. ¿Se puede pedir más?
Sí. Se puede pedir que nuestra sociedad civil levante la voz y además de ejercer el derecho a la crítica se cuide también de ofrecer ideas y soluciones. Es ahí donde reside la diferencia, la enorme diferencia entre nuestra sociedad civil y la anglosajona.
Limitarse al ejercicio crítico es demasiado fácil. Ofrecer salidas y colaborar con las autoridades competentes es la verdadera obligación. Es así como se construye y se cimenta una vida democrática auténtica y como se gestan valores cívicos profundos que en España escasean. Pero podemos revertir la situación. Vivimos en sociedades complejas que afrontan problemas complejos y tenemos que estar dispuestos a renunciar al que «resuelvan ellos». Tenemos la suerte de que nos toca a nosotros.
Vamos a demostrar nuestra tenacidad. Vamos a recuperar la garra, la audacia, la mentalidad innovadora, la convicción de que es posible superar cualquier obstáculo, y vamos asimismo a denunciar las intolerables mentiras de los que detentan el poder a todos los niveles. En ningún país europeo quedarán inmunes las falsedades con las que se pretenden justificar actuaciones o informaciones realmente injustificables.
No podemos ser tan diferentes al resto de nuestros colegas. La mentira probada tiene que provocar la dimensión del mentiroso y abrir un proceso de posibles responsabilidades penales o civiles. En nuestro país hasta ahora ni siquiera se ponen colorados. Seamos tenaces en denunciar esta situación.
Antonio Garrigues Walker es jurista.
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Trece millones de españoles no se sienten representados por la actual ley electoral
Victoria Rodríguez-Blanco The Conversation, 190121
Los catalanes están llamados a las urnas el 30 de mayo. Acudirán a votar una vez más sin una ley electoral propia. Llama la atención la pereza legislativa del Parlamento Catalán para no haberse provisto de una ley electoral como sí han hecho otras Comunidades Autónomas y que incluso andan ya en proceso de reformas.
Algunas de ellas, como la valenciana, tienen preparado un proyecto que mejora algunos elementos como la proporcionalidad entre territorios y ofrece un plus de elección a los votantes a través de una lista cerrada pero no bloqueada donde el elector pueda mostrar preferencias entre los candidatos de la lista del partido.
En el año 2015, el catedrático de Ciencia Política Joan Botella defendió en el Parlamento catalán una Iniciativa Legislativa Popular que mejoraba los mecanismos electorales,
Esta iniciativa legislativa contaba con el aval de 90 000 catalanes y su toma en consideración fue aprobada por unanimidad por el Parlament pero los avatares de la política catalana no han posibilitado culminar esta ley.
Los sistemas electorales son más relevantes de lo que se pueda pensar y son pieza esencial de los sistemas políticos. Tienen efectos sobre el sistema de partidos, sobre la fragmentación o no de los parlamentos, sobre el diseño de las campañas.
Tienen efectos sobre la relación entre el representante y elector, en la conformación de gobiernos estables o sobre los efectos psicológicos del elector, como afirmaba Duverger. También tienen efectos sobre la conformación de los grupos parlamentarios.
La ley necesita una revisión profunda
La LOREG que regula los procesos electorales en España es de 1985 y, aunque ha tenido algunas modificaciones menores, necesita una revisión profunda.
Después de casi 40 años de rendimiento electoral ya somos capaces de detectar sus desajustes e injusticias y es hora de que se abra el debate sobre una reforma electoral que corrija, entre otros extremos, la desproporción entre población y escaños existentes en algunas provincias o el distinto valor del voto de un ciudadano de Valencia o de Castellón, por ejemplo.
Entre los pensadores que a lo largo de la historia han abordado la reflexión sobre la democracia encontramos la radicalidad de Rousseau, quien defendía una democracia directa, llegando a considerarla incompatible con las instituciones representativas.
Sin embargo, las sociedades democráticas actuales son representativas. El electorado delega en unos cargos públicos la representación de nuestros intereses, de nuestra economía, de nuestros valores, pero ¿son los representantes públicos fieles defensores de los ciudadanos? Aquí es donde surge el dilema.
Si se concibe la representación como el instrumento que hace presente algo, que sin embargo, no está presente literalmente o de hecho (Pitkin, 1985), sería necesario que el representante hiciera lo que quisiera su principal, aquel al que representa. Debería venir obligado a obrar como si el representado fuera el que estuviera actuando.
No se entenderá como representación la actuación de aquel que hace lo contrario de lo que harían sus electores. Pero tampoco habrá representante si este no tiene ninguna capacidad decisoria.
Por tanto, se puede afirmar que entre lo que es y lo que no es en absoluto representación existen unos límites donde hay un espacio suficiente para una variedad de posibilidades sobre lo que debería hacer o no un buen representante.
En el sistema político español la representación se articula a través de listas cerradas de partidos, no de listas abiertas (salvo la elección del Senado) y se presupone que los partidos políticos deben ser instrumento fundamental de representación y que deben “representar a su electorado”, con ciertos márgenes de actuación al estar prohibido el mandato imperativo por la Constitución, pero esta discrecionalidad de sus actos no debe dar lugar a que sean irreconocibles desde la perspectiva del votante.
¿Un problema para los españoles?
Si los cargos públicos elegidos tras un proceso electoral fueran fieles representantes de los ciudadanos, cabe preguntarse por qué estos actores políticos suponen desde hace ya varios años un problema para los españoles, según nos confirma el CIS desde hace años.
En principio, parece razonable pensar que no están siendo un verdadero reflejo de la voluntad de los electores. En las últimas elecciones nacionales de noviembre de 2019 la abstención superó el 33% del censo, lo que supone que más de 12 millones de personas no fueron a votar. Además, entre los que acudieron a las urnas, 249 487 votaron nulo y 217 227 votaron en blanco. Más de 300 000 electores votaron a partidos políticos que no obtuvieron representación.
La plataforma Otra Ley Electoral (OLE) ha puesto en marcha la recogida de firmas para impulsar una reforma electoral y que se incorpore a la agenda política el debate sobre la modificación de esta normativa tan relevante para el sistema político.
Más de 13 millones de españolas y españoles que no se ven representados con la actual ley electoral lo merecen.
Victoria Rodríguez-Blanco, Profesora de Ciencia Política, Universidad Miguel Hernández.
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Tercera Edad en Acción [partido político]
Tercera Edad en Acción es un partido político de ámbito nacional, fundado por un grupo de profesionales, funcionarios, etc., la mayoría de nosotros jubilados y con muchos años de experiencia en una lucha ininterrumpida dedicada a levantar la economía de nuestro país desde los lejanos años 50, por lo que el esfuerzo, el tesón, el sacrificio y la generosidad hacia todos, han sido objetivos comunes y constantes en nuestras respectivas vidas.
DECLARACIÓN POLÍTICA
1.- RAZÓN DE SER: Este partido político nace como resultado del malestar de muchos españoles, no conformes con la situación de la clara deriva que ha tomado España a causa de sus últimos políticos y la ausencia de respuestas de una gran parte de la Sociedad Española y, con especial atención a las pensiones de todo tipo.
Tercera Edad en Acción -3e- ha sido fundado por un grupo de personas, todas ellas jubiladas, con procedencias profesionales y tendencias políticas diversas y con un claro objetivo: poner al servicio de toda la Sociedad Española, tanto su experiencia vital como profesional y laboral, fruto de una intensa vida de estudio y trabajo, de compromiso y dedicación.
Esta Declaración no es estática, muy al contrario, se irá enriqueciendo con las aportaciones y el saber de todos nuestros afiliados.
2.- ¿POR QUÉ TERCERA EDAD EN ACCIÓN?: Porque no somos sólo políticos, sino, sobre todo, gestores, ya que hemos gestionado nuestra actividad profesional y laboral, y nuestras familias durante toda una vida. Tenemos un doble objetivo:
2.1 – Por una parte, mantener, gestionar, mejorar, proteger y asegurar para el futuro, toda clase de pensiones, como las de jubilación, viudedad, incapacidad, orfandad, etc.; así como defender a los mayores de 50 años y cercanos a esta edad, para que se reconozca el valor de su profesionalidad y experiencia. También queremos representar a los abstencionistas y a los decepcionados por el rumbo que ha tomado la política actual.
2.2 – Ofrecer una nueva forma de hacer política, con ciudadanos unidos, de firmes principios éticos y morales, mirando al futuro y pensando en nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos. El objetivo es llegar al Congreso de los Diputados, para influir en las decisiones políticas que afectan a todos: Constitución, nueva Ley Electoral, unidad de España, Autonomías, Empleo, Inmigración, Educación, Sanidad, Justicia, Agricultura, Medio Ambiente, Energía, Plan Hidrológico, etc.
3.- ¿QUÉ QUEREMOS EN TERCERA EDAD EN ACCIÓN?: En 3e queremos llegar a toda la sociedad española y dignificar, no sólo al colectivo de la tercera edad y a los mayores de 50 años, cuya experiencia y profesionalidad se está olvidando, sino también a los jóvenes que necesitan confiar en que podrán elegir el puesto de trabajo que les motive y los lleve a ser la mejor versión de sí mismos.
Queremos acuñar el concepto de Sociedad del Bienestar, cuyo significado es el bienestar de la sociedad, y no Estado de Bienestar que, como se está viendo, se traduce en el bienestar del Estado. De este modo, elevar la conciencia de los ciudadanos, de forma que vuelvan a confiar en el futuro de este país, que, con tanto esfuerzo y dedicación, hemos creado los mayores. Y todo ello vamos a lograrlo desde la honestidad, la credibilidad, la eficiencia y la eficacia.
Queremos declarar que somos un partido sociológico y transversal, democrático y constitucional, sin una ideología política definida, ni de derechas ni de izquierdas, es decir, un partido de unión de todos los españoles, sin enfrentamientos, sin rencores ni rencillas, y donde la idea de una TERCERA ESPAÑA sea posible, tal y como la concebían grandes pensadores españoles, desde la Ilustración hasta nuestros días, como: Ortega, Marañón, Maeztu, Madariaga, etc. Una TERCERA ESPAÑA unida, capaz de unir a las dos Españas, hoy enfrentadas.
Somos conscientes del gran trabajo que tenemos por delante para llegar a ser elegidos como la primera opción política, pero creemos que, con nuestra inquebrantable voluntad, intensa dedicación, y dilatada experiencia y, sobre todo, con la adhesión y ayuda de todos vosotros, nuestros afiliados, será posible conseguirlo.
4.- ¿QUÉ OFRECEMOS?: 3e está muy preocupado por:
• La ruptura social que se observa en nuestra sociedad.
• Por los gastos inútiles de las diferentes Administraciones.
• Por nuestro futuro y el de nuestros hijos y nuestros nietos.
• Por el mundo empresarial, que es el que, en definitiva, genera riqueza.
• Y, sobre todo, por nuestro colectivo de mayores y el futuro de nuestras pensiones.
Para todo ello proponemos trabajar en los siguientes aspectos:
4.1 – Creación del Ministerio de la Tercera Edad: Con competencias sobre materia de pensiones, así como todo lo que afecte al colectivo de pensionistas y mayores.
4.2 – Creación de una Comisión Nacional: Órgano ejecutivo formado por ciudadanos de la sociedad civil, independiente del Gobierno y de cualquier partido político, que lleve a cabo el control y la alta inspección necesaria para la eliminación de la corrupción, el gasto público inútil, la independencia del poder Judicial y la duplicidad de cargos. Será también de su competencia la revisión de sueldos, prebendas y dietas de los políticos y sus asesores, así como de su número. Dicho órgano civil estudiará y autorizará el porcentaje y la idoneidad o no, del aumento del salario de todos los cargos políticos.
4.3 – Eliminación del sueldo vitalicio de los políticos: Todos deben tener derecho a la prestación por desempleo y a la jubilación en forma igualitaria con el resto de los ciudadanos.
4.4 – Pensiones: Revisión del Pacto de Toledo. Viabilidad del sistema, sostenibilidad y futuro de las pensiones, promoviendo el inmediato aumento de las pensiones contributivas irrisorias, así como las de viudedad y las de los autónomos. El estudio de la progresiva mejora del resto de pensiones, sean o no contributivas y, una vez realizado todo esto, la adaptación al I.P.C. será justa y podrán actualizarse de forma conjunta.
4.5 – Atención especial al colectivo de la tercera edad: Residencias especiales, dignas y más numerosas, con precios asequibles para todos los jubilados y discapacitados. Fomento de la relación entre personas que viven en soledad o en zonas aisladas. Fomento de las viviendas colaborativas con servicios comunes (cohousing)
4.6 – Reforma fiscal: Eliminación en el IRPF de las pensiones, pues la pensión no es un rendimiento del trabajo. Reducción del IBI de la vivienda habitual del pensionista. Supresión de los impuestos de patrimonio, herencia y donaciones, así como de la tributación del bien donado en el IRPF del donante, ya que la donación no incrementa el patrimonio del donante, (sino todo lo contrario). Revisión del resto de impuestos directos e indirectos, favoreciendo a los autónomos y pequeñas empresas, que crean empleo y a los colectivos más desfavorecidos. Protección al ahorro y a la inversión.
4.7 – Reforma laboral: Nuevas leyes laborales que permitan a los jubilados, prejubilados y subvencionados desarrollar trabajos remunerados o crear empresa, sin que por ello tengan que renunciar a la pensión o subvención, dado que son derechos adquiridos y anteriores a lo que decidan hacer después con su tiempo y sus conocimientos. Los impuestos y seguros sociales generados por ellos se destinarán al Fondo de Pensiones de la Seguridad Social. Esto crearía una imagen distinta para la 3ª edad, y se la respetaría mucho más.
Estudio del paro en los autónomos. Flexibilidad de horarios, paternidad y especial atención a familias monoparentales.
4.8 – Seguridad Social y Sanidad: Tarjeta Sanitaria única, con historial médico individual y accesible desde cualquier parte de España. Estudio de la posible implantación del cheque sanitario. Dignificación y reconocimiento de la labor y dedicación de los profesionales de la salud: Cotización según las horas reales trabajadas, eliminación de contratos temporales que se perpetúan en el tiempo, equilibrar los salarios en función de la responsabilidad y riesgos que asume cada profesional en el ejercicio de su especialidad médica o sanitaria. Control de hospitales, mejora de su gestión y del gasto sanitario. Ampliación en número de profesionales en hospitales y ambulatorios de modo que logremos un equilibrio entre la buena atención y el personal disponible. Revisión del concepto de Sanidad Universal.
4.9 – Defensa de la Unidad de España y respeto a todas las ideologías: En el marco de la democracia y el respeto a la Constitución, eligiendo nuestras soluciones con lo mejor de cada ideología.
4.10 – Políticas de Inmigración coherentes y con el debido control: Con el fin de evitar abusos y gastos innecesarios al Gobierno, así como evitar el lucro de organizaciones mafiosas indeseables.
4.11 – Justicia única y auténticamente independiente: Separación absoluta de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El Tribunal Supremo como última instancia judicial.
4.12 – Reforma de la Constitución. Revisión Autonomías: Devolución al Gobierno Central de la Sanidad, Educación y Justicia. Sistema Electoral con listas abiertas.
4.13 – Educación con una línea única y un modelo educativo común: Que sea duradero para toda España, utilizando del castellano o español como lengua vehicular. Dicho modelo debe ser fruto de un acuerdo entre todos los partidos con representación parlamentaria significativa para que, realmente, sea duradero y contenga las mejores ideas de cada uno de ellos. Libertad de elección de centro. Implantación del cheque escolar. Potenciación de una Formación Profesional de alto nivel y de la Formación Dual, estableciendo los convenios pertinentes entre empresa y Ministerio de Educación.
4.14 – Demografía: Necesidad de aumentar el índice de natalidad mediante la ayuda directa a las familias numerosas. Incentivos por cada hijo. Escuelas infantiles gratuitas. Consideración de familia numerosa a la familia monoparental con dos hijos a su cargo. Implantación de ayudas y alternativas eficaces a las futuras madres solteras como consecuencia de un embarazo no deseado. Estudio para una nueva legislación sobre adopción mixta (padres adoptivos – madre biológica).
4.15 – Sector Primario: Favorecer y estimular la compra del producto español por delante de las importaciones, mediante el estudio de los costes de producción, distribución y venta, así como los canales establecidos para la exportación.
4.16 – Vida y Valores: Cultura de protección a la vida desde su inicio hasta su final biológico. Lucha y denuncia contra la corrupción, el fraude y la promesa política no cumplida cuando no se ha argumentado ni justificado dicho incumplimiento a los ciudadanos, así como la defensa de la verdad y castigo ejemplar de la mentira política. Leyes penales que impidan las Fake News (noticias falsas). Control del abuso en redes sociales. Nueva ley de medios de comunicación que favorezcan la competencia, impidiendo el acceso de los partidos políticos a su control. Prohibición de la publicidad y la propaganda subliminal, a través de una Comisión Nacional de Redes de Comunicación con un tribunal de justicia adicional.
Teléfono: 639 770 153, 686 966 406 y 91 176 36 51
web: ttps://3edad.org
Contacto: expansion@3edad.org
twitter: https://twitter.com/3edadenAccion
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Joaquim Aubert Puigarnau ‘Kim’, 2013 [España, 1941]
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Viñeta de Ricardo [R.Martínez Ortega, Chile, 1956] para El Mundo
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