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Julio Cervera Baviera [España, 1854-1927].
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Julio Cervera Baviera (Segorbe [Castellón], 26 de enero de 1854 – Madrid, 24 de junio de 1927.
Inventor, exporador, investigador, escritor, periodista y pionero en el desarrollo de la radio, este ingeniero, militar, masón y diputado republicano liberal castellonense, este segorbino es uno de los personajes más relevantes del XIX y XX español, en su campo. Y casi nadie le conoce.
Inició sus estudios superiores en la Universidad de Valencia, con la carrera de Ciencias Físicas y Naturales. Aún teniendo las mejores calificaciones, abandonó la carrera dos años después para ingresar como cadete de Caballería en Valladolid, de donde egresó con el número uno de su pro-moción en 1875. En agosto de 1878 ingresó en la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara, y fue promovido al empleo de teniente de Ingenieros el 19 de julio de 1882.
Entre 1884 y 1885 fue comisionado a Marruecos con el fin de completar los estudios geográficos militares de las costas de aquel imperio, que se vieron reflejados en varios libros sobre geografía militar. A principios de 1884, Cervera Baviera publicó su ‘Geografía militar de Marruecos‘. En mayo de ese mismo año recibió el encargo de realizar una expedición a Marruecos con el fin de estudiar tanto la geografía física como las condiciones geopolíticas y estratégicas de la zona. Como resultado de dicha expedición escribió en 1885 la ‘Expedición geográfica-militar al interior y costas de Marruecos‘, además de los informes confidenciales preceptivos. En las conclusiones recomienda: «No se olvide el servicio rápido de comunicaciones por medio de las palomas y de telégrafos ópticos hasta que sea posible emplear procedimientos más modernos».
En el verano de 1886, bajo el patrocinio de la Sociedad Española de Geografía Comercial (Sociedad Española de Geografía Comercial), Cervera recorrió -acompañado por el árabe intérprete Felipe Rizzo (1823-1908), y el biólogo y meteorólogo Francisco Quiroga Rodríguez (1853-1894- la colonia española de Río de Oro, parte del Sahara español, donde hicieron topográficas observaciones astronómicas y en una tierra cuyos rasgos fueron apenas conocida en el tiempo para los geógrafos. Atravesaron la zona comprendida entre Cabo Blanco y Cabo Bojador, alcanzando Adrar después de un viaje de 900 kms., descubriendo, por ejemplo, una nueva especie de coleóptero que lleva su apellido: “Polyphaga Cerverae”. Se considera ésta la primera expedición científica en esa parte del Sahara.
También firmaron los tratados de Idjil (cerca de Atar) con el emir de Adrar y saharauis jefes, logrando su sometimiento a la protección del Gobierno español, que sirvió como base del posterior reconocimiento internacional de la que fue colonia del Sáhara español.
También Agregado Militar en la Embajada de España en Tánger entre 1888 y 1890, la obra de Cervera en África española le valió la promoción de comandante. Sin embargo, el 19 de diciembre 1890 se publicó una crítica del gobierno colonial español en Marruecos en El Imparcial, y fue arrestado después de ser juzgado y encarcelado en la prisión de Santa Bárbara en Alicante, en 1891 y durante seis meses.
Por otra parte, era evidente que el comandante Cervera concedía una gran importancia estratégica a la comunicación rápida y que cuando conoció los trabajos de Marconi intuyó que la solución técnica ante la mayor difiultad para la defensa y gobierno de la presencia de España en Marruecos no podía ser otra que la telegrafía sin hilos (TSH).
El primer contacto de Cervera Baviera con la naciente TSH se produjo entre el 20 de julio y el 20 de septiembre de 1896, con ocasión de un viaje de dos meses por Europa. La primera patente de Marconi se le otorgó el 2 de junio de 1896 y el 27 de julio siguiente estaba prevista la primera gran prueba ante el General Post Office británico. Cervera viajó con el objetivo de analizar in situ los últimos avances científicos y técnicos de este proceso.
El comandante Cervera llegó a la radiotelegrafía debido a su marcado interés por el progreso de la ciencia y a su preocupación por la defensa de la presencia española en Marruecos, tarea que entendía amenazada por las dificultades de pronta comunicación con la península.
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Durante la Guerra Hispano-Americana de 1898, fue destinado a Puerto Rico, donde le fue encargada la defensa del Guamaní, cerro que domina el camino entre Cayey y Guayama, teniendo su punto culminante en la batalla del mismo nombre (9 de agosto de 1898), en la que consiguió repeler un ataque de las tropas norteamericanas, conociéndose este evento como «El Combate del Asomante».
El pueblo de Aibonito con su plaza e iglesia, es el de mayor altitud a nivel del mar en Puerto Rico, permitiendo una posición estratégica para una mayor visibilidad de la costa norte (océano Atlántico) en San Juan y la de Ponce (mar Caribe) al sur de la Isla. En este punto se estableció en el sector conocido como ‘La Torre’ un heliógrafo para mantener comunicación entre San Juan y Ponce.
Tras la guerra se hizo famoso al publicar un folleto, La defensa de Puerto Rico, en el que con la intención de favorecer al General Macías arremetía contra los voluntarios puertorriqueños.
Ya de vuelta, durante los primeros días del mes de abril de 1899 Cervera dirigió una Memoria al ministro de la Guerra. En ella realiza una exposición minuciosa de «los detalles, observaciones y estudios referentes a algunas aplicaciones de electricidad y mecánica interesantes para la guerra».
La respuesta del ministro fue inmediata, pues ese mismo mes se le confió una nueva comisión de servicio para que viajase al extranjero con la misión de estudiar los progresos que se estaban produciendo en la TSH. El trabajo del comandante consistió en investigar lo necesario para «construir algunos aparatos que le permitiesen hacer experiencias preliminares» de telegrafía inalámbrica. Así, trabajó durante 3 meses con Guillermo Marconi y su ayudante, George Kemp.
El 28 de junio de 1899 Julio Cervera Baviera regresó a Madrid y pasó al ministro un nuevo informe con los resultados de su viaje. En él adjuntó copia de la solicitud de la patente que solicitará inmediatamente. Desde ese momento emplearía todo su tiempo en el diseño de un sistema propio con el que realiza «pruebas previas a la presentación de la solicitud de la patente cursada el 31 de agosto de 1899»
Se trataba de un ingenio que permitió duplicar la velocidad de transmisión de mensajes. El sistema de telegrafía sin hilos de Marconi se basaba en el morse, por lo que, dependiendo de la habilidad del operario, se podían transmitir unas 20 o 22 palabras por minuto. Cervera lo aplicó a una máquina de escribir, con lo que consiguió transmitir 40 palabras por minuto.
Ha mejorado, pues, ciertas partes del procedimiento original de Marconi y, además, ha desarrollado un sistema completo distinto. Cervera busca soluciones globales de interés militar y no solo la inmediata aplicación del sistema a las comunicaciones telegráfias. El sistema de Cervera pretende la aplicación inmediata a la TSH, a la explosión de minas, de torpedos, al movimiento de máquinas terrestres y marinas, etc.; es decir, poder utilizar-lo en una serie variada de aplicaciones militares e industriales.
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De este modo, Cervera presenta en agosto de 1899, además de la patente de su sistema de radiotelegrafía, la patente del telemando, de la teledi-rección de equipos y sistemas: el «mando a distancia» tan común hoy en las más diversas aplicaciones civiles y militares. El 6 de diciembre de 1899 realizó una prueba de transmisión ra-dioeléctrica ante el rey y la reina regente entre los cuarteles de la Montaña y San Francisco el Grande, por la que es felicitado.
El 11 de diciembre de 1899 una real orden del Ministerio de la Guerra asigna a Julio Cervera una nueva «comisión de servicio en Madrid, Andalucía, Valencia y Ceuta que desempeñó efectuando prácticas de telegrafía sin hilos con aparatos de su invención por término de tres meses». Este ciclo de experimentación itinerante es el inicio del diseño de la citada Red Radiotelegráfica Militar Permanente, en lo que se reere a la decisiva selección de futuros emplazamientos.
Cervera logra establecer comunicaciones estables entre Ceuta y Algeciras a mediados de 1900, solamente diez meses después de su viaje a Londres. El comandante comenzaba a emitir con un sistema y equipos propios solamente un año después de dicho viaje. En febrero de 1901 se dispuso que se llevaran a cabo ensayos con sus propios inventos patentados entre Ceuta y Tarifa. Las emisiones entre ambas plazas comenzaron a mediados de octubre de 1901. Durante tres meses consecutivos el comandante Cervera realizó experiencias radiotelegráficas a través del estrecho de Gibraltar con resultado positivo. Dicho de otro modo, con estas emisiones el ingeniero militar español establece el primer servicio regular de radiotelegrafía en Es- paña, y el primero de radiotelegrafía militar registrado en el mundo.
En 1900 es nombrado comisario regio-director de la Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid. Ese mismo año constituyó la Sociedad Anónima Española de Telegrafía y Telefonía sin Hilos y dirige las pruebas de la telegrafía hertziana entre una estación en el cabo de la Nao (Alicante) y otra en el cabo Pelado (Ibiza), cuyos puertos distarían 85 kilómetros.
Ya en 1903, abandonadas dichas investigaciones, viajó por EEUU y, a su vuelta, creó la ‘Internacional Institución Electrotécnica‘ en Valencia, que daba títulos propios de ingeniero mecánico, electricista y mecánico-electricista, denominados libres, y publicando gran cantidad de libros sobre la materia. Fue una de las primeras experiencias de educación a distancia de todo el mundo. En 1908 pasa a llamarse Institución de Enseñanza Técnica ofreciendo cursos en disco. Publica la revista Electricidad y Mecánica desde 1905 hasta al menos 1920.
Como republicano, militó tanto en el Partido Republicano Radical como en el Partido Reformista. En 1908 fue elegido Diputado en Cortes para ocupar la vacante dejada por Vicente Blasco Ibáñez.
Fue periodista, director, editor y propietario del periódico El Radical de Valencia, fundó en Tánger El imperio de Marruecos, en Segorbe El Parlanchín y colaboró con publicaciones como El Imparcial o El País.
Entre sus proyectos científicos y profesionales caben resaltar: “El alumbrado eléctrico en Segorbe” (1892), “El tranvía eléctrico desde La Oratova a Santa Cruz de Tenerife”, “El alumbrado de Santa Cruz de Tenerife” (1894-1896), “Utilización de la energía del Cabriel en Villora (Cuenca)” y por último “El salto de aguas del río Piedras” en Puerto Rico. Además, escribió un libro sobre dos territorios de la España africana, «la Isla del Perejil y Santa Cruz de Mar Pequeña», siendo sus opiniones proféticas.
En la última etapa de su vida descubrió un principio activo vegetal que curaba radicalmente la diabetes sacarina. Las leyes españolas prohibían el ejercicio de la medicina y de la farmacia sin título, por lo que remitió su producto, acompañado de una “Memoria”, a los Estados Unidos y la Universidad Oriental de Washington le concedió el título de Doctor Honorario en Medicina.
Personaje relevante de la masonería, Julio Cervera fue iniciado a los 25 años en la logia “Alvarfáñez” de Guadalajara, en el año 1879, dependiente del Gran Oriente Español. Poco después cofundaría una logia militar en Segorbe durante los años 1888-1889 denominada “La Verdadera Luz”, auspiciada por el Gran Oriente Español. El 7 de abril de 1890 se convertiría en Gran Maestro de la logia, siendo posteriormente elegido Grado 33 del sistema escocista. Con el apoyo de Felipe de Borbón y Braganza, contribuyó extraodinariamente a la expansión de la masonería en Marruecos y EEUU.
Fuentes principales:
‘Los Ingenieros del Ejército y el desarrollo de las telecomunicaciones en España‘. José Luis Goberna Caride, General de brigada del Ejército de Tierra. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2013, pp. 91-136. ISSN: 0482-5748.
‘La introducción de las radiocomunicaciones en España (1896-1914)‘. Apéndice I. Jesús Sánchez Miñana. Editado en 2004 por la Fundación Rogelio Segovia para el desarrollo de las Telecomunicaciones.
Curiosamente, hay más información en la edición inglesa de Wikipedia que en la española. Como ya es habitual entre valencianos, en nuestros días prácticamente nadie tiene allí ni puñetera idea de quién fue este ilustre castellonense.
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‘Sin hilos‘, un perfil biográfico de Julio Cervera en RTVE. Guión, dirección y producción: Óscar Chirivella.
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Notas.-
Enlaces [en azul] y corchetes son aportados por EQM. También, por razones discutibles de legibilidad en internet, el incremento de párrafos en textos ajenos, respetando el contenido, que puede leerse en el original pinchando el enlace.
Blas dijo:
Todavía no he digerido la sopa juliana que, invitado por mi amigo Jose, compartimos a finales de abril en Casa Godó y eso que estoy con Omeprazol diario. Pienso que no es una cuestión farmacologica.
Véte a saber si era el repollo, el nabo, el apio, la zanahoria, la mantequilla o, como creo, este pollo catalán. La verdad es que éste último es capaz de tergiversar todo lo que toca.
Y aprovechando el instruido trabajo de EQM sobre D. Julio Cervera, siento el menester de sacar a colación, eso sí con permiso del autor, un artículo publicado en EQM hace unos cuantos años. A ver si contribuye a mi mejoría clínica este remedio terapeútico.
Santa María de las Fiebres. Carta a una cotorrera.
(Colaboración especial de Burriana, París y Londres)
Desde este túmulo que me acoge, en mi soledad, y sin afán de imponer la verdad ni triunfar sobre la historia, yo Alejandro obispo, nacido en Xátiva, hijo de Isabel Borja, siervo de los siervos de Dios, al queridísimo hijo en Cristo Fernando y a la queridísima hija en Cristo Isabel, ilustres reyes de Castilla, León, Aragón y Granada, salud y bendición apostólica.
Y a aquellos mis contemporáneos: Vives, Maquiavelo, Colón, Lutero, Cisneros, Nebrija, Paracelso, Savonarola, Torrella, Carlos de Francia, Leonardo da Vinci, Miguel Angel, Isabel de Villena, Rafael, Burckard, Pinturicchio, Lluis Alcanyis, Lorenzo el Magnífico, Erasmo de Rotterdam, Gonzalo Fernández, a mi recordado Ausiàs March, a Copérnico, a Roig de Corella, a mi seres queridos y queridas, a ti cotorrera, a quien me dejo y no cito, a quien no quiero poner, y a todos los que me quieran oír.
Desde la plenitud de mi potestad apostólica, con la autoridad intemporal que detento en la Tierra, y con la firme esperanza de esclarecer lo acaecido, de manera que sea la razón y no la pasión quien juzgue mi pontificado, y entre otros, MANIFIESTO:
Que el once de agosto del año del Señor de mil cuatrocientos noventa y dos, de feliz recuerdo y de buena memoria, fui designado Sumo Pontífice, y elegí el nombre de Alejandro VI, no se muy bien porqué.
Que mis primeras medidas consistieron en poner en orden las finanzas y las catastróficas arcas de los Estados pontificios legados. Establecí las prudencias necesarias para mantener el orden público. Remodelé urbanísticamente Roma. Y posibilité el funcionamiento de la Justicia. O sea: economía, seguridad, especulación, autoridad y libertad.
Que en política exterior, a requerimiento de los Reyes Católicos, desde la perplejidad y el asombro de los hallazgos que me contaron sobre el Nuevo Mundo, establecí las líneas de demarcación de las tierras descubiertas y por descubrir en el Atlántico, entre las dos potencias mundiales: España y Portugal ( sic). Como pastor de la Iglesia, me empeñé decididamente en la evangelización de los nuevos súbditos. Sin alianzas de civilizaciones.
Que en materia educativa: creé y autoricé las universidades de Valencia, la Complutense de Madrid, las universidades alemanas de Frankfurt y Wittemberg, la francesa de Avignon y la Sapienza de Roma. Instauré un fondo económico para que pudieran estudiar las personas sin recursos.
Que de verdad solo elaboré un programa de reformas en el que ponía freno a la vida lujosa de mis cardenales y a las conductas viciosas de mis empleados; papel mojado, ni puñetero caso. Ni regulé el tráfico ni pude controlar lo del tabaco porque Colón no me lo había reportado.
Que no voy a negar que fui un hombre pasional, con amor a mi familia y a los míos, ni más ni menos que conforme a la altura moral de mi época. Nada de malos rollos, ni incestos, ni mariconadas de este tipo.¿Acaso es pecado intentar casar a los hijos con la nobleza y el poder económico? No quiero ni pensar lo que habrá pasado después. Y lo que estará pasando cuando leáis esta carta.
Que me enterrraron en Santa María de la Fiebres porque sospecharon que había fallecido del mal de siment, de bubas o del morbo gálico. Mentira, ya me procuré a mis médicos y amigos Gaspar Torrella y Pere Pintor para que tal evento no aconteciese. Y que mi hijo César lo sufriera tampoco es verdad. Eso sí, Gaspar le dedicó sus libros, como antes lo había hecho Maquiavelo. Es de bien nacidos ser agradecidos. Ojo cotorreras con esta enfermedad.
Que desde el diecinueve de agosto del año de Nuestro Señor de mil quinientos tres, de feliz recuerdo y de buena memoria, puedo ver, desde éste mi último retiro, a través de sus renacentistas ventanales la casa en que viví siendo cardenal, mi castillo de Sant’Angelo y me llegan agradables ecos y rumores de Santa Maria la Mayor. Y de Valencia y de Xátiva y de Gandía… y de Burriana.
Lo de Savonarola, él se lo buscó.
Ah!, se me olvidada, en mi casa se hablaba valenciano… y no en la intimidad.
Laus Deo.
Burriana, París y Londres.
Blas
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