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El escandaloso bochorno de un Presidente desequilibrado


En un acto protocolario, el Presidente Sánchez se permite ‘enfrentarse’ al Rey con una compostura más propia de un «Rubiales»,con las manos en los bolsillos, acercándose la manos -a pecho descubierto y como todo un vaquero- a los mimísimos genitales ejecutivos… EQM

  • Las prostitutas invitan a Feijóo a burdeles para convencerle de no prohibir la prostitución

La Plataforma de Afectados por la Abolición de la Prostitución entrega al líder del PP una carta pidiendo que las escuche

Marcos Ondarra en The Objetive, 190424

as prostitutas, aglutinadas en la Plataforma de Afectados por la Abolición de la Prostitución, han entregado este jueves una carta al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, invitándolo a visitar burdeles con el fin de que conozca mejor su profesión antes de tomar una decisión sobre qué votar ante la ley, impulsada por el PSOE, que pretende prohibirla.

En la misiva, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, las trabajadoras sexuales se dirigen al líder de la oposición explicándole que «hemos elegido este trabajo» por «muchas razones», tales como «retribución, flexibilidad horaria, capacidad de atender a nuestros hijos, y libertad». Y le aseguran que la norma pergeñada por los socialistas supondría «una expulsión hacia la clandestinidad de más de 100.000 personas a las que se va a privar de seguridad, de protección y de derechos».

«La reforma castiga a los clientes y declara víctima a toda mujer prostituta, quiera o no serlo, se considere o no como tal. La reforma es un desahucio general que traerá más inseguridad, más ataques contra un grupo de personas estigmatizadas, y, en definitiva, más violencia y dolor», exponen las prostitutas, que denuncian que «esta reforma se plantea sin haber escuchado ni una sola voz de las afectadas».

Por eso mismo, invitan a Núñez Feijóo a conocer su realidad de primera mano y escucharlas. De hacerlo, creen que distinguirá «proxenetas» de «empresarios y empresarias que nos brindan locales seguros donde ejercer nuestro trabajo; locales abiertos donde la policía puede entrar sin necesidad de solicitar permiso y donde hemos invitado a muchos políticos para que conozcan nuestro trabajo». «Usted mismo está invitado para visitarnos cuando quiera», emplazan las prostitutas al líder popular, al que le reprochan que «no sabemos lo que piensa de esto el PP».

Y es que desde la plataforma, compuesta por miles de trabajadoras sexuales, consideran que «es importante que en la elaboración de su proposición de ley tengan en cuenta como legisladores algunos datos de la realidad que les ayudarán a proteger mejor a las víctimas de trata a la vez que se preserva la libertad de quienes nos dedicamos al trabajo sexual con libertad y con coacciones, simplemente porque en el ejercicio de nuestra libertad, lo hemos elegido».

Argumentos contra la abolición

En este punto de la carta, las prostitutas exponen sus argumentos contra la abolición, siendo el primero que «es falso que el 90% de las trabajadoras sexuales ejerzan su trabajo por coacciones, por presiones, o en situación de extrema necesidad», como sostiene el Gobierno de España, ya que «investigadores como Carmen Meneses o José López Riopedre niegan de forma tajante ese porcentaje».

En segundo lugar, esgrimen un argumento económico, ya que en España hay unas 120.000 personas directamente dedicadas al trabajo sexual, y, de regularizarse, «la tributación del sector sumaría más de 2.800 millones de euros a los impuestos».

Por último, se remiten al ejemplo de otros países europeos que han abolido la prostitución, y en los que «ha aumentado la violencia contra las trabajadoras sexuales, los ataques, las violaciones, los robos, o la quema de caravanas, sobre todo en Francia, donde los índices de violencia contra las trabajadoras se han multiplicado por cinco».

Sin respuesta del PSOE

Por lo expuesto, aseveran que «nos sobran las razones para oponernos a la reforma del Código Penal que propone el PSOE»: «Desconocemos la posición del PP sobre esa reforma, así como el sentido de la propuesta que prepara su Grupo Parlamentario. En invierno pasado fuimos recibidos por la vicesecretaria de Política Social, Carmen Navarro.

Nos escuchó con atención cordial; nos transmitió confianza y seguridad. Volvemos a pedir al Partido Popular que nos escuche. Nuestra primera intención es la de trasladarles información, datos de la realidad. Legislar de espaldas a la realidad es muy peligroso, sobre todo para las personas afectadas. Legislar por convicción, de espaldas al mundo, suele provocar  efectos opuestos a aquellos que se buscan.

Nuestro mundo es muy delicado: una reforma hacia la clandestinidad arruinará la vida de decenas de miles de personas. Un paso hacia la regulación permitirá combatir con más eficacia delitos como la trata, combate en el que somos las más implicadas, y también las más eficaces».

La semana pasada remitieron una carta similar al portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Patxi López, que no ha recibido respuesta. La posición de los socialistas es abiertamente abolicionista, al menos de puertas hacia fuera, mientras que la de los populares es más bien indefinida. Y eso que el voto del PP es fundamental para que la ley salga adelante, motivo por el cual las prostitutas esperan convencer a Alberto Núñez Feijóo llevándolo a alguno de sus burdeles.

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El Gobierno bajará del 21% al 4% el IVA de la prensa y libros ...

Revista de de opinión en prensa

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La misteriosa realidad
Patricia Bolinches

La misteriosa realidadNo hay vida sin realidad ni realidad sin alegría. Dígalo Solana, que la encontró debajo de la costra mugrienta que él retrató y que viene desde aquel angélico niño de Vallecas que pintó Velázquez..Andrés Trapiello en La Lectura, 190424

El mayor elogio que puede hacérsele a la realidad es este, ser misteriosa. La vida lo es, tanto como la muerte. Acaba de inaugurarse en Madrid una exposición especial, la primera antológica que se le hace a Isabel Quintanilla, una pintora realista. El realismo le deja frío a uno, es verdad, y el hiperrealismo aún más, te deja sin salidas.

No obstante, el éxito que están teniendo esos cuadros, algo estorbados entre la multitud, solo puede explicarse por esto: se diría que hoy, más que nunca, nos sitía la sed de realidad. Tan irreales nos ha vuelto la vida, tan invisibles, invisibles sin misterio, que necesitamos que alguien nos recuerde de qué mundo venimos, cómo estamos y acaso, si nos esperan, dónde acabaremos yendo. El reencantamiento del mundo, el nuestro también, pasa por la realidad.

La exposición se presta a algunas consideraciones al margen del arte. Quintanilla fue la mujer del escultor Francisco López. Amalia Avia y María Moreno lo fueron de los pintores Lucio Muñoz y Antonio López, respectivamente; y Esperanza Parada, del hermano de Francisco, Julio, escultor también, compañeros todos de la Escuela de Bellas Artes.

Formaron una pequeña familia de artistas a los que empezaron a decirles los «realistas madrileños», pues todos, excepto Muñoz, fueron realistas, pintaron los mismos temas humildes y modelaron a las mismas gentes comunes, apabulladas y encogidas.

Sobrevivieron juntos en tiempos duros para ellos, no sin arrastrar por los cosmopolitas bulevares de la modernidad algún que otro sambenito: para algunos no pasaban de ser unos pobres costumbristas. En un mundo donde la moda era el arte abstracto, ¿qué esnob querría meter en su mansión la miseria, la eterna pobretería madrileña que ellos representaban?

Y esas cuatro mujeres aún fueron más discretas que sus consortes: se apartaron a un lado por favorecerles. Tres siguieron pintando de modo recoleto. La cuarta, Parada, la más poeta de las cuatro, lo dejó muy pronto. De todas ellas se pueden ver también allí algunas obras.

María Moreno recordó, pocos años antes de morir, la renuncia que había hecho para que su marido brillara, y lamentaba el menoscabo de su propia obra. Impresionaba su descarnada confidencia, el óxido de esa amargura. Al margen de la razón que llevara o no (quién puede saber lo que ocurre tras la puerta de una casa que además hace de estudio), sus cuadros se ven ahora como el testimonio de su calvario.

En general el arte de todo el grupo es un tanto sombrío, aunque no por los temas. Los temas dan igual. La luz puede ser triste o alegre sin dejar de ser luz. Cuando a Ramón Gaya, un pintor figurativo, le preguntaron en una ocasión por cierto pintor realista de ese grupo, respondió que no le entendía, le parecía, dijo, «un pintor abstracto».

Era una manera delicada de decir «banal». Cuántas veces la abstracción no pasa de ser banal, decoración. En este tiempo decir alta cultura es a menudo decir alta decoración, y la banalidad ataca entonces, como el gusano el corazón de la manzana, a la alegría.

«Se hacen abstractos para parecer profundos», decía Joubert, y otros se hacen realistas por parecer abstractos. No obstante, a veces, como en Klee, la poesía por suerte hace inexpugnable su abstracción.

Sin poesía no hay arte, y sin arte la vida no tiene sentido, y acaba siendo solo un envoltorio. La definición más hermosa, breve y clara de la poesía es de Goethe: «La poesía es una alegría desbordante», celebración. No hay vida sin realidad ni realidad sin alegría.

Dígalo Solana, que la encontró debajo de la costra mugrienta que él retrató y que viene desde aquel angélico niño de Vallecas que pintó Velázquez… Estos realistas madrileños son sus nietos, quiero decir sus huérfanos.

El tiempo ha acabado igualando su obra, ellos con ellas, ellas con ellos, una vida oscura, silenciosa y paciente. Supieron, en la época sorda, muda y ciega que les tocó vivir, que la realidad, como decía Galdós, «es la gran inventora, la maestra siempre fecunda y original siempre». Cada uno a su manera fue buscando ese misterio.

La multitud que visita esa exposición creo que va buscando en ella también el misterio que cada cual lleva consigo. Emily Dickinson lo dijo, como todo en ella, de una manera misteriosa: «Lo sobrenatural no es sino lo natural desvelado»..

«En un mundo donde la moda era el arte abstracto, ¿qué esnob querría meter en su mansión la pobretería de los realistas madrileños?»

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Escuchemos a Puigdemont

Alejandra Svriz

Escuchemos a Puigdemont

«De sus declaraciones a un diario independentista puede deducirse que este loco sólo asegurará la continuidad de Sánchez si él es presidente de la Generalidad»,

Joaquín Leguina en The Objetive, 190424

Quien fuera presidente de Cataluña y declaró la independencia durante cinco minutos, acaba de conceder una entrevista al diario independentista El Nacional que la publicó en dos entregas el pasado fin de semana.

El texto de esas declaraciones (más de 7.500 palabras) es, a mi juicio, clarificador de lo que piensa –y piensa hacer- ese personaje que hoy tiene agarrado por las gónadas al presidente del Gobierno de España.

Esas declaraciones no se han reproducido apenas, ni en el ámbito nacional español ni tampoco en Cataluña, pero merecen ser leídas, porque permiten conocer mejor al personaje, la visión de sí mismo y de la misión que se atribuye, sus obsesiones y, sobre todo, sus planteamientos políticos ante las próximas elecciones catalanas.

Quien sí ha analizado esas declaraciones ha sido Ignacio Varela, y allí leemos:

«Puigdemont adopta una tonalidad que evoca clarísimamente a Tarradellas cuando habla de su fuga en 2017 y de su próximo regreso. Rodea ambas circunstancias de un vocabulario épico y trascendente muy alejado de la realidad de un gobernante irresponsable y cobarde que, después de meter a su país en un lío monumental, salió de naja para no hacerse cargo de sus actos.

Él lo presenta de modo triunfal: ‘Hemos conseguido impedir que el presidente de la Generalitat fuera esposado y enviado a una prisión española’. Admitamos que la afirmación es objetivamente cierta».

El huido asegura que durante su fuga ha asumido la misión «preservar el valor simbólico de la presidencia de la Generalitat, una institución secular de rancio abolengo que no es una presidencia de una comunidad autónoma ni de una región europea». Asimismo asegura que «el Estado español me propuso un indulto, y yo lo rechacé (…) Lo que no haría nunca sería negociar para mí ventajas tipo indulto, a cambio de rendir la institución de la Generalitat. Eso no lo habría hecho nunca».

De cara a las próximas elecciones en Cataluña afirma: «Por dignidad institucional, no puedo ser el jefe de la oposición. No sé qué harán Illa o Aragonès, pero es que ellos no están en las mismas condiciones que yo».

Puigdemont se considera un presidente en el exilio a punto de volver tras las elecciones que él solito va a ganar. Se fue como presidente y como presidente regresará, es lo que quiere transmitir este iluminado a la vez que parece considerar a quienes le han sucedido – investidos en el Parlament tras unas elecciones- como meros interinos.

Pero bajemos a la tierra española. ¿Qué va a hacer Puigdemont con el Gobierno español en sus manos? Si en las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo el independentismo consigue una mayoría, Puigdemont, según piensa, asegurará su investidura presidencial. Por supuesto, no considera (ni la entrevistadora le pregunta por ello) la hipótesis de que ERC lo rebase y tenga que ser él quien vote a Aragonès.

Y si llega a su meta hablará con Sánchez «de presidente a presidente, y también con Feijóo». ¿Por qué no? E incluso con el Rey, porque «lo normal sería que dos jefes de Estado se reunieran entre ellos».

De estas declaraciones puede deducirse que este loco sólo asegurará la continuidad de Sánchez si él es presidente de la Generalidad. Y advierte:

«Nosotros no hemos comprometido la estabilidad de la legislatura, no hemos comprometido con el voto a la investidura el apoyo a los presupuestos como otros sí han hecho. Nosotros hemos dicho explícitamente que negociaremos caso a caso».

Pues ahí te quedas, Sánchez. Sigue viajando fuera de España a ver si consigues engañar a más gente. Y espera sentado lo que Puigdemont te prepara.

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El cura y la democracia

El cura y la democracia

«Construirnos un mundo donde nada ni nadie nos ofenda, nos ha convertido paradójicamente en la imagen especular del viejo fundamentalismo religioso»

Javier Benegas en The Objetive, 190424

l martes tuvo lugar en Bruselas un monumental escándalo. Emir Kir, alcalde socialista de Saint-Josse-ten-Noode, decidió mandar a la policía para sabotear una convención conservadora arguyendo que la extrema derecha no era bien recibida.

La casi nula presencia en los medios de información, y por consiguiente en la opinión pública española, de este suceso, que atenta contra la libertad en el corazón de la Unión Europea, me ha hecho recordar por el llamativo contraste informativo la arrebatada polémica que tuvo lugar en España el pasado mes de febrero, cuando un cura católico hizo público su disgusto en X por la celebración de una boda entre dos hombres en la ermita de una finca privada.

Como digo, mientras el ataque sin precedentes a la libertad política protagonizado por el alcalde socialista Emir Kir en Bruselas apenas ha merecido atención, ni de los medios, ni de los políticos, ni de la opinión pública española, las declaraciones de un cura católico hicieron sonar con fuerza las alarmas democráticas.

Los diarios dieron buena cuenta del cura. Más que informar, aprovecharon para dar un escarmiento en cabeza ajena. Algunos incluyeron directamente en el titular de su noticia el calificativo homófobo. Incluso hubo una cabecera que recurrió al juego de palabras para señalar que el cura había perdido el oremus, expresión cuyo sentido original es religioso y se refiere a perder el hilo durante el rezo. Sin embargo, no fueron los únicos en atizar con saña al imprudente reverendo. Demasiados políticos y particulares se sumaron con entusiasmo al linchamiento.

No voy a entretenerme en el aspecto más obvio de esta polémica. Lo que yo piense de las bodas entre personas del mismo sexo es irrelevante. Me interesa destacar la tendencia no a criticar o debatir opiniones sino a denigrar a las personas. 

No digo nada nuevo si señalo que el progresismo más dogmático, y a veces no tan dogmático, parece considerar la denigración del adversario como una práctica legítima, porque con ella hace prevalecer sus propios mandamientos sin dar lugar a la crítica, disuadiendo al resto para que, si no los comparte, guarde silencio. Lo desconcertante es la actitud de cierto liberalismo que parece tanto o más canónico cuando se trata de exigir el estricto cumplimiento de determinados mandamientos.

Me pregunto qué es la sociedad abierta para este extraño liberalismo, ¿aquella en la que se pueden manifestar opiniones libremente, sin temer ser socialmente ajusticiado? ¿O la que alardea de libertad, hasta que en el ejercicio de esa misma libertad alguien manifiesta una opinión que nos disgusta? Diría que el conocido aserto de que tu libertad termina donde empieza la mía ha sido reformado y ahora tu derecho a abrir la boca termina donde empieza mi sentido de la ofensa.

El concepto de libertad religiosa puede resultar confuso, en tanto que antes hay que ponerse de acuerdo en qué es en sí «la religión» y «lo religioso». Sin embargo, este no es el caso de Europa. En nuestro continente existe el consenso de que religión es aquello que ha formado parte de nuestra historia a lo largo de los siglos y que tiene su origen en la tradición judeocristiana.

A partir de ahí, el concepto de libertad religiosa, que surge para poner fin a los enfrentamientos dentro del propio cristianismo, ha evolucionado hacia la prevención de cualquier forma de coerción, tanto para salvaguardar a quien profese alguna religión como para quien no profese ninguna.

En España, como en muchos países europeos, se protege la libertad religiosa para que no sea coaccionada ni por el Estado ni por los particulares. Esta libertad, en teoría, da por descontado el derecho a manifestar las convicciones religiosas, lo que llamamos «libertad de culto».

Y aunque la definición de libertad religiosa haya adquirido con el tiempo un sentido más amplio, ya sea como libertad ideológica y religiosa o libertad de pensamiento, conciencia y religión, la libertad de culto sigue estando vigente.

La libertad de culto sin embargo no consiste, como algunos parecen creer, en practicar la religión de puertas adentro; también reconoce el derecho a manifestarla de puertas afuera para sumar feligreses, aunque algunos parezcan empeñados en perderlos por las formas.

Esto tiene su lógica, pues no se entendería que quienes profesan una ideología puedan hacer proselitismo y quienes profesan una religión deban abstenerse. Cosa distinta es pretender convertir una religión en obligatoria mediante el poder del Estado. Ahí está la expresión cívica al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios para separar las cosas. Una limitación que, curiosamente, no aplica para determinadas creencias ideológicas que aspiran a ser de obligado cumplimiento para todos.

Puede que para los no católicos o incluso para muchos que dicen serlo algunos preceptos de esta religión resulten anacrónicos. Pero confundir el anacronismo respecto de las actuales preferencias, usos y costumbres de muchos ciudadanos con la prohibición tácita del derecho a la libertad religiosa y, derivadamente, de la libertad de expresión, no es liberalismo.

Es justo lo contrario: es la negación del pluralismo. Que muchos que se tienen a sí mismos por liberales caigan en este error sin darse cuenta resulta bastante preocupante, pero que lo hagan políticos supuestamente católicos y liberales es alarmante.

Aunque a demasiados políticos católicos les resulte incómodo, una religión no es algo facultativo. Por más que los tiempos cambien una barbaridad, como diría el castizo, toda religión tiene sus preceptos. Por eso somos libres de asumir una u otra o renunciar a todas.

Claudio Magris, que no parece demasiado sospechoso de sembrar el odio —Sánchez Dragó le acusó de ser un tibio-, escribió a propósito de esta moda de nuestro tiempo de confeccionarnos religiones a medida: 

«Si uno es cristiano, no es budista, y viceversa, aunque se respeten en ambos casos las elevadas enseñanzas de Cristo y de Buda y se aprenda tanto de su ejemplo. Sólo se respeta una concepción del mundo si se la toma en serio hasta el fondo, si se confronta rigurosamente la verdad que anuncia y la propia capacidad de adherirse o no realmente a ella».

Y por si su crítica no resultaba suficientemente clara, añadía:

«Lo que una filosofía o una fe propugna es una unidad orgánica, no una ensalada en la que cada ingrediente es optativo […] Ahora, en cambio, todo parece reducirse a optativo, a elemento aceptable o rechazable a capricho, sin que eso comporte la alternativa entre una adhesión o un rechazo completo».

Puede que al cura en cuestión no le animara sólo el amor al prójimo y que detrás de su declaración hubiera sentimientos turbios. Pero eso no lo puedo saber ni yo, ni usted, querido lector, ni nadie, sólo prejuzgarlo. El caso es que, guste o no, el catolicismo no acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Esto lo sabe cualquiera sin necesidad de estudiar el catecismo. Entonces, ¿a qué se debe tanto escándalo, este estruendoso rasgarse las vestiduras y darse golpes en el pecho? Puesto que asumir esa religión no es una elección forzosa, tampoco deberíamos exigir a quien la practica cabalmente que asuma de forma obligatoria nuestras objeciones al respecto sin que pueda siquiera decir esta boca es mía, porque si lo hace, el cielo, nuestro cielo, se desplomará sobre su cabeza.

Quizá sea que nuestro deseo de construirnos un mundo a la medida, donde nada ni nadie nos ofenda o contraríe, nos ha convertido paradójicamente en la imagen especular del viejo fundamentalismo religioso. Un mundo donde no ya un cura sino también un intelectual o un político deba ser arrojado a la hoguera y privado de derechos fundamentales como los de reunión, asociación y expresión, tal y como ha sucedido en Bruselas, por manifestar su desacuerdo con las bodas entre dos personas del mismo sexo o la conversión del aborto en un derecho irrestricto.

Si estos excesos contra la libertad de culto, opinión o conciencia son compatibles con el pluralismo democrático, que venga Dios y lo vea.

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Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en la inauguración de la Climate Week en Nueva York, en septiembre de 2019
Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en la inauguración de la Climate Week en Nueva York, en septiembre de 2019Europa Press

Un acuerdo del Consejo de Europa insta a Sánchez a entregar todos los datos económicos de Begoña Gómez

El presidente del Gobierno decidió ignorar las recomendaciones del Grupo de Estados Contra la Corrupción (GRECO) sobre los ingresos de los cónyuges de los altos cargos alegando la protección de datos personales

Antonio Naranjo en El debate, 190424

El Grupo de Estados Contra la Corrupción (GRECO), un órgano dependiente del Consejo de Europa, instó a Pedro Sánchez a consignar oficialmente toda la información económica referida a su esposa, Begoña Gómez, cuya declaración de rentas, patrimonio o bienes, así como el listado de sus pagadores, es un completo secreto.
Así consta en el memorándum elaborado por la institución para el caso español, en el que expresamente se insta a acabar con el oscurantismo que pesa sobre las actividades de Gómez, bajo sospecha por su mediación, a través de una «cátedra» de la Complutense, como asesora o incluso desde una empresa propia, en la captación de fondos públicos y privados relacionados con el Gobierno encabezado su marido.
En concreto, el apartado 107 del informe referido a España recoge expresamente la necesidad de «ampliar el alcance de los requisitos de publicación de la información financiera para incluir información desglosada/detallada sobre activos, intereses, empleo complementario y pasivos; y considerar la posibilidad de acortar los plazos de presentación y publicación de informes e incluir información sobre los cónyuges y los familiares a su cargo».

La reclamación del GRECO, del que además forma parte España como país fundador desde 1999 junto a otros 17 Estados de la Unión, obligaría a Sánchez a entregar en sede oficial toda la información de las actividades económicas de su esposa e incluso a hacerla pública, si bien esto último sería voluntario.

Sin embargo, en el informe de cumplimiento realizado por el organismo en septiembre de 2021 se recoge la negativa del Gobierno a llevar a cabo la iniciativa. En concreto, se plasma que la divulgación «de información financiera sobre cónyuges y familiares a su cargo ha sido descartada por el momento por restricciones derivadas de la normativa de protección de datos».
Pero esta negativa ha supuesto un nuevo tirón de orejas al Gobierno español, ya que el GRECO recordó al Ejecutivo que «el reglamento anterior establecía la declaración voluntaria de rentas y bienes de los cónyuges, y sigue siendo un requisito para los PTEF que trabajan en el Banco de España».
Por ello, consideraron que, «siguiendo la experiencia de otros miembros de GRECO, se puede buscar un equilibrio adecuado entre las preocupaciones de privacidad individual y el interés general de la publicación de la información», para terminar sentenciando que el grupo «no está convencido de que se haya prestado suficiente atención a este asunto, como se recomendó».
El objetivo del GRECO, asumido como propio por España y en ese sentido vinculante, es prevenir que los altos cargos se sirvan de su círculo familiar para favorecer sus propios intereses, utilizando sus competencias y decisiones para beneficiarse a través de un tercero.
Ése sería el caso de Sánchez si las múltiples gestiones, cartas e intermediaciones de Begoña Gómez ante el propio Gobierno o con empresas beneficiarias de decisiones del Ejecutivo le hubieran rendido unos beneficios personales que, en estos momentos, no constan, no existen o en todo caso no son públicos.
Pero si hay constancia de que empresas o ejecutivos de su entorno, algunos de ellos asociados a su «cátedra» de Transformación Social en la Universidad Complutense, han sido adjudicatarios de contratos públicos de distintos Ministerios dependientes de su esposo. Un caso en el que se encuentra al menos Barrabés, cuyo propietario forma parte del claustro de la entidad académica creada ad hoc para la mujer del presidente.
Gómez logró su «oficina» universitaria, tal y como desveló El Debate, sin acreditar méritos, sin que consten actas formales de sus reuniones y actividad al menos durante los dos primeros ejercicios y orientada, desde el primer momento, al sector de la captación de fondos.
También está documentada la relación comercial entre Gómez y Globalia, la compañía beneficiaria al mismo tiempo de un rescate con dinero público de al menos 800 millones de euros rubricado, nuevamente, por el Consejo de Ministros.
Y una más, cuando menos, desvelada por este periódico: la adjudicación desde el Gobierno de una subvención a una plataforma de la que forma parte la propia esposa del líder del PSOE, para desarrollar un proyecto sobre la despoblación, algo sin precedentes conocidos en todas las Presidencias del Gobierno desde la Transición.
La entidad europea consagrada a prevenir la corrupción no obligaría a Sánchez a hacer públicos los datos de su pareja a la vez que los suyos propios, pero sí a depositarlos en la Oficina de Conflictos de Intereses y a difundirlos si lo estima conveniente: no tiene obligación de exhibirlos, pero podría hacerlo perfectamente para acabar con la polémica y dar una muestra de transparencia, si hubiera seguido las recomendaciones de la institución, algo que ha preferido no hacer.
«Es aconsejable que los formatos electrónicos de información financiera también estén disponibles al público para facilitar su comparabilidad y utilidad con el fin de prevenir la corrupción», recalcó el GRECO en referencia explícita a España, colocando la pelota en el tejado de Sánchez, pero el presidente no quiso recogerla.
De aceptar Sánchez esa máxima, todos los ciudadanos podrían conocer y consultar el origen de los ingresos de Gómez, su dimensión, su patrimonio y cualquier activo; despejándose la duda de si ha logrado enriquecerse por sus evidentes vinculaciones con el Gobierno o sus ingresos proceden de una actividad ajena a su marido.
Todas estas reclamaciones figuran en el informe de evaluación de España de la llamada «quinta ronda», elaborado en junio de 2019, casi un año después de que Sánchez llegara por primera vez a la Moncloa, tras una moción de censura a Mariano Rajoy, y de que el Instituto de Empresa fichara a su cónyuge para dirigir del «África Center», del que salió en 2022, cuando su «cátedra» ya funcionaba a pleno rendimiento.
Además, en diciembre de 2023 reiteró sus reclamaciones para España y afeó al Gobierno el incumplimiento o la demora en aplicarlas, según consta en el acta oficial de la institución, reunida entre el 27 de noviembre y el 1 de diciembre en Estrasburgo.

La cátedra, el origen

Begoña Gómez logró convertir la Cátedra Extraordinaria en una espléndida embajada para, cuando menos, mantener contactos y alcanzar acuerdos con empresas y, a la vez, levantar puentes entre ellas y la Administración Pública, sin que sea posible conocer la dimensión exacta de los eventuales pactos alcanzados, la financiación que obtuvieron y los beneficios exactos que pudieron generar para las distintas partes.
De lo que no hay duda es de para qué la ha utilizado, tal y como reconoce uno de los documentos oficiales de la Universidad Complutense en propiedad de este periódico: para organizar encuentros sobre las «Tendencias en la Captación de Fondos para emergencia e investigación», para lanzar un máster de «Formación permanente en dirección de fundraising público-privado para organizaciones sin ánimo de lucro», para enseñar a crear «una red de Pymes como parte de tu estrategia de captación de fondos» o, incluso, para aprender a tener «relaciones estratégicas para la captación de fondos».
Todas esas «actividades» se desarrollaron entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, tal y como consta por escrito en otro documento rubricado por la misma directiva de la Complutense, en tiempos directora del gabinete del Plan Nacional sobre las Drogas, dependiente del Gobierno.
En esos dos años y en el primero completo tras su nombramiento, 2021, Gómez solo organizó el Máster en la edición inicial, la culminada en 2022: al curso siguiente no se impartió y la directora del mismo se concentró casi en exclusiva en las actividades relacionadas con la captación de fondos ya enumerada.
Es decir, la esposa del presidente fue designada para una «Cátedra» sin documentarse méritos académicos de manera formal; lanzó un máster que no se celebró al curso siguiente de su nombramiento y concentró sus esfuerzos en foros, talleres y reuniones relativos a las conexiones financieras entre el mundo privado y el público. Qué rendimiento le ha producido todo eso a ella, y por tanto a su familia, es una incógnita que Sánchez debería despejar si hubiera aplicado las recomendaciones europeas suscritas por España.
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Combinatorias imposibles

Bastaría con la convocatoria urgente de unas elecciones generales. Y la apertura de un período de serias reformas políticas

Gabriel Albiac en El debate, 190424

La leyenda es acuñada en el libro segundo de la Anábasis de Flavio Arriano, ya en el siglo segundo de nuestra era. Narra el dilema de Alejandro Magno en la ciudad de Gordio. En ella, el tótem que su fundador dejó legado es el no muy aristocrático monumento de un carro de labranza.
Y en él un enigma: el del nudo con el que, mediante sogas de cornejo, su dueño trabó tan artísticamente sus armas que hombre alguno pudiera desatarlo. Pero ese tótem dice a todo el que ante él pasa que sólo aquel que logre deshacerlo estaría destinado a imperar sobre toda Asia.
Cedo la palabra a Flavio Arriano, Anábasis II, 3: «Alejandro no pudo encontrar ninguna manera de aflojar el nudo; sin embargo, como no estaba dispuesto a resignarse a que siguiera sin ser desatado, y para no perturbar a la muchedumbre, golpeó el nudo con su espada y lo cortó en dos, proclamando que él sí que había logrado desatarlo».
Es cierto que Arriano transmite la opinión también de Aristóbulo, quien, más complaciente, concede a la habilidad alejandrina un modo menos brusco de solventar el dilema. No importa. Lo que queda en la leyenda y en la lengua –que es la verdad de las leyendas– es el tajo del guerrero que reduce a nada los caminos inexplorables. Y Alejandro se adentra en la gran Asia, en donde aún más grandes leyendas eternizarán su imagen deificada bajo el nombre de Iskandar.
El nudo irresoluble es un dilema intemporal de todos los antagonismos políticos. La inteligencia de ese discípulo de Aristóteles que fue Alejandro de Macedonia se cifrará en el arte de no amalgamar especulación con realidad a la hora de afrontar una paradoja. Un enigma filosófico se resuelve conceptualmente o no se resuelve. Un conflicto de potencias materiales lo resuelve una potencia material más fuerte. O no se resuelve.
2024 es, en España, uno de esos nudos, un impasse político conceptualmente insoluble. La enumeración de sus datos produce cierto mareo:
a) Un gobierno central minoritario, que necesita para cada decisión el consentimiento de cuatro partidos que niegan la legitimidad de la nación que preside ese gobierno, y que no están exentos, entre sí, de fraternales guerras intestinas.
b) Un calendario electoral vertiginoso: este domingo, 21 de abril, País Vasco; en tres semanas, 12 de mayo, Cataluña; otras tres semanas más, 9 de junio, elecciones europeas.
Cada una de esas tres convocatorias pone en jaque –no sé si mortal– al gobierno de España. Desmenucemos.
21 de abril. En la autonomía vasca, el PNV ha ejercido una autocracia de decenios, que le permitió parasitar allí el conjunto de las instituciones: políticas como económicas y sociales. El partido nacionalista es, para las Vascongadas, algo sin equivalente en la Europa occidental de los últimos tres cuartos de siglo: un Partido-Estado, que consiguió identificar su discurso, su símbolos y aun sus himno y bandera con los del territorio que rige.
Salir de esa autocracia no es el convencional juego de alternancias que rige en las democracias. Es, literalmente, abordar un cambio de régimen. Los privilegios acumulados son demasiado grandes como para que los herederos de Sabino Arana se avengan, sin más, a perderlos.
EH-Bildu les pisa los talones. Podría, o no, ganarles esta vez la partida, pero todos saben que, por ley de edad, son sus únicos y legítimos herederos. Lo que sí queda claro es que ninguno de los dos –ni el partido de los padres ni el de los hijos– podrá gobernar por sí solo.
Y es bastante verosímil que la lógica inexorable del odio edípico les impida componer una alianza familiar armoniosa. Gobernará, así, quien decida el tercer partido. En los cálculos más verosímiles, el PSOE. Y ahí, exactamente ahí, reaparece el maldito nudo gordiano. El PSOE de Sánchez puede gobernar en Madrid porque ambos, PNV como Bildu, se lo autorizan. ¿A cuál de los dos dará el partido de Sánchez su respaldo para gobernar en Ajuria Enea? Y, sobre todo, ¿cuál será, en la Carrera de San Jerónimo, la reacción del que se vea preterido en el don socialista?
12 de mayo. Cataluña. El envite de Puigdemont ha sido formulado. O es nombrado presidente autonómico o el Caudillo gerundense abandonará el juego institucional y dejará huérfanas de profeta a las mesnadas patrias. En un arrebato bonapartista que no parece cuadrar muy bien con su escueta dimensión épica, el fuguista de Waterloo ha lanzado su propio «¡O Yo o el Caos!»
El Yo es, con todas las encuestas en la mano, bastante más que difícil. Para disgusto del socialista de la Moncloa, puede ser que los socialistas catalanes vuelvan a ser partido mayoritario. Insuficientemente mayoritario. Y que los dos hermanos enemigos, Junts y Esquerra, tengan que librar duelo a primera sangre –o a más– por la primogenitura. Que habrá de concederles, bajo forma de Generalidad, el tercero en disputa: el Partido Socialista de Cataluña. ¿Cómo va tomárselo en la Carrera de San Jerónimo la novia desairada de este casorio? No muy bien. Es lo único seguro.
9 de junio, finalmente. Elecciones europeas. En apariencia, inanes. No hay hoy quien no sepa sobre el continente que el Parlamento Europeo no sirve para nada. Salvo para proporcionar opíparos sueldos a estómagos agradecidos, ya en fase de prejubilación.
Pero estas elecciones tienen, sin embargo, un interés mayor.
Ya que no político, sí estadístico. Estamos tan habituados a nuestro fraudulento sistema electoral que ni siquiera podemos visualizar las verdaderas preferencias en el voto ciudadano. La elecciones europeas, al realizarse sobre circunscripción única y con criterio matemáticamente proporcional, dan una fotografía exacta de las preferencias y rechazos del elector español.
Que, aun modificada por los altos porcentajes de abstención, permite dibujar el mapa político de la España real. Y esta vez, el mapa puede hacer chirriar los dientes.
Tal es el nudo. ¿Hay modo de desatarlo? Ninguno. ¿Puede ser cortado, al modo alejandrino? Desde luego: bastaría con la convocatoria urgente de unas elecciones generales.
Y la apertura de un período de serias reformas políticas, hoy inaplazables. Es eso o el naufragio. Tal como esta subespecie política nuestra se comporta, no me haría yo demasiadas ilusiones.
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Saber lo justo para salir del engaño

Miquel Escudero-El Imparcial, 190424

En Las raíces de un cáncer (Tecnos), los historiadores Gaizka Fernández Soldevilla y Santiago de Pablo han escrito una memoria acerca de la primera ETA, de la que fue desde 1959, año de su fundación, hasta 1973, tras el asesinato de Carrero Blanco, de su chófer Pérez Mogena y de su escolta Bueno Fernández; no hay que olvidar ni silenciar a las víctimas ‘menores’, a no ser que caigamos en el cínico elitismo que desprecia a los ‘pobres’ que nunca cuentan.

Aquel atentado hizo creer a no pocos que era mejor poner una bomba que hacer diez huelgas. Y que, por estas acciones, “nuestro pueblo vasco os quiere con fervor y os admira”.

En su inicio, ETA no podía ser vista como un peligro para la dictadura franquista ni como un rival para la hegemonía nacionalista del PNV. Ya en uno de los primeros boletines etarras se apuntaba a quienes rechazaban el uso de la violencia: “algunos patriotas pusilánimes y terroristas”.

Pero cabe saber que las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado sólo prestaron atención a aquel grupúsculo a raíz de un intento fallido de que un tren de excombatientes guipuzcoanos descarrilara; fue el 18 de julio de 1961. Al año siguiente, el histórico diputado jeltzale Manuel Irujo definió a ETA como “un cáncer que, si no lo extirpamos, alcanzará todo nuestro cuerpo político”.

Es destacable el caso Batarrita, que se produjo en el barrio bilbaíno de Bolueta la noche del 27 de marzo de 1961. Una deliberada tergiversación pretende todavía que se quiso atentar contra ETA cuando “en ninguna de las casi 1.200 páginas de la causa judicial se cita a ETA”, una causa judicial siempre disponible en los archivos, las hemerotecas e Internet.

El primer atraco de la banda armada a un banco se produjo en 1965 y en Guipúzcoa, a un cobrador a quien le sustrajeron el botín de 2,75 pesetas y unas letras de cobro inservibles; los ladrones no se percataron de las 200.000 pesetas en metálico que contenía una bolsa de la motocicleta de la víctima. El segundo atraco sucedió año y medio después, esta vez robaron un millón de pesetas.

Ya en 1968, unos pistoleros arrebataron la vida a José Antonio Pardines, joven guardia civil al que le tocó ser la primera víctima mortal de ETA. El entorno nacionalista desdibujó aquel crimen y forjaron un mártir con el primer muerto etarra, Javier Echevarrieta, horas después de asesinar a Pardines, en una refriega con la policía.

El juicio de Burgos supuso un hito tanto en su promoción interna como en su proyección internacional. No lo pudo hacer mejor el régimen de Franco para dar ‘heroicidad’ a la banda que cometería el 95 por ciento de sus asesinatos en democracia. Fue un Consejo de Guerra celebrado a finales de 1970 contra dieciséis etarras, donde cinco de ellos fueron condenados a muerte por asesinato.

La sentencia de Teo Uriarte, uno de los fundadores luego de Euskadiko Ezkerra, fue, ni más ni menos: ‘dos penas de muerte y 30 años de reclusión’. Franco no firmó las penas de muerte y siete años después, gracias a la Amnistía concedida por la democracia, todos aquellos condenados quedaron en libertad.

El proceso de Burgos facilitó la expansión urbi et orbi del mensaje de que había sido orquestado para dar un escarmiento al pueblo vasco. Aquella idea fuerza, un truco propagandístico, dio insospechados réditos a la banda, no sólo por las movilizaciones solidarias que se dieron para salvar seis vidas, o por la espectacular actuación durante el juicio de Mario Onaindia, sino por las serias discrepancias que hubo en el régimen (incluyendo intentos de soborno al fiscal para evitar que se dictaran penas de muerte; ya se pensaba entonces en la etapa que iba a abrirse con la muerte de Franco).

En octubre de 2017, el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo encargó al Euskobarómetro una indagación sobre un recuerdo concreto. Se preguntó a unas seiscientas personas cuál había sido la primera víctima mortal de ETA: la inmensa mayoría (casi 500) dijeron ignorarlo, 52 dijeron que Melitón Manzanas, 13 que Carrero Blanco y sólo 7 acertaron al decir que Pardines.

Poco más cabe añadir a tamaña ignorancia, salvo la imperiosa necesidad que hay de cultivar y divulgar el amor por la verdad y la precaución ante las mentiras manipuladoras, todo esto es decisivo para conservar la libertad y no tener que llorar su pérdida.

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Sánchez y cuadrilla

Santiago González en su blog, 180424

oy vuelve a ser noticia la presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque tienes razón al recomendarle contención. No hace falta que sea ella la que dé las noticias sobre su novio. El pasado 13 de marzo Isabel Díaz Ayuso anticipaba la verdad sobre la situación fiscal de su pareja, Alberto González, y aseguraba que Hacienda le debía “casi 600.000 euros”.

Salía en su defensa después de que la Fiscalía de Madrid le hubiera denunciado por supuesto fraude fiscal por valor de 350.951 euros. Sin embargo, ahora la Agencia Tributaria da la razón a la presidenta de la Comunidad de Madrid, según el Gobierno de la Comunidad.

Concretamente y siempre según el Gobierno de Ayuso, la Agencia Tributaria ha pedido a la Tesorería del Estado que devuelva 552.000 euros a Alberto González Amador. Resulta que el mismo día, el marido de Begoña Gómez, usufructuario de una vivienda en Pozuelo de Alarcón comprada por su suegro, Sabiniano, puede que con los beneficios de la sauna gay, puede que con ingresos procedentes de otras fuentes más limpias, acusó de corrupción a la presidenta de la Comunidad y exigió a Alberto Núñez Feijóo que la obligara a dimitir, “aunque le cueste el puesto, como a Casado”.

El felón también había acusado a Ayuso por la presunta mordida de su hermano a cuenta de la compra de mascarillas, asunto que había sido descartado por la Fiscalía Anticorrupción en España en junio de 2022 y por la Fiscalía Europea en marzo de 2023.

Eso no arredra a la espada más limpia de occidente en su enloquecida huida de los chanchullos de su mujer. Recordemos que una semana después, el 20 de marzo, también se sumó gozoso a la acusación de Infolibre, web dirigida por Jesús Maraña, qué apellido tan justiciero, de que Feijóo había subvencionado como presidente de la Xunta de Galicia a la Fundación Sargadelos, para la que trabajaba su mujer.

Mientras su indocumentada ministra de Hacienda repetía el infundio, Pedro Sánchez repitió cinco o seis veces “y más cosas”. El presidente de la compañía, Segismundo García, desmintió radicalmente el bulo en cuanto salió y negó que hubiese ninguna subvención ni ayuda de la Xunta mientras Eva Cárdenas trabajó en su empresa, entre diciembre de 2020 y agosto de 2022.

También lo habían reconocido así la web Infolibre y el firmante del bulo, Fernando Varela.

Además de lo anterior, Miguel Tellado añadía ayer que Pedro Sánchez adjudicó dinero público a los proyectos de su mujer y que su hermano, David Sánchez Pérez-Castejón, conocido como Azagra en el mundo del arte se ha hecho con un patrimonio de más de dos millones de euros a partir de un sueldo que no explica tanto ahorro.

Acciones y criptomonedas y tres pisos en San Petersburgo, Madrid y Elvas. He hecho un cálculo elemental. Supongamos que el hermanísimo guardara absolutamente todos sus ingresos, sin gastar un euro ni en comer. ¿Sabes cuanto tiempo tardaría en ahorrar dos millones a partir de su sueldo, 55.500 euros al año? 36 años y cuatro meses.

Mi otro yo apuntaba esto en X y señalaba que además teletrabaja desde Portugal para no pagar impuestos en España. No es broma, que es el hermano de Sánchez.

Mi querida Olga R. Sanmartín contaba en El Mundo que La Universidad Carlos III de Madrid ha abierto una investigación sobre la concesión de una plaza de profesora titular a Sandra León, una docente que no contaba con la acreditación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), un «requisito obligatorio e imprescindible» para alcanzar la citada titularidad.

La revisión pretende «anular el nombramiento» de Sandra León, que ahora dirige el Instituto Carlos III-Juan March. Debe de ser un don. Igual que la mujer del presidente, que llegó a catedrática sin ser siquiera licenciada. Bueno, o del propio presidente, que llegó a doctor sin necesidad de haber perpetrado una tesis por su propia mano.

Guille retuiteaba una pieza de la ministra Sira Rego, para que veamos lo que vale un peine: “El paro lo crean los que despiden. Y los que despiden son los empresarios. Acabando con los empresarios acabaremos con el desempleo”.

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Humphrey Bogart
Humphrey Bogart

El regreso del vasallaje

Carlos Martínez Gorriarán en Vozpópuli, 180424

Para acabar con la libertad no hacen falta grandes dictadores ni convulsiones políticas: basta con el avance del conformismo y la sumisión. Este domingo asistiremos a otro paso de este penoso proceso en el País Vasco, pero dejémoslo para la semana que viene. Reparemos hoy en el conformismo y la sumisión que irrumpen amenazadores por frentes aparentemente seguros.

Por ejemplo: el Reino Unido está a punto de prohibir comprar tabaco a los nacidos después de 2009. Es una de esas noticias que parecen anecdóticas, pero con más sustancia de lo que parece a primera vista; así, el premier Sunak (olvidando que Hitler era abstemio y prohibía fumar en su presencia, mientras Churchill era formidable fumador y bebedor sociable), ha juzgado esta intromisión en la libertad personal una de las leyes más importantes de su mandato (por lo demás, amenazado por la caída incesante del voto conservador).

Prohibir por el bien de los irresponsables ciudadanos

La nueva prohibición intenta justificarse afirmando que solo persigue proteger a los irresponsables e incautos, y en realidad a todo el mundo porque la prohibición será universal, de la adicción al tabaco, que limitaría su libertad más que elegir comprarlo o no.

Así pues, se invoca la protección de la libertad potencial para restringir la libertad efectiva, que es la de elegir por uno mismo las cosas y actividades que prefiera, a condición de que no representen un daño ni peligro para terceros (por ejemplo, poner la música a tope de noche o conducir borrachos como cubas).

Esta excusa podría invocarse para prohibir cualquier sustancia o actividad considerada adictiva, del consumo de churros y patatas fritas hasta la afición al fútbol y los deportes de riesgo, e incluso el mismísimo trabajo, origen del fenómeno desdichado de los workalcoholics o adictos al trabajo ilimitado.

Al menos no han invocado el vulgar argumento de que la atención sanitaria del tabaquismo sale muy cara a la sanidad pública. Pero es un avance engañoso, pues la siempre discutible lógica del costo-beneficio económico -y es indudable que fumar causa problemas de salud onerosos- queda desplazada por el paternalismo moralizante de un Estado que se cree obligado a proteger a los ciudadanos de sí mismos y sus insensatos gustos adictivos.

Paternalismo apoyado en la noción ideológica de individuos inmaduros, víctimas innatas a proteger de su libertad, y en el Estado Protector-Burocrático típico de la socialdemocracia -aunque Sunak no lo sea-, que se ocupa de uno desde la cuna hasta el tanatorio, pero a cambio reclama no solo impuestos, sino obediencia, instaurando relaciones de dependencia no muy distintas a las antiguas de señores y vasallos.

En efecto, un sujeto protegido de sí mismo retrocede al estado de vasallo. El vasallo tiene libertad limitada y carece de verdadera autoridad sobre su vida, que depende de la autoridad paternal: vive una minoría de edad sin fin. Prohibir el tabaco a mayores de edad comparte la lógica de prohibiciones más abstractas, como la cultura de la cancelación que pretende prohibir ideas, autores y obras de arte, y lo está consiguiendo, o tan concretas como la coerción despótica que tantos gobiernos ejercieron durante la pandemia del covid, otra vez en nombre de la salud, para limitar la libertad de movimientos y de trabajo.

El miedo a la libertad y el desprecio de la plebe

El nuevo autoritarismo filantrópico se apoya en el miedo y desprecio de la libertad, y en el miedo y el desprecio de la gente corriente, cara y cruz del despotismo rampante. Es común a los populismos de derecha e izquierda, que la tecnocracia reviste de cierta apariencia de necesidad al obligar a elegir entre salud (física y mental) o libertad. Una falsa elección que acaba con todas las demás.

Definir la libertad no es tan complicado: la libertad consiste en poder elegir lo que es posible elegir (excluido por tanto el mundo físico de la naturaleza, que tiene sus propias leyes). Baruch Spinoza lo expresó con gran elegancia proponiendo que la libertad es poder llegar a ser lo que uno podría llegar a ser. O como dijo Isabel Díaz Ayuso durante el confinamiento abusivo de la pandemia, la libertad consiste en poder tomar unas cañas con los amigos sin el heroísmo de desafiar a la autoridad.

Efectivamente, no podemos elegir el sexo -lo siento, chalados queer– ni el metabolismo fisiológico, como tampoco podemos viajar por el tiempo o cancelar las leyes de la física. Pero podemos organizar nuestras vidas según preferencias y proyectos personales, emplear nuestros bienes y tiempo libre en lo que nos parezca mejor, incluyendo adicciones, leer lo que nos dé la gana o votar lo que prefiramos. Al menos, hasta que la lógica que te prohíbe comprar tabaco por tu bien vaya carcomiendo los derechos civiles y políticos esenciales.

Según esa misma lógica, ¿por qué permitir a la gente votar partidos o políticas que no le convienen? ¿por qué permitir la pornografía y la prostitución, o la blasfemia y el insulto, que siempre molestan a alguien? ¿y qué tal censurar ideas y obras perturbadoras o incómodas, que desafían al poder o la unanimidad social? ¿No sería mejor imponer la distopía de la felicidad planificada y obligatoria, tipo Un mundo feliz de Aldous Huxley? Hoy en día un proyecto así es más factible tecnológicamente que hace un siglo.

Los límites del poder

La libertad solo progresa cuando se entiende y aplica el principio de gobierno limitado: el poder tiene que tener límites y debe ser posible obligarlo por ley a respetarlos; no prever esa limitación y dejarlo todo a las buenas intenciones de las élites, como hace nuestra propia Constitución, conduce al desastre del sanchismo, que no es un caso único: ocurrió con la Constitución alemana de Weimar, que abría la puerta a la dictadura en caso de necesidad.

Edmund Burke dijo que para que gane el mal basta con que los buenos no hagan nada, y en una película de Woody Allen un personaje dice que cuando oye música de Wagner le entran ganas de invadir Polonia. Pues bien, la prohibición de adicciones por nuestro bien es el mal wagneriano que avanza por incomparecencia del bien y el nuevo vasallaje que avanzan de la mano del conformismo y la sumisión, justificados por el fatalismo político y la opinión de esos expertos que piensan y deciden por ti (incluso por los expertos que no existen, como los de la fantasmal comisión del covid del gobierno Sánchez). Es hora de rebelarse, y precisamente por salud bien entendida.

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Vídeos


Alfonso Serrano, diputado del PP, da a probar de su propia medicina. 190424

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Música de Diana.


«Morning Has Broken« [1971],de Cat Stevens en su álbum Teaser and the Firecat.
Vía Diana Lobos, 170424.

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Humor
La viñeta de Caín: 17 de abril de 2024
Felipe Hernández Cava ‘Caín’, España, 1953’y Federico del

V Barrio (ilustrador, España, 1957), en la Razón

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