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Tengo miedo, torero‘ [1945]. Pasadoble interpretado por Carmen de Lirio en la película «Viva la Revista‘ [1953], dirigida por Enzo Trapani. La composición es obra de Franz Johan y Augusto Algueró, para la compañía de revistas Los Vieneses.

Y flojo el cinturón

Arcadi Espada en El Mundo, 070814.

Villán me trae la muerte de Carmen de Lirio. No puedo resistirme. Es la última vez que se hablará de ella en un periódico. Que se hable dos veces. Traigo unos recortes del libro que Jaume Boix y yo escribimos sobre Samaranch. Más que unos recortes, cancioncillas.

«En la noche de bodas, colcha de seda, sabanitas de hilo…».

Era su éxito en los cincuenta. Aunque lo que la calle cantaba era sobre todo:

«Es belleza con delirio/es guapa con lozanía se alimenta de Alegría / y es tan pura como el Lirio.»

Alegría era Baeza Alegría, el gobernador civil. El gobernador y la vedette.

Hasta las puertas del teatro Cómico donde actuaba Carmen llevaron la protesta y los barullos los falangistas, tipo Podemos Colau: acusaban a la pareja de ser los únicos felices en la ciudad. Muchos años después Carmen nos negó esos amores y dijo que todo había sido política y mala fe. Que su preocupación de entonces era lograr escuela para su hija, de una madre soltera y un señor de Vich. Y que sus noches después del teatro las ocupaba comiendo dátiles y bebiendo leche en soledad. Nada que ver su vida, eso dijo e insistió, con el aire cargado, barroco de aquella otra cancioncilla —esta de Espronceda—: «Me gustan las queridas/tendidas en los lechos/con chales en los pechos/y flojo el cinturón».

Entre sus amores o no estuvo también el joven Juan Antonio Samaranch. Una de las primeras noches él le dijo, con su gracejo habitual, que iba mal vestida. La vedette no se inmutó, pero al cabo de algunos días el señorito Juan Antonio recibía en su casa una compuestísima factura de El Dique Flotante, tienda principal, a cuenta de un completísimo fondo de armario. La pagó son rechistar. Carmen también me negó esos amores, y habló por contra de un marqués de Croce, alto y guapo, que eran los hombres que apreciaba. Que en realidad ella solo había sido para Samaranch una asignatura pendiente.

Y que fue ese sentimiento anidado el que le hacía buscarla en los años setenta por el Lady Pepa de Madrid o el Sokoa, de Barcelona, cuando ella era ya una vedette gastada y él una espléndida promesa hecha realidad. Una de esas noches entró Samaranch acompañado de Miguel Primo de Rivera. Iba vestido con un blazier impecable, de botonadura dorada. Luego de cantar tomaron unas copas. En un un momento él se le acercó al oído y le dijo: «¿Quieres que te eche un ancla?» Y ella, erguida: «¿Dices eso por qué vas vestido de marinero?»

Negro.

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Pide‘ `[1961]. Interpretada por Carmen de Lirio en la película ‘Festival en Benidorm‘ [1961], de Rafael J. Salvia. Compuesta por Augusto Algueró para Lucho Gatica.

Texto de Javier Villán, citado por A. Espada:

Murió la reina del Paralelo, la vedette cuyo hermoso cuerpo era el símbolo de la lujuria, la belleza y el canon en los años 50 y los primeros 60. Era actriz, cantante, bailarina; mas por encima de cualquier otra consideración Carmen de Lirio fue La Reina del Paralelo, con mayúsculas y grandes luminarias. El Paralelo barcelonés era más que la calle del pecado, era un mundo aparte y sin parangón. Y Carmen de Lirio era la belleza sublime por encima de cualquier otra consideración moral o política; con los hombres más guapos y famosos del momento tras de ella. Si los censores la vigilaban de cerca, como luego se ha dicho y magnificado, no era para recortarle el escote, sino para admirarla. Carmen Forns llegó a la gran urbe catalana a finales de los años 40, era de Zaragoza y el mismo año 1950 ya la habían subido a un pedestal.

Como Raquel Meller, era modistilla, costurera de altos vuelos, pero pronto su talento y, sobre todo, su belleza deslumbrante, pura escultura de fuego, la rescataron de una vida menestral apenas iniciada. Era la belleza suprema, la distinción suprema de la voluptuosidad, la voz insinuada: el pecado en estado puro, carnal y terreno que nunca descendía de las esferas siderales; compañera del silencio, siempre la rodeó la algarabía y el ruido que ella transustanciaba en pasión amorosa y creadora; la gloria y el sexo, decían sólo para los elegidos de su corazón.

Fue vedette, reina y emperatriz sin tener que rebajarse nunca a labores dudosas de subalterna ni transigir con imposiciones de censura o compromiso. Cómo atreverse a censurar a una galaxia astral, a poner límites a la teoría clásica de su cuerpo, a la insurgencia de su piel huyendo fugitiva de las mallas, las faldas y el vestido. En su libro de memorias Carmen de Lirio explota en beneficio de una imagen insumisa y rebelde sus batallas con la censura, como el tema principal de la película, con Alfredo Landa, La noche de boda. Debián de ser cosa de subversión caníbal, por un contoneo de más o de menos, por las curvaturas o las oscilaciones de su cuerpo divino.

En realidad, en el Paralelo, en aquellos años 50 las cosas debían de ir por otro sitio. El Paralelo era una calle de unos 200 metros de largo que empezaba en las Atarazas y acaba en la Plaza de España. Era zona de pecado y allí las fechorías de la censura tenían otras soluciones de más fácil arreglo que el lápiz rojo o la plumilla recomponiendo escotes o maillots. Por lo que podíamos deducir quienes llegábamos allí en los años 60 y 70, el Nacional Catolicismo no procesionaba por aquellos pecaminosos andurriales, y con la virulencia que en el resto de España. Creo haber escuchado a Joan Brossa, mediados los 70 y si no es de Joan Brossa da igual, me lo quedo, que el Paralelo no era ni nacional ni católico, y por eso se permitían las subversiones de la carne que se permitía. La censura quizá se preocupase más de los dramas políticos realistas y en crudo, como cruda era la realidad que los circundaba, que por la tela y la mallas de vedettes y vicetiples.

Es, cierto, además que Carmen de Lirio no era una estrella vedette más igual que el Paralelo no era sólo una calle para el ocio y la fornicación. Era un símbolo. En este sentido la biografía del Paralelo con su veintena, o acaso más, de salas de distinto pelaje y catadura es simultánea a la biografía de Carmen de Lirio, cuya vida artística no se circunscribe sólo a Barcelona. Pero es allí donde la sitúo quizá porque son los orígenes los que marcan libre, una vida. El Paralelo era el Molino que algunos seguían llamando Molino Rojo en recuerdo del Molino de París y acaso porque así se llamaba antes de la guerra; no lo sé, pudiera ser y en cualquier caso importa poco. Como Molino Rojo lo recojo en Y vinieron las suecas; así que consagrado como tal queda aunque me maldigan por arbitrario y frívolo, algunos Pijoaparte, no el de Marsé.

Pero el Paralelo era también el Teatro Arnau y el Victoria y el teatro en catalán de Guimerá y Santiago Rusiñol, el cabaret popular y el circo. Y hay en torno a esas realidades simultáneas un eje, un punto de referencia indesplazable de su esplendor. Si el emblema del Paralelo era el Molino, lujo placer y estilo en un mar de prostitución, mestizaje y drogas de distinto calibre, zona liberada para la descojonación de las clases populares y burguesas de Barcelona, el sello de Carmen de Lirio era su naturaleza irrefutable de vedette con aspiraciones de actriz de teatro. Territorio comanche de un público popular y menos popular. Los ricos tenían el teatro político y el lujo de las supervedettes; los menos ricos, la revista sicalíptica, el vodevil en crudo de rameras desahuciadas y desecho de tienta. En realidad el Paralelo era un modelo de sociedad golfa e interclasista; la abolición de las clases, pero con territorios acotados.

Además de unas piernas aéreas y esculturales Carmen de Lirio tenía una cabeza pensante y por eso, quizá, aunque con ella haya muerto una época ella no muere. Claudio Guerin la llevó a La Casa de las palomas; Vicente Aranda a Clara es el precio, y Jorge Grau a La trastienda. Así hasta medio centenar de películas. Y para no perder del todo el aura de vedett glamourosa, títulos como Adulterio a la española o La pecadora. Talento de mujer bellísima con ráfagas luciferinas de la Sodoma y Gomorra del Paralelo, y resplandores de una actriz que no sucumbió ante nada.

La calle Conde del Asalto, atravesando el barrio chino de cloaca y maldición, la Bodega Bohemia de juguetes rojos, une el Paralelo a las Ramblas, el Liceo con el Molino. Quizá eso sea Barcelona, al menos la Barcelona que se me quedó en el corazón: ópera y guitarra; Carmen Amaya y Montserrat Caballé y Ocaña santero, poeta y maricón. La calle Conde del Asalto sigue anudando los fantasmas de lo que fueron en tiempos el Paralelo y Las Ramblas. Aquel, casi en su totalidad derruido, se ha reconstruido en parte y las Ramblas son el fantasma de sí mismas. Nunca se podrá rehabilitar su espíritu. No nace todos los siglos una Carmen de Lirio cuya luz ilumine, a la vez, Poble Sec, las Atarazanas, el Apolo, el Molino, las Ramblas y el Liceo.

Carmen de Lirio, vedette, nació el 31 de octubre de 1926 en Zaragoza y murió en Barcelona el 4 de agosto de 2014.

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Carmen de Lirio. Vía El desván de Rafael Castillejos.

Carmen de Lirio, la ‘vedette’ que reinó en el Paralelo de los cincuenta

Participó también en decenas de filmes y burló la censura franquista con su inteligente picardía

Diego Galán en El País, 050814.

Carmen de Lirio, famosa vedette del Paralelo barcelonés durante los años cincuenta y sesenta, falleció el pasado martes a los 90 años. Su espléndida figura y su inteligente picardía unidas a un claro talento para el baile y la canción le dieron pronto una enorme popularidad en los escenarios, y también en el cine donde intervino en unos cuarenta filmes. Fue notable su interpretación de La pecadora, María de Magdala, (Ignacio F, Iquino, 1954), una de aquellas películas de la época que querían propagar un rotundo contenido moralista pero sin eludir el lucimiento de la belleza de las actrices lo que en cierto modo contradecía el mensaje.

Eran los pulsos que el cine español mantenía contra la censura. “Entre tenues velos y melodiosos acordes vivían entregados a la lujuria rindiendo culto al despotismo de una hermosa mujer”, se decía en La pecadora donde Carmen de Lirio (doblada su voz por Nuria Espert) además de su belleza mostraba valiosas condiciones como actriz dramática. Años después lo hizo en muchas otras ocasiones: Las salvajes en Puente San Gil (Antoni Ribas, 1966), La casa de las palomas (Claudio Guerín Hill, 1971), La trastienda (Jordi Grau, 1975), Clara es el precio (Vicente Aranda,1975), Carne apaleada (Javier Aguirre, 1978)…

De verdadero nombre Carmen Forns Aznar, había nacido en Zaragoza pero tras la guerra civil sus padres se trasladaron a Barcelona donde la joven ganó con facilidad un reñido concurso de belleza siendo requerida desde entonces por pintores, toreros, futbolistas, políticos, actores…, incluso por la elegante burguesía catalana que se atrevía a descender a los teatros del Paralelo para conocerla de cerca. Incluso los curas iban a verla: “Nunca me gustaron”, confesó ella. “Yo los veía camuflarse en los palcos. Se quitaban el alzacuellos y, hala, a divertirse…» Amores no le faltaron, “pero en aquella época los hombres no se casaban con las artistas”, sólo las acosaban. Ella “atraía a los hombres como la miel a las abejas”.

La leyenda de sus amoríos aumentaba su atractivo popular en aquella España reprimida… pero también alertaba la vigilancia de los censores. Carmen de Lirio presumía de haberles burlado en muchas ocasiones y con ese lema tituló su libro, Memorias de la mítica vedette que burló la censura (2009) en el que de camino desmentía haber tenido relación con algunos políticos que la rumorología le había adjudicado como amantes: fue el caso de un gobernador civil de Barcelona en los años cuarenta. Y aprovechó el libro para desmentir igualmente a Juan Antonio Samarach: «Ese gentleman de bolsillo dice que tuvimos un affaire. ¡De qué…! Samaranch siempre me ha parecido un hombre soso».

Una de las maneras con que Carmen de Lirio seducía a los censores, además de embobarlos con su espléndida figura y su sentido del erotismo, era resolverles problemas familiares o gestionarles recomendaciones y favores. Y ellos autorizaban entonces que se bajara algo más el escote o se subiera un poco la falda. Hay quien la recuerda interpretando la canción Su noche de bodas vestida hasta el cuello pero luciendo sus piernas desnudas. “Los censores eran unos obsesos”, recordaba. Pero a veces ella no aguantaba más sus peticiones: «La asistenta me preguntaba: ¿qué les digo? Y yo, no te preocupes que ahora salgo y los echo sin contemplaciones».

Su sentido del humor quedó reflejado en algunas de sus películas y lógicamente en el teatro cuando, por ejemplo, actuaba junto a Miguel Gila. Fue una insólita profesora de baile andaluz en La ironía del dinero (Edgar Neville, 1955), o la mujer pía que admiraba al cura “por al alzamiento de hostia que hace este hombre” en Amanece que no es poco (José Luis Cuerda, 1989), o el acogedor reducto de paz y silencio que esperaba a Fernán Gómez en La vida alrededor (Fernando Fernán Gómez, 1959), o la famosísima espía en Operación Mata Hari (Mariano Ozores, 1968), junto a Gracita Morales y José Luis López Vázquez…

Carmen de Lirio significó una avanzada en aquellos tenebrosos años de la posguerra, y aunque fue en Barcelona donde obtuvo sus mayores éxitos su popularidad se extendió a toda España a través de sus discos o de actuaciones en las compañías de varietés, en ocasiones junto a otros grandes del género como Mary Santpere, el caricato Alady o el bailarín y cantante Antonio Amaya. Una gran época que ella, en buena parte protagonizó.

Filmografía

2003 Platillos volantes
2000 El cor de la ciutat (TV Series)
1997 La Moños
1996 Tres días de libertad
1994 Tiempos mejores
1992 Tango (TV Series)
1991 Un submarí a les estovalles
1991 La huella del crimen 2 (TV Series)
1989 Amanece, que no es poco
1985 Yo, ‘El Vaquilla’
1984 Las alegres chicas de Colsada
1983 Polvos mágicos
1980 Teatro breve (TV Series)
1979 La noche del licenciado (TV Movie)
1978 Carne apaleada
1978 El Francotirador
1976 Los hijos de…
1976 Adulterio a la española
1975 La trastienda
1975 Clara es el precio
1975 Cuando el cuerno suena
1975 El teatro (TV Series)
1974 La redada
1973 Aborto criminal
1972 La violación
1969 Marquis de Sade: Justine
1968 Operación Mata Hari
1966 Las salvajes en Puente San Gil
1964 A escape libre
1963 El mujeriego
1961 Honorables sinvergüenzas
1961 Goliat contra los gigantes
1961 Festival en Benidorm
1960 La paz empieza nunca
1960 Los dos rivales
1959 La vida alrededor
1958 Secretaria para todo
1958 Cabaret trágico
1957 La ironía del dinero
1956 La pecadora
1953 Viva la rivista!
1952 Era lei che lo voleva!
1952 Oggi sposi
1951 Parsifal

Fuente: IMDb.

Notas.-

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