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El Congreso cobrará el café a 0,95 € y la caña a 1,05 mientras Sánchez lleva a los bares a la ruina
Segundo Sanz en ok diario, 01120
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Hacerse el tonto
Arcadi Espada en El Mundo, 101120
LA CELEBRACIÓN de los pobres de la tierra que organizan los ricos tiene un tope clásico. Aludía a ello Emmanuel Carrère en una entrevista en Le Point, citando la frase inglesa One’s feast is the other’s fast («Tu banquete es mi ayuno») y añadiendo: «Si no estás dispuesto a dejar tu casa, tan tranquila, y a vivir de modo menos agradable, no pretendas que los condenados de la Tierra deban vivir mejor, porque para que vivan mejor tú deberás vivir peor».
Esta suma cero es discutible, excepto si se encara con el núcleo duro de la riqueza, que es el privilegio: la cuestión no es vivir bien, adjetivo inútilmente ambiguo, sino vivir mejor que los otros. De ahí el desasosiego que provoca que la élite socialdemócrata (Martha’s Vineyard, digamos) se llene la boca con el pueblo.
Mucho menos descrita, sin embargo, es la hipocresía de la élite liberal, que ha perdido por completo el pudor en la época trumpiana. Si la élite socialdemócrata se alía con los pobres hasta confundirse mendazmente con ellos, nuestros libérrimos pretenden mimetizarse con los garrulos.
Las élites liberales tienen con dios (en el que no creen), las mujeres (con las que no se pasan ni un pelo), la homosexualidad (matrimonian devotos y alquilan vientres), los libros (que leen), la televisión (que desprecian) o el vino (la chevechachechube a la cabecha) unas relaciones por completo distintas a los sujetos de ese pueblo que ensalzan y glorifican en una medida ridículamente parecida a la que usan los socialdemócratas. Si los socialdemócratas hacen trampa con su dinero, ellos hacen trampa con su cultura. Todo por el pueblo.
La hipocresía liberal ha conducido a situaciones verdaderamente cacofónicas. No se han limitado a defender a Trump porque desregule y baje impuestos, lo que sería natural y hasta obligatorio. Es que pretenden que un palurdo de su magnitud haya liderado la llamada guerra cultural desde la trinchera opuesta a la socialdemócrata.
O sea pretenden que alguien que ha despreciado la evidencia, hasta el punto de obtener para los Estados Unidos de América el liderazgo indiscutido en la humillación que la naturaleza ha propiciado a la civilización, lidere la política basada en la evidencia y pueda reprocharle a la izquierda, por ejemplo, que la tabla rasa no existe o que el género no es una construcción social.
La élite liberal le ha dicho desde siempre a sus votantes: «Te ayudaremos a que dejes de ser pobre». Su particular revolución cultural debe consistir ahora en añadirles: «Y también te ayudaremos a que dejes de ser tonto». Pero no van por buen camino. Quizá temen que con ese programa se pasen de listos y se hagan todos socialdemócratas.
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Emojis: un lenguaje emocional
Jorge Carrión The New York Times, 101120
Supongo que soy un clásico: mi emoji favorito es el corazón rojo. Pensé mucho en él cuando terminó la cuarentena en España y mis padres pudieron al fin visitarnos, después de dos meses sin ver a sus nietos. Mi madre nos llenó la nevera de envases con carnes y pescados cocinados y el congelador, con botellas de caldo. Para esa generación nacida en la postguerra española cocinar tal vez sea el modo principal de decir te quiero. Para la nuestra, quizá sea mandar un ❤️.
Los emoticonos [:-)] y su evolución, los emojis [😊] representan el mundo tal y como lo entendemos en 2020. Diverso en los colores de piel y en las formas del amor y de la familia; humano, vegetal, animal y algorítmico; más iconográfico que alfabético; viral y, sobre todo, emocional. Un mundo con conversaciones cada vez más intergeneracionales y globales que ha encontrado en ese idioma visual su propia lengua franca.
Aunque tengan más de veinte años de historia, los emojis se han vuelto imprescindibles durante la segunda década del siglo XXI, que ha estado marcada por las redes sociales y los teléfonos inteligentes en general y WhatsApp y WeChat en particular. Ese vocabulario transversal de caritas y símbolos, ese traductor intuitivo de los estados de ánimo, ese generador simpático de notificaciones se ha convertido en la semántica y la gramática más extendidas de nuestra época.
La razón última de su gigantesca popularidad es que los emoticonos se encuentran en la exacta intersección entre el capitalismo emocional y el capitalismo de plataformas. Como dice Eva Illouz en Intimidades congeladas, el primero es “una cultura en la que las prácticas y los discursos emocionales y económicos se configuran mutuamente”, de modo que la vida emocional “sigue la lógica del intercambio y las relaciones económicas”.
Nick Srnicek, por su lado, argumenta en Capitalismo de plataformas que se trata de un nuevo y muy rentable sistema de extracción de datos, basado en la entrega constante de información sobre nuestros gustos, consumos, relaciones personales y sentimientos.
Desde el punto de vista de los valores clásicos, los emoticonos suponen un retroceso, porque boicotean el aprendizaje de la ortografía o la formulación de párrafos con oraciones subordinadas. Desde la perspectiva de la viralidad, en cambio, se trata del grado cero de las neolenguas de nuestra época, una forma de expresión democrática y un importante puente entre personas de diferentes procedencias sociales, culturales y generacionales. Una inesperada versión icónica del esperanto.
La lengua planificada que creó el polaco L. L. Zamenhof en 1887 y que durante algunas décadas del siglo pasado pareció que podría conseguir imponerse mundialmente ha fracasado en su formulación lingüística original y en su espíritu utópico, pero ha triunfado en su evolución o traducción icónica y como marca registrada.
Porque el idioma artificial tenía como objetivo ser patrimonio de la humanidad y asegurar la comunicación más allá de las barreras idiomáticas, étnicas y estatales. Y eso es, justamente, lo que permiten los emoticonos; pero su triunfo se ha debido al interés corporativo, el de la marca Emoji y el de los fabricantes de telefonía móvil y nuevas formas de comunicación.
Los emojis son fugaces como una carcajada o un sonrojo. Virales como memes que se pueden repetir hasta el infinito. Y, por acumulación, constituyen conversaciones que se parecen a cardiogramas, por su reproducción de los entusiasmos y los enfados del día a día.
Nuestra vida está llena de urgencias y, por tanto, de abreviaturas. Vivimos inmersos en una “cultura snack”, por usar la formulación que el ensayista argentino Carlos A. Scolari ha convertido en el título y el concepto central de su último libro. Por eso nos hemos acostumbrado a condensar las propuestas y respuestas emocionales y sentimentales, a comprimirlas en forma de una ráfaga de emojis, en vez desarrollarlas en largos mensajes de audio o de texto.
Los emoticonos no están solos en esa voluntad de comprimir la información que articula nuestras existencias. Forman parte de un sistema de símbolos que se han convertido en nuestras monedas de uso más corriente. En su familia expandida están el bocadillo de cómic que quiere decir conversación, los likes de Facebook o Instagram, el sobre que significa mensaje, la papelera en miniatura que todos tenemos en nuestro correo electrónico y en la pantalla de nuestro ordenador, el doble check de leído en los mensajes de Whatsapp o los stickers.
Una constelación simbólica de notificaciones, herramientas y mensajes que son el abecé de nuestra relación con el mundo.
Mis hijos, que todavía no saben escribir, le envían emoticonos a sus abuelos. Mi madre se ha aficionado a este: 🐣. Cuando la ley y el virus lo permiten, les trae sus platos favoritos. En estos tiempos tan difíciles hay que decir más te quiero. Que cada cual lo haga como prefiera. Con palabras, con regalos, cocinando, con gestos, con canciones, con flores, con fotos, con vídeos o con ❤️.
Pero no seamos ingenuos. Al mismo tiempo que aprendemos a expresar nuestras emociones como no supieron hacerlo nuestros padres o abuelos, lo hacemos según los códigos que más le interesan a las plataformas que deciden las líneas mayores de la economía internacional.
Si queremos entender las reglas de esa nueva realidad, la del capitalismo emocional, debemos preguntarnos las razones posibles de por qué expresamos la amistad, el cariño o el amor del modo en que lo hacemos. Solo el conocimiento y la crítica nos dan un cierto margen de libertad.
Jorge Carrión, colaborador regular de The New York Times, es escritor y director del máster en Creación Literaria de la UPF-BSM. Sus últimos libros publicados son Contra Amazon y Lo viral. Es el autor del pódcast Solaris, ensayos sonoros.
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Arrimadas, entre el sopapo de Casado y los ‘wedge issues’ de Sánchez
José Antonio Zarzalejos en El Confidencial, 101120
- El único triunfo que avalaría la política de la presidenta de Cs sería que ERC perdiese la condición de socio preferente del Gobierno en los Presupuestos. Y eso es muy difícil que ocurra
En cierto modo, una de las especialidades del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez consiste en manejar estos ‘wedge issues’, asuntos divisivos que alinean a unos contra otros sin posibilidad de llegar a acuerdos transversales.
Estamos hablando de cuestiones tales como la resucitación de la memoria ‘democrática’; la omisión del castellano como lengua oficial y vehicular en un proyecto de ley orgánica pactada con ERC; la hibernación del Congreso durante medio año en el control del estado de alarma; el propósito de gubernamentalizar el CGPJ; las cada día más estrechas relaciones con partidos que no merecen, tanto por razones éticas como democráticas, gozar de la interlocución privilegiada del Ejecutivo, como es el caso de Bildu y de otras formaciones separatistas que deslegitimaron —y siguen en ello— al Estado democrático. O, entre otros asuntos divisivos más, la aprobación de la intrusiva orden de la Presidencia de Gobierno sobre la ‘desinformación’.
Pese al fomento del antagonismo político y social —estrategia diseñada por Sánchez-Redondo e implementada por Iglesias con el descaro del político que se sabe desahuciado— Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos, ha optado por una actitud que resulta tanto admirable como patética. Es admirable porque trata de encontrar un espacio en el espectro político que singularice a su tan mermado partido, que transitó del éxito de los 57 escaños en abril de 2019 al descalabro de los 10 en noviembre de ese mismo año.
La presidenta naranja no estaría en la actual tesitura si su predecesor hubiese manejado su misma audacia y determinación. Pero su apuesta —sin dejar de ser admirable por voluntariosa— tiene algo de patética, en el sentido de que es conmovedora porque asume el riesgo de ser manipulada por Sánchez y su Gobierno.
Arrimadas necesitaría algún triunfo para acreditar en su partido y ante sus potenciales electores que su actual opción es la más acertada. Por el momento, no ha logrado ninguno y sí muchas decepciones. Su grupo apoyó las prórrogas de la alarma por responsabilidad (e hizo bien), pero se apuntó contrapartidas que luego Sánchez no cumplió, como la elaboración de una legislación o plan B normativo a la actual legislación de emergencia.
También avaló la prórroga exorbitante de seis meses del actual estado de alarma, pero fue Rufián y no ella el que se apuntó el supuesto tanto de la comparecencia del presidente del Gobierno cada dos meses en el Congreso para dar cuenta de la marcha de la pandemia. En el debate sobre las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos que comienza mañana, los diputados naranjas apoyarán también al Gobierno.
La jerezana es una mujer fuerte y consistente. Pero ¿se confunde o acierta?, ¿será capaz o no de librarse de la pinza que forman Sánchez y Casado?
Este lunes, hemos tenido noticia de que Pablo Casado sigue desarrollando colmillo político. Ha encargado al bufete que preside Albert Rivera la elaboración del recurso de inconstitucionalidad contra la ley catalana de medidas urgentes para la contención de los alquileres, aprobada el pasado mes de septiembre.
La decisión del presidente del PP no parece que sea el resultado de una selección solo profesional —no hay razones para dudar de la calidad técnica de los letrados del despacho que dirige el expresidente de Ciudadanos— sino también, y quizá sobre todo, de una estrategia política. Porque establece una línea de colaboración, fina, sofisticada, entre el PP y lo que representa el ‘riverismo’ entre un sector de la dirección y de la militancia de Ciudadanos. Y dadas las posturas del exdirigente político catalán, el mensaje a Arrimadas es inequívoco y le llega como un auténtico sopapo desde la calle Génova.
La jerezana es una mujer fuerte y consistente. Pero ¿se confunde o acierta?, ¿será capaz o no de librarse de la pinza que forman Sánchez y Casado? Si migra, el electorado actual de Ciudadanos lo hará al PP o a la abstención en la que se refugió hasta un millón de los votantes que perdió Albert Rivera hoy hace un año.
Los analistas demoscópicos no están detectando ninguna transferencia de electores de los naranjas al PSOE, que se estanca a la baja; sí, por el contrario, un goteo hacia la opción popular. La posición de Inés Arrimadas es muy precaria y el único triunfo que convalidaría la bondad de su estrategia consistiría solo y exclusivamente en uno: que ERC quedase apartado en el debate presupuestario de su condición de socio preferente del Gobierno. Y
eso es altamente improbable, porque Sánchez e Iglesias quieren mantener la mayoría de la investidura y desean que los republicanos ganen las elecciones catalanas del 14 de febrero próximo. Y si eso es así, Ciudadanos puede entrar en liquidación por derribo. Aunque sería mejor para todos que la resuelta Inés estuviese dando en el clavo.
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Pavana de Iglesias
Miquel Giménez en Vozpópuli, 101120
- En Bolivia el Rey escucha una horrible interpretación del himno de España. La pavana del vicepresidente
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+Revista de Prensa
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Blas dijo:
Hoy, 11 de noviembre, festividad de:
• San Bartolomé el Joven de Rossano
• San Bertuino de Malonne
• San Cristiano
• San Juan el Limosnero
• Santa Marina de Omura
• San Martín de Tours
• San Menas de Egipto
• San Menas el solitario
• San Teodoro Estudita
• San Toribio de Cantabria
• San Verano de Vence
• Beata Alicia Kotowska
• Beato Vicente Eugenio Bossilkov
Se celebra en:
• Polonia: Día de Independencia.
• Estados Unidos: Día de los Veteranos.
• Alemania: Comienzo de la «quinta estación» (Carnaval) en Colonia.
• Reino Unido: y la Mancomunidad de naciones: Día del Recuerdo.
• Bélgica: Día de la Mujer.
• Letonia: Día de Lāčplēsis.
• Angola: Día de la Independencia.
• Japón: Día del Pocky y del Pretz.
• Corea del Sur: Día del Pepero*.
• China: Día de los solteros.
• Argentina: Día de los solteros.
• Chile: Día del Trabajador/a Social o Asistente Social.
* El Día del Pepero o Pepero Day es un día de celebración en Corea del Sur donde, tanto parejas como grupos de amigas y amigos, se regalan Peperos.
El Pepero original es una galleta en forma de bastón, rodeada de chocolate, aunque ya los podemos encontrar de todos los sabores que nos imaginemos. Y no lo que estáis pensando.
Blas
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El Yayo Fernández dijo:
Mirando lo que dice la prensa y algunos, es indudable que nuestra democracia va a menos. Es decir, menguan las libertades y el control a los partidos. Esa es la realidad y la tendencia diaria. Si a ello le sumamos cantidad ingente de leyes y normas que entre el gobierno central y los diecisiete van sacando, nuestro margen de maniobra cada vez es más reducido hasta dar la sensación de verse uno constreñido por tanta orden. Si además añadimos todos los males que estamos sufriendo y su nefasta gestión, solo cabe inmolarse o revelarse con todas nuestras fuerzas. La democracia es como la familia, hay que cuidarla para que dure y mejore con el tiempo.
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Ruth Carbonell dijo:
El foro de San Paulo de 1990 y la agenda globalista 2030 de la ONU, junto con la coacción ideológica, es un hecho diario. ¿Te has preguntado quién lo dirige todo? Sin ninguna duda, la representación de las élites de Occidente: financieros, banqueros, políticos multinacionales y conglomerados de medios de comunicación importantes que abogan por un crecimiento perenne, dentro del Orden Mundial Único. Consistente en que el 1% de la población controla y posee el 75% de la riqueza mundial. ¿Es eso socialcomunismo? No, pero les interesa toda esa gente que siguen como posesos a miles de ONG por el mundo subvencionadas por ellos mismos, la élite. Los seguidores “Progres” tienen la idea ingenua de cambiarlo desde una perspectiva revolucionaria; gente a la que direccionan a través de los medios internacionales más influyentes, que están por un cambio que en realidad es superficial porque los que mandan lo aprovechan para crear un mayor control sobre la población y diezmarla definitivamente. Digamos que los “progres” son la proteína del virus liberal más salvaje de la historia. Para sus planes sobran algunos miles de millones de habitantes y en cuya sociedad la democracia ya no interesa, solo el comercio y los beneficios y para eso desean ofrecer a la sociedad un “falso poder”. Después, ya nada será igual.
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Hija del Sol dijo:
La libertad como prioridad está siendo sustituida por el comercio salvaje. Esa es la verdad.
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Ignacio Marcilla dijo:
Los primeros que escribieron sobre Soros en España fueron Juan Antonio de Castro de Arespacochaga y Aurora Ferrer, con su libro de denuncia “Soros rompiendo España” de Biblioteca Homo Legens.
Ahora le toca al periodista Joaquin Abad con su libro “La red secreta de Soros en España”. En él se describe, entre otras cosas, a políticos de todos los partidos que manifiestan una cercanía a sus principios y planes como son Jose Luis Rodriguez Zapatero, Joaquin Almunia, Javier Solana e Irene Lozano… Pero también Ana Palacio, Luis Garicano y Hermann Tertsch. Dice de algunos que han estado y están trabajando para Soros a través de algunos de sus entramados de fundaciones y otros. Y no se deja tampoco a Arancha González y Manuel Castells que trabajaron para Soros a través de su universidad. Y, por último, a Pedro Sánchez que trabajó para Soros a través de sus fundaciones, “ha estado en nómina”.
Sin duda, un libro muy interesante. Parece que en España estamos invadidos de políticos que aplauden a Soros. Es más, también comenta que Dolores Delgado (fiscal general) está vinculada a él a través de la fundación que tiene Baltasar Garzón y financia Soros a través de su Open Society Foundation. Pues ya lo sabemos.
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El Capitán Trueno dijo:
Ignacio, ahora ya sabemos por qué criticaron tanto a Abascal en su discurso de la moción de censura. Habló de Soros y preguntó por él a Pedro Sánchez. Todos los partidos lo pusieron a parir por sacar el tema.
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Zasca dijo:
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Zasca dijo:
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Zasca dijo:
El supremacismo ideológico necesita del apoyo y el dinero de Soros.
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