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¿Hasta cuando durarán estas rebajas?

Celia Mayer Duque (Madrid, 1982) es, aunque parezca increíble, Licenciada en Ciencias Políticas y concejala podemita del Ayuntamiento de Madrid y responsable del Área de Cultura y Deportes, sustituyendo a Guillermo Zapata, aquél que dimitió como consecuencia de unos tuits con repugnantes chistes sobre los judíos y las víctimas del terrorismo.

Destacada okupa como partícipe de la movida del Patio Maravillas, por si algo le faltara a la muchacha es también ‘Experta en Políticas de Igualdad de Género‘ [sic], título que, según leo, también expide ahora -otros tiempos- la Universidad Complutense.

Esta chica contribuyó a que se constituyera la candidatura unitaria Ahora Madrid con la confluencia de Ganemos Madrid y Podemos, que ha posibilitado, gracias al imprescindible apoyo del PSOE, que doña Manuela Carmena sea en la actualidad la ocurrente y ‘revolucionaria’ Alcaldesa de Madrid.

Como les digo, esta analfabeta titulada, en el poco tiempo que lleva como responsable municipal de Cultura, ha hecho sufrir a los ciudadanos de Madrid espectáculos tales como la agatizada vestimenta de la frikicabalgata de los Reyes Magos, la aberrante actuación titiritera que acabó con los cómicos en la penitenciaría o una suerte de surrealista aplicación de la normativa sobre Memoria Histórica que escandalizó a la propia Universidad.

Ante tal cúmulo de despropósitos, la Alcaldesa Carmena -amenazada por un PSOE que ya no sabe donde meterse– no ha tenido más remedio que cesarla al menos como responsable de la aplicación de la Memoria Histórica mientras la mantiene -no se sabe si a la fuerza- en sus otros cometidos.

Precisamente a propósito de su reafirmada tesis de que la reconciliación y concordia entre españoles no es posible ‘mientras siga habiendo muertos enterrados en las cunetas‘, echando por tierra el espíritu de la transición española y sus antecedentes, el concejal del PP, don Pedro Corral -con una brillantísima intervención en el Pleno de control del Ayuntamiento de Madrid del martes pasado, 26 de abril de 2016- le tuvo que dar a tal licenciada en políticas unas rápidas clases alfabetizadoras de lo más elemental del marco de fraternidad que supuso nuestro joven reencuentro con la democracia.

Este es el clima de odio ignorante que envuelve a la ‘izquierda’ de la actual política española y que ha brillado en todo su esplendor durante estos meses que han empleado en evitar ponerse de acuerdo en la conformación de un Gobierno de España que asumiera la responsabilidad de defender y gestionar los intereses generales que todavía unen a la ciudadanía.

Esperemos que esta segunda vuelta electoral sirva, al menos, para que toda esta caterva de arruinadores que llevan ya una temporada exhibiendo el pelo de su dehesa sectaria y cainíta, reciban del votante español su merecido y volvamos a la senda del sentido común.

EQM

Pd. D. Pedro Corral volvió a intervenir ayer miércoles para cuestionar un denominado ‘Comisionado de la Memoria Histórica‘, creado por la Alcadesa para sustituir la anterior colaboración de la Universidad. Vean:

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¡Vaya viaje!

Santiago González en El Mundo, 270416.

Alguna vez he colgado aquí un video de Pedro Corral, concejal del PP en Madrid. Hoy traigo éste en el que Corral sacude intelectualmente hasta humillarla a la concejal de Ahora Podemos Celia Meyer. Políticamente ya la había humillado su propia alcaldesa al quitarle las competencias sobre la memoria histórica. Es impresionante ver a un concejal popular explicando a una izquierdista, qué era la reconciliación nacional, propuesta histórica del Partido Comunista aprobada en 1956, veinte años después del comienzo de la guerra civil, veintitantos años antes de que naciera esta indigente intelectual, a la que Carmena y el PSOE han colocado en un cargo para el que es absolutamente incompetente.

Es impresionante el espectáculo de un concejal de derechas haciendo suyas las mejores tradiciones de la izquierda, que algunas hay, y explicándole a esta ignoranta leoparda (y a su alcaldesa) quién fue el proponente de la Ley de Amnistía y quién la defendió en el Congreso en nombre del PCE: el histórico Marcelino Camacho. Espectacular.

Esta mañana, el pobre Sánchez era entrevistado por Herrera, Expósito y Colmenarejo en Herrera en COPE. Le ha preguntado Expósito si estaba muy satisfecho del funcionamiento de los Ayuntamientos gobernados por Posemos, con el apoyo socialista. Respondió que algunos son manifiestamente mejorables y citó: Barcelona, Ferrol, Santiago y Cádiz. No dijo nada de Madrid. Debe de parecerle todo normal, incluida Celia Meyer y la Trotacapillas. En todo caso, no anunció intención alguna de retirar el apoyo a los que sí citó, ni al alcalde de la gomina, ni al de Valencia, que se ha revelado como otro gran Nepote. Es lo que hay.

declaración pce 1956

Preámbulo

Se acerca el XX aniversario de una fecha histórica, del 18 de julio de 1936, en que comenzó la guerra de España.

Este aniversario coincide con una nueva situación nacional e internacional que exige de las fuerzas políticas españolas definir su posición ante los importantes problemas que están al orden del día. El Partido Comunista de España fija la suya en el presente documento.

La fecha del 18 de julio ha tenido hasta ahora dos significaciones:

Una, la oficial, que celebraba la victoria de las fuerzas franquistas y que entrañaba la perpetuación del espíritu de guerra civil, el odio contra republicanos y demócratas, el tono de cruzada frente a más de media España.

Otra, la de los que fuimos derrotados, pese a defender una causa justa. Nuestra celebración, a su vez, significaba la reiteración de nuestra confianza en el restablecimiento de la democracia, la no aceptación de una derrota injusta, el legítimo orgullo de haber resistido heroicamente cerca de tres años a fuerzas superiormente armadas y –¿por qué no decirlo?– cierto ánimo de revancha.

Pero en los últimos años se ha producido una importante evolución. Fuerzas considerables, que en otro tiempo integraron el campo franquista, han ido mostrando su discrepancia con una política que mantiene vivo el espíritu de guerra civil.

En el campo republicano son más numerosas e influyentes las opiniones de los que estiman que hay que enterrar los odios y rencores de la guerra civil, porque el ánimo de desquite no es un sentimiento constructivo.

Un estado de espíritu favorable a la reconciliación nacional de los españoles, va ganando a las fuerzas político-sociales que lucharon en campos adversos durante la guerra civil.

Ya en el curso de ésta, el Partido Comunista vió la necesidad de llegar a un acuerdo entre los españoles, que garantizase la independencia nacional y la convivencia civil. Ese acuerdo no fué posible entonces, a pesar de que también en el campo opuesto había fuerzas que lo deseaban. [2]

En su carta a la redacción de «Mundo Obrero», de marzo de 1938, el Secretario General del Partido Comunista, José Díaz, escribía refiriéndose a la unidad que necesitaba nuestro pueblo:

«Esta unidad debe comprender importantes capas de la población, que en la zona facciosa están bajo el yugo y quizá bajo la influencia de la propaganda fascista, debe comprender a todos los españoles que no quieren ser esclavos de una bárbara dictadura extranjera.»

Consecuente con esta posición, el Partido Comunista fué uno de los inspiradores de la política expresada en los «Trece puntos» del gobierno republicano, política que se proponía un acuerdo entre los dos campos en guerra, sobre la base de un compromiso que garantizase la independencia de España; que no hubiera represalias y el derecho del pueblo a elegir libremente sus gobernantes.

Esta orientación ha sido una constante de nuestra política de unión nacional. Se encuentra en nuestro manifiesto de septiembre de 1942, donde proclamábamos: «la reconquista de España para la libertad y la democracia no puede ser obra de un partido o una clase, sino el resultado de la conjugación de esfuerzos de todos los grupos políticos nacionales, desde los católicos hasta los comunistas.»

Posteriormente, en la clandestinidad y la emigración, no hemos cesado de preconizar la unión nacional de los españoles, de insistir en la necesidad de cerrar el foso abierto por la guerra civil entre unos y otros, de encontrar un terreno común para impulsar el desarrollo nacional y elevar el bienestar de los españoles.

Ese es el sentido de nuestra política de unión y de frente nacional reafirmada por el V Congreso de nuestro Partido celebrado en noviembre de 1954, línea que hemos defendido consecuentemente, incluso cuando la mayor parte de los elementos representativos de las fuerzas de izquierda y de derecha la rechazaban.

El Partido Comunista sabe que las ideas y soluciones, por muy justas que sean, no se abren camino de la noche a la mañana, simplemente con formularlas. Hace falta luchar por ellas hasta conseguir que ganen la conciencia de las gentes, hasta que maduren las condiciones para que esas ideas o soluciones sean transformadas en realidad.

Hoy, la idea de una solución pacífica de los problemas políticos, económicos y sociales de España, sobre la base del entendimiento entre las fuerzas de izquierda y de derecha, ha ganado mucho terreno, aunque todavía queden serios obstáculos que vencer.

En la presente situación, y al acercarse el XX aniversario del comienzo de la guerra civil, el Partido Comunista de España declara solemnemente estar dispuesto a contribuir sin reservas a la reconciliación nacional de los españoles, a terminar con la división abierta por la guerra civil y mantenida por el general Franco. [3]

Fuera de la reconciliación nacional no hay más camino que el de la violencia; violencia para defender lo actual que se derrumba; violencia para responder a la brutalidad de los que, sabiéndose condenados, recurren a ella para mantener su dominación.

El Partido Comunista no quiere marchar por ese camino, al que tantas veces ha sido lanzado el pueblo español por la cerril intransigencia de las castas dirigentes a todo avance social.

Crece en España una nueva generación que no vivió la guerra civil, que no comparte los odios y las pasiones de quienes en ella participamos. Y no podemos, sin incurrir en tremenda responsabilidad ante España y ante el futuro, hacer pesar sobre esta generación las consecuencias de hechos en los que no tomó parte.

Las fuerzas democráticas españolas no pueden continuar como hasta ahora, al margen de la vida de España, imposibilitadas de enriquecerla y servirla con su aportación cultural y su experiencia política.

Una política de azuzamiento de rencores puede hacerla Franco, y en ello está interesado, pero no las fuerzas democráticas españolas.

Existe en todas las capas sociales de nuestro país el deseo de terminar con la artificiosa división de los españoles en «rojos» y «nacionales», para sentirse ciudadanos de España, respetados en sus derechos, garantizados en su vida y libertad, aportando al acervo nacional su esfuerzo y sus conocimientos.

Es un hiriente sarcasmo que once años después de la derrota del fascismo en el mundo, España sea casi el único país que conserva un régimen fascista. De esta situación sufren todas las clases sociales, excepto un pequeño grupo de monopolistas y gente corrompidas.

La pervivencia de este régimen es funesta para el país. No existen leyes que garanticen verdaderos derechos a los ciudadanos; no hay instituciones políticas estables respaldadas por el consenso popular. Se mantiene el principio del Partido único fascista. Se persigue a los españoles por motivos ideológicos y políticos. Si la represión se ceba en los comunistas, socialistas, cenetistas y nacionalistas vascos y catalanes, las persecuciones políticas alcanzan también a monárquicos, democristianos, liberales e incluso a los falangistas disidentes. La censura campa por sus respetos, irresponsable, y en muchos casos, analfabeta. La menor expresión discrepante es reprimida utilizando un sistema judicial de excepción que es, de hecho, la continuación de la jurisdicción militar de tiempo de guerra.

El general Franco continúa amenazando con la guerra civil y con lanzar de nuevo la «ola de camisas azules y de boinas rojas» contra las fuerzas de derecha e izquierda que discrepan de la dictadura.

Si las fuerzas sociales que retiran su apoyo a Franco se pronunciasen por la reconciliación nacional, el entendimiento que no pudo lograrse entre los españoles durante la guerra civil, podría hacerse hoy, tendiendo un puente entre el pasado y el presente, de cara al porvenir, en el camino de la continuidad española.

El Partido Comunista de España, al aproximarse el aniversario del [4] 18 de julio, llama a todos los españoles, desde los monárquicos, democristianos y liberales, hasta los republicanos, nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, cenetistas y socialistas a proclamar, como un objetivo común a todos, la reconciliación nacional.

En el presente documento el Partido Comunista expone su posición sobre cuestiones fundamentales de la política exterior, de la política económica y del desarrollo político del país, formulando algunas proposiciones concretas que somete a la consideración de todas las fuerzas políticas españolas con el ánimo de encontrar una base común de entendimiento y acción.

I. Premisas de una política exterior española
II. Premisas de una política económica nacional
III. Posibilidad de un cambio pacífico en España

[Aquí, el contenido de estos tres apartados]

Comité Central del Partido Comunista de España. Junio de 1956. Transmitido por Radio España Independiente. Tomado de Boletín de Información (Año VI, número extraordinario, Praga, 1º de julio de 1956), folleto de 34 páginas. Archivo Histórico del PCE.

Fuente: Proyecto filosofía en español [de la Fundación Gustavo Bueno]. Otros textos.

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Notas.-

Sobre la declaración del PCE.

Hay quien mantiene la tesis de que la estrategia del PCE sobre la reconciliación nacional no iba de buena fe, argumento que tiene su lógica.

Pero, partiendo de la base de que la buena fe -la rectitud, honradez, el comportamiento honesto y adecuado a las expectativas de la otra parte- tampoco en política suele ser moneda de uso corriente, la declaración del PCE no tiene por qué estar más contaminada por la naturaleza humana y tribal que cualquiera de los otros miles de documentos oficiales, escritos, contrastados, en que se basa nuestra historia.

Las interpretaciones, eso sí, son libres, pero ya quisiera yo que ZPedro o los mochileros dijeran algo así de vez en cuando.

Simplemente dijeran.

Es decir, filtros los mismos y para todos.

EQM

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