.

EQM_091215.

Gustavo Bueno:

«El problema más grave que tiene España es la estupidez – La corrupción más peligrosa que padece España no es política, financiera o fiscal, sino cultural. La falta de ideas claras, la confusión, el todo vale. Esta corrupción a la que me refiero no se puede eliminar por vía judicial y genera un porvenir siempre incierto.»

En El Mundo, 081215.

.

No siente a un ZP en su mesa, por favor

Hasta que un pacto de Estado no culmine el deseable proyecto de recluir a este arruinador muchacho en una plataforma marítima con el objetivo de contar nubes sin cuento durante el resto de sus días, no dejará de dar guerra, allí donde todo el mundo lo espere, en pro de la paz perpétua.

Estos azarosos días, preludio de las elecciones venezolanas, decidió ir a visitar al chavista Maduro con esa alegría de la huerta que él suele repartir como mantra y lo cierto es que este pobre chico consiguió que, a diferencia de los demás exmandatarios demócratas que por allí se dejaron caer, el régimen bolivariano le recibiera con todos los honores y divulgara su presencia incluso cuando se paseaba por Caracas vestido de bailarín o saliera del palacio presidencial danzando como un rey en Nueva York.

Al respecto, he leído comentarios de lo más chocantes. Incluso le han convertido en agente especial, ya que dicen que fue a Venezuela por encargo de los poderes fácticos [?] para convencer a Maduro de que iba a perder por goleada y que lo mejor que podía hacer es no resistirse con su somatén bolivariano porque el ejército no se lo iba a permitir…

Lo de ficharle para su fundación es broma mía pero este saltimbamqui es capaz de cualquier extravagancia, por muy surrealista que nos pueda parecer.

EQM

pd.- También dicen que, en el debate del lunes, el hermoso Pedro Sánchez no pudo afearle al coletas sus amores con el chavismo arruinado precisamente por el desconcierto que produjo en el PSOE que el bailarín ocupara su tiempo muerto en payasear por la Presidencia de la República bolivariana.

Aviso a navegantes: continúa su carrera de gafe: allí donde se mete, el arruinador ZP, arruina.

.

¡Venezuela!

Santiago González en su blog, 071215.

Pie de foto: Entonces me puse tal que así y le dije: “Mira Nicolás, lo que tienes que hacer mañana es perder las elecciones. Total, ¿a ti qué más te da, hombre?

José Luis Rodríguez Zapatero se entrevistó con Nicolás Maduro. Él no era un observador internacional ni un testigo inamistoso, como los expedientes de Panamá, Costa Rica Uruguay, Bolivia, Colombia. El presidente la Asamblea Nacional, Diosdado cabello ha pedido la expulsión de los tres últimos: Alberto la Calle, Jorge Quiroga y Andrés Pastrana, mientras recibía con honores al invitado, que no observador, José Luis. En qué manos hemos estado. Zapatero no aprecia falta de garantías en los comicios, dice un titular de ABC. Natural, no iba para eso.

Hoy sería muy interesante que Pablo iglesias diera una rueda de prensa para explicar lo de Venezuela. Acompañado, a ser posible, por Monedro, el hombre que cobró de Venezuela 425.100 euros por un informe sobre una materia que desconocía y Luís Alegre, a quien pagó Maduro 15.000 euros por un tesis hagiográfica sobre Hugo Chávez. También podría ir el niño de Carolina Bescansa, para hacer de manita inocente. He aquí algunos opiniones de Iglesias sobre la Venezuela chavista:

Hoy los demócratas hemos perdido a uno de los nuestros. (El día de la muerte de Chávez)

Una locutora bolivariana le pide un mensaje para los españoles que viven en Venezuela: “Pues qué envidia me dan”.-tengan cuidado: Hugo Chávez es muy peligroso para los poderosos, pero muerto sería invencible.

Es muy interesante vivir en un país como este (Venezuela) donde se están produciendo tantos cambios y tantas transformaciones que se están convirtiendo en un ejemplo democrático para los habitantes del sur de Europa.

Qué es lo que haría un gobernante decente? Expropiar, es decir, democracia. Ser demócrata es expropiar.

Cuando definimos al enemigo, yo creo que todos estamos de acuerdo en que el enemigo es la lógica capitalista, ese enemigo solamente entiende un lenguaje: el lenguaje de la fuerza.

Me gusta quien moviliza al Ejército para decir a los mercados: “cuidado, que las pistolas ahora las tengo yo”.

Mi comentario de hoy a las 8:15 en Herrera en COPE:

Venezuela

SG

Después de una noche de tensión y espera, con dos retrasos en la hora de cierre de los colegios y cuatro horas y media sin un solo dato del escrutinio, Nicolás Maduro ha aceptado la derrota. La Mesa de Unidad Nacional ha obtenido más del doble de escaños que el chavismo: 99 frente a 46, cuando faltan por asignar 22 escaños. A la oposición le bastarían dos de ellos para alcanzar la mayoría de 3/5 con los que podría impulsar una moción de censura contra Maduro y su Gobierno. Si llegara a los dos tercios, 13 diputados más podría abrir un proceso constituyente, derogar la constitución bolivariana.

Pablo Neruda describió el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, con unos versos que valen para el presente: “Hasta que por las calles de Caracas/ las bocinas se unieron en el viento./Se rompieron los muros del tirano/ y desató su majestad el pueblo”.

Ayer hubo imágenes chocantes de las elecciones venezolanas. No fueron los abucheos que recibieron significados chavistas en sus colegios electorales, como el propio hijo de Hugo Chávez, sino la inexplicable alegría que mostraba José Luis Rodríguez Zapatero a las puertas del palacio de Miraflores, después de entrevistarse con Nicolás Maduro. Ya sólo falta una rueda de prensa de Monedero y Pablo Iglesias para explicarnos estas elecciones.

Ilustración de Santiago Sequeiros [Argentina, 1971] en El Mundo, 081215.

.

Histórico y heroico

Cayetana Álvarez de Toledo en El Mundo, 081215.

Escribo cuando la Mesa de la Unidad venezolana ha sobrepasado la frontera decisiva de los 112 escaños. Con este resultado, Maduro está políticamente obligado a adelantar las elecciones presidenciales.

Hace poco, sin embargo, vivimos una noche triste en Madrid. Se hablaba de la sentencia que un tribunal contaminado hasta la náusea había impuesto a Leopoldo López: 13 años, 9 meses y 7 días de cárcel. Lilian Tintori, como siempre, iluminaba a los demás con su sonrisa. Entre anécdotas del juicio, contó: «La juez leyó la sentencia. Leopoldo me miró. Yo lo miré. Los dos pensamos exactamente lo mismo y sin hablar nos prohibimos el uno al otro seguir pensándolo: ¡Vamos a tener más de 50 años!». Y Lilian estalló en risas. No porque dudara un segundo de la crueldad de Maduro ni de la capacidad del chavismo para perpetuar su grotesca agonía otros 15 años más: ahí está el perfil desconchado del malecón de La Habana, con sus consignas arcaicas y sus siluetas desoladas, para recordar a los venezolanos que las dictaduras no se desploman solas. Lo que movía a Lilian era otra cosa, mucho más poderosa y profunda: la impresionante fuerza de su convicción democrática. Ella, Leopoldo, Antonio Ledezma, su mujer Mitzy, María Corina Machado, Henrique Capriles, Julio Borges… Nunca perdieron el ánimo. Jamás perdieron la esperanza. Siempre confiaron en los venezolanos, en sí mismos y en la libertad.

Las elecciones venezolanas del 6 de diciembre pasarán a la historia como uno de los momentos estelares de la humanidad, por citar al noble Zweig. No sólo marcan el principio del fin del chavismo, compendio anacrónico de miseria y violencia. También ofrecen lecciones políticas y morales importantes. La primera es que votar no es sinónimo de democracia. Esto parece evidente, pero ha costado sangre, sudor y lágrimas que fuera asumido por los gobiernos respetables del mundo. Durante años, unos y otros, europeos y americanos, jugaron frívolamente con los eufemismos. Democracia bolivariana. Democracia híbrida. Democracia populista. Democracia formal. Por temor o por simple cálculo, no querían llamar a las cosas por su nombre. No querían decir: «Venezuela es una dictadura, aunque se vote». Como si no se hubiera votado, y abundantemente, bajo Franco. Esto permitió al chavismo estirar durante años una inmerecida pátina de legitimidad. La misma que ahora intenta recuperar gracias a las elecciones del domingo.

Tanto desde las enfáticas tribunas oficiales como desde el subterráneo de las redes sociales llega el mismo mensaje averiado: «Con que era una dictadura, eh. Con elecciones y opositores victoriosos, eh». Sí, lo era. Y lo seguirá siendo mientras haya presos políticos, medios censurados, una justicia sometida y una policía política. Las elecciones del 6 de diciembre no fueron unas elecciones democráticas, sino un combate desigual entre dictadura y democracia. Y ganaron los defensores de la democracia. Quien legitima esas elecciones no es Nicolás Maduro al convocarlas o al reconocer su derrota. Quien convierte una estafa democrática en una esperanza para la democracia es la oposición. Porque acepta librar una contienda electoral clamorosamente desigual. Porque moviliza a los ciudadanos de forma masiva y a la vez pacífica en defensa de su derecho a votar en libertad. Y porque lo consigue a pesar del encarcelamiento de sus líderes, de la mordaza mediática, del chantaje y amedrentamiento de amplios sectores de la población y hasta del asesinato de uno de sus dirigentes en pleno mitin de campaña. Ha sido una gesta histórica y heroica. Un triunfo de la democracia clásica sobre la dictadura posmoderna.

La segunda lección que deja este memorable 6 de diciembre remite al viejo debate sobre las estrategias y actitudes en política. Entre la condescendencia de un ex presidente extranjero convertido en muda coartada del chavismo y el coraje de un hombre que acepta ingresar en la cárcel para desnudar los abusos de una dictadura media un abismo político y moral. Y lamento que Zapatero sirva una vez más de contraejemplo. No hay virtud más importante en política que la responsabilidad. Y no hay responsabilidad sin riesgo. Es decir, sin valentía. El alcalde Ledezma, al que los asistentes al 30 aniversario de Cedice en Caracas escucharon pronunciar uno de los más estremecedores y eficaces alegatos contra el chavismo. Y al que las fuerzas chavistas detuvieron como a un vil terrorista. María Corina Machado, que desafió las amenazas, el acoso y la inhabilitación para recorrer cada palmo de su país en una campaña cuesta arriba. El bravo Julio Borges, que vuelve victorioso a una Asamblea en la que fue brutalmente agredido… Los dirigentes de la unidad venezolana no son simples demócratas; son militantes de la democracia. Saben que la democracia tiene que ser defendida o inexorablemente se evapora, primero holograma y luego vacío. Y saben que esa defensa tiene un alto coste personal. Por eso son admirables y por eso son líderes.

De hecho, esta proliferación de liderazgos ha sido, y sigue siendo, uno de los principales desafíos internos de la ya mayoría política venezolana. Y aquí también se impone una lección. Así como «una casa dividida contra sí misma no podrá seguir en pie» (Lincoln), tampoco la oposición venezolana habría logrado desafiar y derrotar en las urnas al chavismo sin la conmovedora unión forjada por partidos de ideología radicalmente diferente pero un suelo transversal de valores democráticos comunes. Delicada, precaria, por momentos profundamente agrietada, la Mesa de la Unidad ha prevalecido sobre las rivalidades internas y las maniobras externas de división. Hoy es el brillante precedente de la Transición democrática que Venezuela merece y necesita. Es sin duda un guiño entrañable del destino que a partir de ahora venezolanos y españoles puedan celebrar juntos el 6 de diciembre.

Cayetana Álvarez de Toledo es directora del Área Internacional de FAES y portavoz de Libres e Iguales.

••

•••

 

Notas.-

Enlaces [en azul cuando se trata de textos ajenos] y corchetes son aportados por EQM. También, por razones discutibles de legibilidad en internet, el incremento de párrafos en textos ajenos, respetando el contenido, que puede leerse en el original pinchando el enlace.